11 de Septiembre: Cuatro historias

Por Juan Carlos Giuliani*

¿Padre inmortal?

El 11 de septiembre de 1888 muere en Asunción del Paraguay Domingo Faustino Sarmiento. La fecha fue la elegida por el poder para instituir en nuestro país el “Día del Maestro”. Elevado al sitial de “Prócer de la Patria” por la historiografía oficial y por el liberalismo de derecha e izquierda, el Padre del Aula luchó con la espada, la pluma y la palabra.

Cuadro sobresaliente al servicio de la oligarquía que impuso su proyecto agroexportador, no se privó de festejar que le enviaran como ofrenda la cabeza del “Chacho” Peñaloza asesinado en Olta, La Rioja, por los salvajes unitarios. “No ahorre sangre de gaucho que sirve para abonar la tierra”, le escribió con absoluta convicción a Mitre durante la Guerra de la Triple Infamia.

Autor de la célebre disyuntiva: “Civilización o barbarie”, no duda en identificar a la primera con las clases decentes que miran y admiran a Estados Unidos y Europa y, en la vereda de enfrente, a las montoneras criollas, los gauchos, indios y caudillos federales que luchan por un proyecto nacional. La contradicción “Civilización o Barbarie” sigue presente mientras permanece inconcluso el Proyecto de Liberación Nacional y Social de la Argentina.

Un hombre digno

El 11 de septiembre de 1973 se suicida en el Palacio de la Moneda el presidente chileno Salvador Allende. Ejemplo de dignidad y coherencia política, Allende prefiere inmolarse antes que caer en manos del genocida de Pinochet y su pandilla que bombardeaban la sede de la Casa de Gobierno con el visto bueno de la CIA.

Como bien apunta Gabriel García Márquez: “A la hora de la batalla final, con el país a merced de las fuerzas desencadenadas de la subversión, Salvador Allende continuó aferrado a la legalidad. La contradicción más dramática de su vida fue ser al mismo tiempo, enemigo congénito de la violencia y revolucionario apasionado, y él creía haberla resuelto con la hipótesis de que las condiciones de Chile permitían una evolución pacífica hacia el socialismo dentro de la legalidad burguesa”.

Su entrega sigue viva en la memoria colectiva del pueblo latinoamericano.

¿Autoatentados?

El 11 de septiembre de 2001, mientras la CTA lanzaba sus siete columnas a caminar y promover por todo el país el plebiscito de un shock redistributivo a través del FRENAPO, un par de aviones se estrellaba en las Torres Gemelas, símbolo del capitalismo financiero en el corazón de Nueva York.

El S-11 con el que el régimen de Bush aprovechó para redoblar la fuerza belicista del Imperialismo en todo el mundo bien pudo haber sido autoatentados.

Así lo escribió en un libro muy bien documentado nuestro compañero y amigo, el ya desaparecido periodista, escritor y militante revolucionario Carlos Suárez.

Los numerosos testimonios de personalidades e instituciones que en el mundo han cuestionado la versión oficial acerca de los hechos de las Torres Gemelas y el Pentágono, adquirieron una resonancia masiva a partir del año 2005.

“Todos ellos acusan a los gobernantes norteamericanos como culpables de la planificación y ejecución de lo que ya muy pocos dudan que hayan sido autoatentados” dice Suárez en su libro “11-S Autoatentados”.

El autor de esta nota junto a Stella Calloni y Carlos Suárez en la presentación del libro “11-S Autoatentados”

Kurt Sonnenfeld ha defendido la tesis de que lo sucedido el 11 de septiembre del 2001 en Estados Unidos, cuando las Torres Gemelas de Nueva York colapsaron luego de que impactaran dos aviones comerciales en las dos edificaciones, es una farsa.

Por esto el gobierno de Estados Unidos lo persigue y ha emitido un pedido de extradición. El camarógrafo, que se encuentra refugiado en Buenos Aires con su familia, tiene en su poder 22 horas de filmación sobre el suceso de septiembre que prueban su teoría.

El hambre es un crimen

El 11 de septiembre de 2001 -el mismo día que caían las Torres Gemelas en Nueva York- partieron desde el Congreso de la Nación siete columnas para iniciar desde distintos lugares de nuestro país caravanas que recorrieron pueblos y ciudades y culminaron el 21 del mismo mes en un multitudinario acto en la Plaza de Mayo.
Este domingo 11 de septiembre se cumplen 21 años de la partida de las siete columnas constituidas en 2001 por el Frente Nacional contra la Pobreza (FRENAPO) para recorrer a lo largo y ancho toda la Argentina, difundiendo la convocatoria a una Consulta Popular.
Consulta que permitiera establecer tres mecanismos fundamentales para terminar con la pobreza: La Asignación Universal por Hijo; la Asignación a la Vejez y el Seguro de Empleo y Formación, para garantizar que no haya ningún hogar pobre en la Argentina, un desafío político, social, económico y moral que aún sigue pendiente.

Ese 11 de septiembre de 2001 partían siete micros, que eran las cabezas de las columnas con las que se recorrió todo el país, llevando en cada uno entre 50 y 55 dirigentes, que se reunieron ese día en la Plaza Congreso para marchar a los diferentes extremos del territorio nacional.

Por el Río Uruguay hasta Iguazú, pasando por Zárate, Oberá, Posadas; siguiendo el curso del Río Paraná hasta Clorinda, Formosa, pasando por Baradero, Villa Constitución, Rosario, Santa Fe; yendo hasta La Quiaca, en el extremo norte de Jujuy, pasando por Santiago del Estero, Añatuya, Rafaela, Venado Tuerto, San Antonio de Areco; hasta la frontero con Chile, pasando por Pergamino, Villa María, Río Tercero, Córdoba, La Rioja, Chilecito, Catamarca; cruzando Cuyo, pasando por Luján, Junín, Río Cuarto, Villa Mercedes, San Luis, San Juan y Mendoza; y yendo hacia los extremos de la Patagonia, cruzando las laderas de las montañas hasta Bariloche, pasando antes por Cutral-có, Neuquén, General Roca, General Pico, Santa Rosa; y hasta el litoral patagónico, desde Ushuaia pasando por Río Gallegos, Puerto San Julián, Caleta Olivia y Comodoro Rivadavia.

*Periodista. Escritor. Congresal Nacional de la CTA Autónoma en representación de la provincia de Córdoba