La CTA-A participó de una charla con Silvia Federici

Por Elisa Corzo e Inés Hayes

En la tarde del jueves pasado, compañeras y dirigentas de la CTA Autónoma y otras organizaciones, recibieron a la investigadora, docente y militante italiana Silvia Federici, en la Fundación Rosa de Luxemburgo. La necesidad de seguir construyendo un feminismo internacionalista, para lograr la verdadera liberación de las mujeres y las disidencias, estuvo en el centro de la escena. “Argentina es un lugar que nos enseña muchas cosas, como esto de ver distintos espacios que se juntan, es una gran fuerza organizada”, señaló Federici.

Silvia Federici llegó temprano a la Casa que la Fundación Rosa de Luxemburgo tiene en Buenos Aires, en el barrio porteño de Monserrat. Lo primero que hizo fue abrazar a una compañera de la Asamblea Feminista de la Villa 31: “cómo estás, qué lindo verte”, le dijo y luego comenzó a preguntarle cómo iban las cosas en la Casa de la Mujer y cómo seguía el proceso de urbanización. “Las cosas andan mal”, dijo la compañera, “el hambre y la crisis golpean fuerte en nuestros barrios y las construcciones que está haciendo el Gobierno parecen de cartón”.

De a poco fueron llegando compañeras de diferentes organizaciones como CTEP, la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT), trabajadoras organizadas de la Línea 144, que atiende denuncias por violencia de género, cooperativistas de empresas recuperadas, costureras, trabajadoras del Estado nucleadas en ATE y la CTA-A, representantes de comunidades indígenas de Argentina y de otros países de América Latina y cada una de ellas, luego de saludarse entre sí, se acercaba a Silvia para abrazarla y entregarle algún regalo (libros, flores, afiches de sus organizaciones).

La encargada de abrir la charla, que funcionó horizontalmente, fue la socióloga y militante feminista Verónica Gago: “en estos últimos años, los feminismos hemos construido autoridad para hablar y hacer diagnósticos sobre la crisis. Estos encuentros sirven para seguir construyendo un feminismo internacionalista”.

Sentada también al lado de Federici, Lucy Cavallero, también militante feminista, agregó: “tenemos que seguir pensando en cómo seguir construyendo sindicatos y organizaciones sindicales feministas y no perder de vista el rol que está cumpliendo el endeudamiento privado y público en la profundización de la crisis y en nuestras economías, en nuestras casas”.

En representación de ATE y de la CTA Autónoma habló Clarisa Gambera, secretaria de Género de la CTA A Capital, quien se refirió a la resistencia que genera ser feminista en el sindicalismo. “Lo que venimos construyendo desde el feminismo y desde la CTA-A, que nace como una Central de nuevo tipo, vuelve a revitalizarse desde el feminismo”, explicó Gambera haciendo referencia a que cuando nació la CTA en los ´90 lo hizo integrando en su seno a los trabajadores y trabajadoras desocupadas, de la economía popular, es decir, a todos y todas las trabajadoras por su condición de ser parte de la clase.

La dirigente habló además de la necesidad de seguir construyendo poder feminista dentro de los sindicatos y poder alcanzar lugares de decisión: “Las estatales somos mayoría en los sindicatos pero no en los cargos de representación”, ejemplificó.

“En nuestra organización también somos mayoría de mujeres pero abajo estamos las compañeras y arriba las decisiones las toman los varones”, señaló Belén Rosa de la Organización Libres del Pueblo de la CTEP.

Con la experiencia de la organización en la piel, Verónica, delegada de las trabajadoras de la línea 144 de la Provincia de Buenos Aires subrayó la doble precarización que sufren, la laboral y la de la pauperización de la política pública de estos 4 años de Gobierno neoliberal.

“Nos dimos cuenta que somos las mujeres las que sostenemos casi todo en el barrio, desde la alimentación de nuestros pibes, pibas y familias, hasta la urbanización”, dijo Andrea, de la asamblea feminista de la Villa 31.

Soberanía alimentaria y soberanía sobre nuestros cuerpos

La necesidad de seguir construyendo modelos de producción sin agrotóxicos y basados en el cooperativismo y el autosustento también estuvo en las exposiciones. Rosalía de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Tierra (UTT) dijo: “venimos de varias luchas para hacer visible la contaminación de los alimentos.  El agronegocio está fuertemente relacionado con el patriarcado, pero hay otro campo que es el campo de los sectores populares. Se están formando compañeras campesinas con mirada de género”.

También tomó la palabra una compañera costurera quien se refirió a cómo está creciendo la violencia de género entre las trabajadoras del sector textil y la imposibilidad que tienen, en medio de esta crisis, de poder separarse y llevar adelante una vida libre de violencia: “el nivel de violencia crece pero por la crisis no pueden salir de sus casas donde conviven con sus maridos violentos”, destacó.

Aura Lolita Chávez Ixcaquic, de la Red de Sanadoras Ancestrales de Guatemala, del Consejo del Pueblo K’iche’ -CPK-, y que debió exiliarse de su territorio por la violencia ejercida sobre ella, hizo un llamamiento a que las feministas se interpelen desde el amor.  “Vengo de territorios en disputa y abrazamos las luchas feministas, pero queremos interpelar con amor profundo y decir que  estamos cansadas que se plantee que las agendas que se pueden generar desde los territorios y la vida cotidiana son ataques. Hablar de plurinacional es hablar de que el capitalismo y el patriarcado desde que llegaron a nuestros territorios nos han violentado. Me dicen ‘espanta turismo’, ‘anti desarrollo’, pero ya nos resbala. Vamos a seguir porque nuestra propuesta es emancipatoria y choca contra el neoliberalismo, el colonialismo y el patriarcado”.

Retomando a Berta Cáceres, agregó: “defendemos los territorios. Llamamos al acuerpamiento, sigamos tocando privilegios y cuidándonos. Es importante encontrarnos en defensa de la tierra”.

Luego, una trabajadora de una empresa recuperada contó que en su sector se abordó tardíamente la cuestión de la mujer: “recién en 2014 empezamos a poner el foco ahí, en el rol de la mujer en los cuidados. Muchos de esos debates volvieron a foja cero con Macri, tuvimos que volver a lo básico, a resistir el tarifazo, los juicios, los desalojos”.

Claudia Baigorria, Secretaria General Adjunta de la CTA-A y de Conaduh, también tomó la palabra: “es necesario que las mujeres intervengamos en política porque sabemos que las crisis tienen su raigambre en el patriarcado, y venimos siempre nosotras a hacernos cargo de las crisis, como pasó en la dictadura con las Madres, con las madres de víctimas del gatillo fácil, entre otros ejemplos”.

La dirigenta señaló además que: “no creemos en la unidad de una sigla sino en reproducir en nuestras organizaciones estos debates que creamos las mujeres y disidencias. Celebro estos espacios y el desafío es poner en práctica una coordinación más fuerte, política, que no niegue nuestras identidades, el camino de dónde venimos cada una”.

Tras escuchar atentamente a todas las compañeras, mientras iba tomando nota en su cuaderno, Silvia Federici, con su voz suave y su hablar pausado dijo que la mayoría de las víctimas de las migraciones y de la violencia son las mujeres y que la crisis capitalista se acentúa cada día más: “debemos poner en el centro de la política feminista el tema de la migración”, señaló.

En relación al crecimiento de la organización feminista en los ámbitos sindicales señaló que este ha sido un gran año pero que por otro lado, sobre todo en Europa y Estados Unidos, “los sindicatos se han integrado tanto al poder que la gente se ha desenamorado”. Sin embargo señaló que en Estados Unidos, país en el que vive desde hace años, se persigue tanto a los y a las migrantes porque fueron quienes encabezaron la lucha sindical, por sus derechos laborales y de condiciones de vida. “La economía de Estados Unidos depende de los y las migrantes. No es que el capitalismo no quiere a los migrantes sino que los quiere como esclavos, no organizados”, dijo Federici.

La investigadora, docente y militante feminista ítalo-estadounisense alertó además sobre el avance sobre los derechos de las mujeres en Estados Unidos, donde, a pesar de que el aborto es legal hace décadas, en Estados como Alabama se estableció la pena de muerte para médicos que practiquen abortos. “Otorgarles a los fetos estatuto de personas es la nueva forma de control social sobre las mujeres y de criminalizar a las migrantes”, señaló, y ejemplificó con dos casos recientes. Uno, de una mujer negra embarazada que en una pelea con otra, fue herida con un cuchillo y encarcelada por haber expuesto al feto al peligro, y otro, de una mujer a la que encarcelaron por sufrir un accidente de tránsito.

“Es muy importante cuando se lucha por el derecho al aborto, luchar al mismo tiempo por el derecho a ser madres, sobre todo en estas regiones signadas por la esclavización, por las esterilizaciones masivas, por la criminalización de las madres. Esto es control sobre nuestro cuerpo”, subrayó.

Federici llamó a entender la violencia “en términos bien amplios”. Y contó que en el colectivo de acción política que integra en Estados Unidos están trabajando el tema de la deuda como violencia. “Las personas en Estados Unidos son las más endeudadas del mundo, sobre todo las mujeres asalariadas: la deuda es una forma de control político para desempoderarnos”.

Por último, saludó y celebró la fuerte organización feminista en nuestra región: “En mi país hay lucha pero no como aquí. Argentina es un lugar que nos enseña muchas cosas, como esto de ver distintos espacios que se juntan, es una gran fuerza organizada, como el Encuentro de octubre de Mujeres y disidencias”, concluyó.

Fotos: Elisa Corzo

Fuente: www.agenciacta.org