A pata…

OPINIÓN

Sube la tarifa de taxis y remises, aumentó el boleto del colectivo a 18 pesos y se irá a $ 22 desde el 1º de enero. Las opciones en Río Cuarto se van acotando, mientras el mantenimiento de un vehículo se vuelve insostenible. La vuelta a la bici y la caminata.

Por Gabriel Marclé

Desde las 0 horas de este jueves, los bolsillos de los trabajadores fueron golpeados nuevamente. Esta vez, por algo fundamental como el transporte público, en muchos casos la única vía para movilizarse hacia el trabajo. Podemos debatir horas respecto a la suba de taxis, remises y colectivos, o porque “no es una suba tan alta, todo sube”, o porque “los estudiantes y los jubilados están subsidiados”, quizá aquellos que proponen que “hay que volver a caminar” -testimonios de la gente en la calle. Cada uno de esos argumentos tiene su contrapartida, pero si podemos acordar en algo es que el aumento no les pega a todos por igual.

Bien temprano en la mañana, las centrales de carga dispuestas por la SAT -empresa con la concesión del servicio de colectivos- se encontraban atestadas de gente, los últimos en darse cuenta de que no se iba a poder pagar más en efectivo -tal como establece la última ordenanza aprobada. “No queda otra”, contaba una vecina que sacaba su primer tarjeta para el colectivo. Y a esto de “los jubilados subsidiados” le agregamos que la mayoría de los nuevos usuarios de tarjeta son adultos mayores.

Quizá estos ya no pueden darse el lujo de tomar un taxi o remis, que desde ayer tiene una bajada de $40 durante el día y ficha de $2 cada 100 metros. Haciendo cálculos, un viaje de 10 cuadras tiene un valor aproximado de $60. ¿No parece un recorrido corto para una ciudad como Río Cuarto? Pero los trabajadores del volante no le encontraron otra salida, ante los cada vez más frecuentes aumentos de combustible.

Volviendo al colectivo, un trabajador que realice cuatro viajes al día gastará $72 por jornada y desde enero de 2019 será $ 88. Suponiendo que este trabaje 6 días a la semana en horario de comercio, estamos hablando de $432 por semana, lo que en un mes deja una inversión de $1728 solo en colectivos. Una boleta de luz, o media boleta en algunos casos. Pero si esa suma parece alta, la empresa da la chance de apelar al viejo “abono”, un pago por adelantado para beneficiarse con un descuento del 20%. La carga mínima es de 40 pasajes a $14,40 cada uno, un total de $576 de un solo tirón.

Volvemos a sacar el calculo, y para un trabajador que toma cuatro colectivos por día en una semana laboral de seis jornadas, la carga mínima solo alcanza para una semana y media de viajes, lo que requiere de una carga superior, digamos que unos $1100 por mes. Son números que asustan, más aún pensando que el trabajo no es el mismo para todos, y con esto decimos que no es lo mismo para un empleado de comercio que para el trabajador de una obra en construcción. Las brechas salariales son diferentes y cada caso es diferente, pero en tiempos de canastas familiares a más de $20.000 para no ser pobres, el transporte básico se suma como un nuevo gasto propenso a ser recortado.

“Habrá que volver a caminar”, dijo un economista de la ciudad en un programa de televisión local mientras repasaba algunos “tips” para pasar estos tiempos de crisis. Se lo dijo a todos. Al que vive a 50 cuadras del trabajo y deberá salir una hora antes de su casa para llegar a tiempo; al abuelo que se esforzó para ir a hacer el trámite de la tarjeta pero necesita del colectivo porque caminar le duele; y también se lo dijo a la madre parturienta que vive en el sur de la ciudad y porque no tiene obra social tiene que viajar hasta el hospital -unas 60 cuadras, según Google Maps- para ser atendida. A ese tipo de “sensibilidad” nos estamos acostumbrando, y no hay colectivo que nos deje en otra parada.

Fuente: www.retruco.com.ar