50 años de las Ligas Agrarias: “Quienes descubrimos la lucha por el otro, no podemos volver atrás”

Dirigentes del histórico movimiento rural conmemoraron el Cabildo Abierto fundacional y el legado de la organización. Debates actuales como reforma agraria, agroecología, producción de alimentos y desconcentración de las ciudades, en la experiencia que aglutinó a pequeños y medianos productores en los 70.

Bajo el lema “Hoy como ayer, grita lo que sientes”, referentes de las organizaciones que compusieron las Ligas Agrarias participaron de una actividad en la que recordaron el Cabildo Abierto del Agro Chaqueño y pusieron en valor la historia de la organización, con experiencias aplicables a las discusiones actuales.

Cristian Vázquez, director de la Escuela de Formación Libertario Ferrari de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA), investigador de las Ligas formoseñas, uno de los organizadores de la reunión, publicó una reseña como parte de la invitación:

Nacieron en el Chaco, pero rápidamente se expandieron a todas las provincias del Nordeste (Chaco, Santa Fe, Misiones, Formosa y Corrientes) e, incluso, se propagó a otros puntos del territorio nacional (Entre Ríos, Córdoba y Buenos Aires). En cada una de las provincias, las Ligas se fueron organizando en torno a la familia rural y con un fuerte arraigo territorial, es decir, una construcción desde las bases.

Para percibir el espíritu del movimiento, nada mejor que recuperar las palabras de los documentos de la época: “las Ligas Agrarias están para que nos defendamos nosotros los agricultores; están para que nos defendamos de los intereses que nos tienen presos, sin que veamos ninguna posibilidad de salir de nuestra situación de hambre y miseria. Para que haya justicia en el campo, para que nuestros hijos puedan tener educación, vivienda, tierra suficiente y podamos así, los campesinos vivir como merece vivir un hombre”.

Decididos a hacer valer sus derechos, tantas veces negados, los hombres y mujeres del campo se enfrentaron a los monopolios nacionales e internacionales, a los terratenientes que acaparaban las mejores tierras y desalojaban a los campesinos y al gobierno militar de Alejandro Lanusse. El movimiento agrario fue creciendo y creciendo hasta transformarse en el actor colectivo con mayor grado de organización y movilización en la región del NEA. En su conjunto, las Ligas llegaron a organizar, de acuerdo a algunas estimaciones, a más de 20.000 familias y 54.000 jóvenes. Aún hoy, continúa siendo una de las experiencias organizativas más importantes del medio rural en la historia nacional.

Como aprendemos de la historia y del mismo pueblo, los procesos sociales “no se detienen ni con la represión ni con el crimen”. Con las Ligas Agrarias, sin duda fue así.

Los testimonios

La primera en tomar la palabra fue Beatriz “Tudy” Nocetti, integrante del Movimiento Rural de Acción Católica, quien destacó: “Seguimos siendo fieles a un pueblo luchando por sus derechos. Seguimos en la lucha, por construir una patria justa para todas y todos, y que las mujeres seguimos desarrollando un camino que no vuelve atrás”

Luego, Osvaldo “Quique” Lovey, ex militante de las Ligas Agrarias del Chaco y ex presidente del Instituto de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar de esa provincia, invitó a reflexionar sobre “el sentido que se le puede dar hoy a estas consignas, a estas luchas, que las Ligas Agrarias representaron en su momento en defensa de la agricultura familiar”.

“En el Chaco hemos desarrollado una experiencia continuidad de las Ligas que son los Consorcios Productivos de Servicios Rurales”, destacó sobre la experiencia en la gestión del Estado.

“La agricultura familiar tiene que ser planteada como una alternativa real de desconcentración de ciudades  y al mismo tiempo la posibilidad de modificar la estructura productiva de los alimentos en Argentina”, concluyó Lovey.

Por su parte, Irmina Kleiner contó: “Soy un testimonio de las cosas que se plantean, porque en el 69 comenzó mi despertar en un curso que se hace en mi pueblo organizado por el movimiento rural, para mí fue un antes y un después, se me abrió el mundo, yo tenía 16 años, a partir del curso organizamos nuestro grupo rural de jóvenes para la tarea comunitaria”.

A su lado, Remo Vénica analizó que “lo que hay que rescatar de este gran movimiento, casi único en América Latina, es que fue un movimiento de masas en el que las decisiones partían de asambleas comunitarias”. Y consideró: “No puede haber vuelta atrás en la conciencia masiva del campesinado de la Argentina, a pesar de la dictadura, la mayoría de los dirigentes nunca hemos aflojado, porque se hizo carne la estrategia de transformación, revolución del ser humano y las comunidades locales”

Y advirtió que “el campo necesita 10.000 familias para desarrollar esta estrategia, tenemos que crear el Ministerio de la Tierra. La Argentina es el único país del planeta que no hizo reforma agraria”.

“Quienes descubrimos el amor, la fraternidad, la lucha por el otro, no podemos volver atrás”, finalizó Remo.

En su intervención, Eugenio Kasalaba, otro de los históricos referentes de las Ligas en Misiones, habló de las Ferias Francas que durante 2020 cumplieron 25 años en su provincia, de las cuales es impulsor: “En los 90 nos dimos cuenta que la lucha se ganaba asegurando la comida, la lucha era quedarse en la chacra, no depender del mercado”, dijo.

Susana Benedetti, también del Movimiento Agrario Misionero, profundizó sobre la perspectiva de género y el rol de las mujeres: “La mujer rural misionera tuvo un papel más que importante en la lucha campesina, eras las mujeres los que hacían parar los camiones durante los paros. Como mujeres siempre luchamos por la familia, y eso dio sus frutos”, destacó.

Por último hablaron Guillermo Dure e Isabel Arguello, de la Unión de Ligas Formoseña.

“La escases de tierra que generaban los grandes productores, esa necesidad generó en los productores la necesidad de organizarse y luchar por el cambio, y ese cambio pegó fuerte en el campesinado. Estas acciones nos enseñaron a ver el futuro con esperanza, entendiendo que la lucha es por el futuro”, valoró Guillermo.

Por su parte, Isabel habló de cómo se dieron los debates para desarrollar la participación de las mujeres en la organización: “Hemos estado presente en todas las luchas agrarias, en manifestaciones, como dirigentes, etc. Las ligas desde su comienzo tuvieron la preocupación de que participara la familia”, cerró.

También participaron del encuentro y la organización de la jornada, Carlos Carballo, asesor de las Ligas correntinas, y la investigadora Florencia Contardo.

La síntesis histórica de Cristian Vázquez concluía con una invitación a repensar la experiencia histórica en clave actual: “Hoy, a cincuenta años de su creación, las Ligas son recordadas como la irrupción del campesinado en la historia argentina, sujeto social invisibilizado y rechazado en el discurso hegemónico. Hoy los movimientos campesinos surgidos a la vuelta de la democracia se presentan como herederas de las Ligas, retoman las mismas consignas y levantan las mismas banderas. Hoy las Ligas son ejemplo de lucha y solidaridad para los hombres y mujeres que viven de trabajar la tierra. Hoy las Ligas Agrarias siguen sembrando dignidad, labrando esperanza y cosechando futuro”.

La actividad contó con el apoyo de un gran número de organizaciones y organismos de derechos humanos, como la CTA Autónoma, el CELS, HIJOS, ATE, MEDH, UTEP, Abuelas, de Plaza de Mayo, Familiares, APDH, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre, etc.