A 43 años de su muerte: El ejemplo de Tosco palpita en el corazón de los que luchan

Este 5 de noviembre se cumplen 43 años de la muerte del dirigente sindical y uno de los principales actores del Cordobazo, Agustín Tosco, quien falleció a los 45 años, víctima de una encefalitis bacteriana.

La CTA Autónoma de la Provincia de Córdoba rinde su homenaje a uno de los líderes del sindicalismo revolucionario, combativo y antiburocrático y afirma que “su ejemplo debe ser la guía que nos lleve a fortalecer la autonomía de la clase trabajadora, la libertad y democracia sindical”.

“En esta etapa de revanchismo oligárquico, la CTA-A enarbola como bandera la unidad de acción y concepción en la lucha contra el neoliberalismo y fomenta la perspectiva de construir un proyecto político emancipador desde los trabajadores para cumplir con el sueño inconcluso de Agustín Tosco, Atilio López, René Salamanca y tantos otros emblemas de lealtad y dignidad en la lucha sin cuartel contra los explotadores, y en defensa de los intereses de la clase trabajadora y el pueblo”, indica una declaración firmada por Federico Giuliani; Ariel Gómez y Eugenia Palacio, Secretario General y secretarios adjuntos, respectivamente, de la Central cordobesa.

Y remata: “Como decía ‘El Gringo’ Tosco, la CTA Autónoma de Córdoba proclama que la única división que nosotros hacemos es entre los que luchan y los que se entregan”.

Tosco planteaba que existían dos tipos de sindicalismo: Uno era el sindicalismo de los burócratas que desconocía la democracia directa y se eternizaba en los sillones. Por otro lado, estaba el sindicalismo de liberación, que definía como “el que asume una misión y una responsabilidad global, social y nacional. Es el que plantea la transformación revolucionaria de las estructuras y que reclama que los grandes medios de producción y las palancas fundamentales de la economía sean de propiedad estatal–social y no privada”.

Agustín, “El Gringo”, Tosco nació el 22 de Mayo de 1930 en Coronel Moldes. De origen muy humilde, Tosco siempre fue un gran aficionado a la lectura. Y eso le permitió acrecentar sus conocimientos y superar su timidez.

Con una gran capacidad de oratoria, Tosco comenzó a trabajar (poco después de terminar el secundario) en la Empresa Provincial de Energía de Córdoba (EPEC). Allí comenzó su carrera como sindicalista. Con 19 años, fue elegido subdelegado y un año más tarde, delegado.

En 1952 es electo secretario del cuerpo de delegados de Luz y Fuerza de Córdoba. Y en 1954 es elegido secretario gremial del secretariado nacional de la Federación Argentina de Trabajadores de Luz y Fuerza (Fatlyf). Ocupó ese cargo, hasta que en 1955 la Revolución Fusiladora de Pedro Eugenio Aramburu intervino el sindicato.

Ese año, el 1º de Mayo, Tosco comandó el acto del Día del Trabajador pidió por la libertad de los presos gremiales, la normalización de los gremios y de la CGT, y se reclamó por salarios justos. En 1956 el régimen de Aramburu lo arrestó en el marco de una creciente persecución política y sindical que caracterizó a su régimen dictatorial.

El 29 de Mayo de 1969, en Córdoba estalla la rebelión popular contra el gobierno de Onganía. El Cordobazo enfrentó a obreros y estudiantes contra el Ejército. Al respecto, Tosco dijo, “fue una rebelión obrera y popular. Surgió de la clase obrera y del pueblo. Lo esencial del Cordobazo es que surge de los trabajadores y de los estudiantes, y que ellos por sus convicciones salen a la calle a luchar”. Tras el Cordobazo, “El Gringo” fue condenado a ocho años de prisión por un tribunal militar, recuperando la libertad a los diecisiete meses.

En 1972, estando aún preso en la cárcel de Rawson durante el gobierno de la dictadura de los monopolios es nuevamente elegido dirigente del gremio y secretario adjunto de la delegación regional.

Tras la victoria del peronismo en el año 1973, Tosco debió pasar a la clandestinidad un año más tarde al ser intervenido el Sindicato de Luz y Fuerza. Un tiempo después sufre una enfermedad, pero es imposible que lo internen en los hospitales, porque estaba clandestino. Gracias a la ayuda de muchos y variados compañeros de Luz y Fuerza y militantes que simpatizaban con su lucha, fue ocultado durante más de un año.

A fines de octubre de 1975 fue internado en Buenos Aires, con nombre falso. Agustín Tosco murió en Buenos Aires el 4 de noviembre de 1975, a los 45 años. Sus compañeros llevaron su cuerpo sentado en el asiento del acompañante de una ambulancia hasta la ciudad de Córdoba. Oficialmente murió en Córdoba el 5 de noviembre.

El cuerpo fue velado en el domicilio particular de un dirigente lucifuercista, y luego trasladado al Club Redes Cordobesas, donde se montó la capilla ardiente.

A su entierro concurrieron unas 20.000 personas, pese a las amenazas de la Triple A. Al llegar el cortejo al cementerio San Jerónimo de Córdoba, unos cuantos matones, apostados en los techos de los panteones, dispararon contra la concurrencia, dejando varios heridos. Un grupo de trabajadores dejó el féretro en una bóveda ajena y recién por la noche lo trasladaron al panteón de Unión Eléctrica, donde sus restos permanecen hasta hoy.