Autogestión y Coronavirus: “El sector cooperativo está siendo discriminado”

Diversas organizaciones autogestivas señalan que el sector está siendo “discriminado” en las políticas que toma el Estado para paliar los efectos de la crisis producida por el Coronavirus. ¿Por qué las cooperativas no son tomadas como Pymes, cuando en varios casos son unidades productivas con más asociadxs que una mediana empresa? El sentido social, frente a la especulación. Las situaciones insólitas y las propuestas para cambiar la lógica laboral: segunda entrega sobre el impacto de la pandemia en el sector autogestivo.

“Lo que está habiendo es una discriminación para con las cooperativas de trabajo llevándonos a situaciones muy insólitas. Y estamos muy mal: vamos más de un mes, las cooperativas están con facturación cero, acumulando deudas, cheques rechazados. Es una situación similar o peor a la del 2001. En ese momento no teníamos un peso, como ahora, pero estábamos arrancando: la diferencia es que hoy, además, tenemos deudas. No tenemos nada de capital de trabajo para arrancar una vez se levante el aislamiento”.

Federico Tonarelli es presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajadorxs Autogestionadxs (FACTA) e integra la cooperativa del Hotel Bauen, empresa recuperada con más de 100 trabajadores y trabajadores desde 2003. Sus palabras reflejan la urgencia y la angustia que está atravesando el sector autogestivo y cooperativo argentino, que no está siendo alcanzado por ninguno de los resortes económicos que el Estado dispuso para paliar los efectos de esta crisis.

Así también se expresó la Confederación Argentina de Trabajadores Cooperativos Asociados (Conarcoop), que agrupa a más de 12 mil trabajadores y trabajadoras en 16 provincias e integra la confederación Cooperar. Su presidente, Ramiro Martínez, dice a lavaca: “Saludamos la política pública de cuidados, de priorizar la atención a las clases vulnerables, la tarjeta alimentaria y cuidar los puestos de trabajo en relación de dependencia, pero llega un momento en el que nuestro formato jurídico, la asociación colectiva de trabajadorxs organizadxs, está siendo postergada cuando en muchos casos tenemos mayor tamaño que alguna pyme local. Entonces, ¿cuál es el problema? ¿Ser autogestivos?”.

La confederación envió una carta al ministro de Trabajo Claudio Moroni con el siguiente planteo: «Saludamos la promulgación del DNU 332/20 que crea el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción para empleadores, empleadoras, trabajadores y trabajadoras afectados por la emergencia sanitaria, aunque nos preocupa la nula mención de las empresas cooperativas vinculadas a la producción y que quedamos comprendidas en el aislamiento social, preventivo y obligatorio dictado por el DNU 297/20».

O sea: se sostiene al sector privado con el llamado Repro (con el que el Estado cubrirá hasta un 50% de los salarios de los trabajadores) pero se omite de modo incoprensible al sector cooperativo, hasta ahora.

«Existe un acto discriminatorio por el cual las cooperativas de trabajo, solo por tener un formato jurídico diferente al de las empresas con fines de lucro, no fuimos incluidas» explicó Martínez.

Sobre datos & monos

Como contó lavaca en la primera parte de esta serie dedicada al trabajo autogestivo en tiempos de coronavirus, las políticas anunciadas por el Gobierno no contemplan al sector: las cooperativas cuentan que la mayoría de lxs socixs fueron rechazadxs del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) por diversos motivos (desde algún ingreso mínimo en relación de dependencia, categoría del monotributo, domicilio o datos desactualizados), mientras que el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y a la Producción (Repro) anunciado por el Ministerio de Desarrollo Productivo para pymes, tampoco las tiene en cuenta.

Los últimos anuncios encendieron la mecha en el movimiento: el Estado anunció una ampliación de esas medidas al destinar un “salario complementario” equivalente al 50% del salario neto de un trabajador privado (no pudiendo ser inferior al Salario Mínimo Vital y Móvil) mientras que a los monotributistas ofrecieron créditos a tasa cero. A las cooperativas, nada.

Tonarelli: “Llevan a situaciones insólitas y disparatadas como pensar que cada trabajador, apelando a su condición de monotributista, tuviera que sacar un préstamo a tasa cero por su cuenta para ponerlo en la caja de la cooperativa. Imaginate el Bauen: ¿100 personas tomando créditos para ponerlos en la caja? Es una locura”.

El concepto: “Hace tres semanas venimos pidiendo taxativamente que se incluya a las cooperativas de trabajo en los decretos, porque hay un tema de derecho administrativo: si no estamos nombrados en la resolución, no podemos ser beneficiarios. Taxativamete tiene que decir que es una medida de asistencia para pequeñas y medianas empresas y cooperativas de trabajo. Si se asiste a un empleador para que se haga cargo de los salarios de sus trabajadores, tranquilamente puede asistir del mismo a las cooperativas para hacer frente los retiros de sus socios. No es muy difìcil”.

Según el último censo del Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), casi 28 millones de personas en Argentina están asociadas a una cooperativa o una mutual. Algunos datos discriminados según las cooperativas:

  • Hay 17.818.197 personas asociadas en 8618 cooperativas.
  • Los ingresos de las cooperativas equivalen a 392 millones de pesos.
  • Las cooperativas de trabajo en particular tienen 115.728 personas asociadas.

Martínez, de Cornacoop: “Estamos muy preocupados por esta postergación innecesaria. Entre el programa para pymes y el IFE el Estado está asistiendo a 12 millones de trabajadores. Nosotros no llegamos a los 150 mil. Es incomprensible”.

Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el impacto del COVID-19 en el mercado de trabajo argentino alerta que sólo un 26% de los trabajadores en relación de dependencia están empleados en empresas de gran escala (con más de 40 personas asalariadas), mientras que un 68% son pymes o trabajadores por cuenta propia. Según las cifras, el 55% están en Pymes que emplean de 5 a 40 trabajadores.

La interpetación de Tonarelli: “Reclamamos que se nos incluya en la terminología y que se entienda que son unidades productivas, algunas más grandes que medianas empresas. Los restoranes oscilian los 40 socios, la escuela cooperativa Mundo Nuevo (Villa Crespo, CABA) lo supera, Renacer en Tierra del Fuego tiene arriba de 150. La exGattic en Pigue, Zanón en Neuquén… Todo se tiene que entender de algún modo, pero parece que no logran registrarlo. No pueden salir de la concepción entre trabajo asalariado y trabajo autónomo, y que hay una tercera opción de trabajo asociado a cooperativas. Están los autónomos como el que tiene un kiosco, algún profesional, oficios como polomería, pero estamos las cooperativas. La asistencia tiene que llegar porque son monotributistas. Y nosotros, de mono, no tenemos nada: somos 100 familias”.

Romper el estigma

Martínez apunta que el 80 por ciento de las cooperativas están paradas. “Construcción, producciones industriales. Las gastronómicas hace apenas 10 días empezaron a mover el amperímetro con servicio de delivery pero no llegan al 20% de la facturación tradicional. Y ellos van muy al día: si no dan de comer, no tienen retiro. Las editoriales: hace una semana empezaron a vender libros online, pero el parate ya es de un mes. ¿Cómo recuperás eso? Ninguna tampoco aplica en líneas de financiamiento del programa de pago de sueldos a través de asistencia bancaria porque el sistema financiero también nos deja de lado. ¿Tenés que presentar un certificado de muerte?”.

Martínez trabaja en una cooperativa de reciclado en Tigre, al norte del conurbano bonaerense. “Somos 60 asociados. Si multiplicás por el núcleo familiar, te da un número muy importante de trabajo para nuestra zona. Pero el IFE no nos alcanza: sólo el 10% intentó, pero los rechazaron a todos”.

En el Bauen, el IFE llega a muy pocos.“Nosotros decimos que el IFE está mal planteado”, expresa Tonarelli. “Es un ingreso familiar y debería ser un ingreso individual. No puede ser que alguien que tenga otro ingreso en su familia (esposa o esposo) con trabajo registrado no pueda cobrarlo. Nosotros proponemos que se vaya hacia una Renta Básica Universal para todos sin exclusión. En reemplazo de todas está políticas de asistencia focalizadas que se tornan incompatibles unas con otras”.

Martínez piensa por qué el trabajo autogestivo sigue en una nebulosa política: “El cooperativismo como concepto no tiene el valor que le asignan sus más de 170 años de historia en el país, y está atravesado por cuestiones comunicacionales de los últimos diez años: las cooperativas quedaron emparentadas a la pobreza, cuando en realidad es un sector que crece a nivel mundial. Hay más de 1.200 millones de cooperativas en todo el mundo: acá cargamos un estigma. El 65% del mercado de seguros son cooperativas. Más del 80% de los proveedores de luz y agua en el interior del país, son cooperativas. Hay una barrera estructural que hay que seguir machacando”.

La fiebre y el futuro

Tanto Martínez como Tonarelli cuentan que han llevado la urgencia a diversos funcionarios del Ministerio de Trabajo, Desarrollo Productivo e INAES. Martínez: “En algunos casos han sido buenas intenciones. Del Ministerio de Trabajo la última comunicación fue respecto a la apertura de una línea de Trabajo Autogestionado, pero que sería para junio y julio y por $6500”. Dato: el monto fue aumentado por decreto la semana pasada. “Los compañeros que hoy lo cobran siguen en $4500, su viejo valor”.

Tonarelli subraya además que la gran mayoría de las cooperativas tienen más de 15 años. “Superamos muchísimos inconvenientes, pero si esto no cambia, muchas van a quebrar, como lo están haciendo pequeños comercios. Nadie pensaba, ni en la noche más afiebrada, que iba a ocurrir una pandemia que azota a toda la humanidad. Pero ocurre, y esto obliga a hacer casi Planes Marshall en todos los países para bancar a sus trabajadores y a su economía. Ahora, vos ves que el fin se acerca, y de enserio, y aún no repararon en las cooperativas. Es desesperante. Creo que hay un sector del Estado que ha tomado conciencia de que nos estamos quedando afuera”.

Lo que el movimiento cooperativo está exigiendo es una política concreta que evite -como dice Tonarelli- políticas que se superponen y se inutilizan unas de otras.

Martínez: “Somos empresas cooperativas. Que tributariamente nos adecúen como Pymes, pero la distribución de los excedentes o los retiros mensuales son totalmente diferentes a una empresa tradicional de capital. Ahí está la definición de lo que somos», dice sobre organizaciones que no tienen fines de lucro, que no despiden a nadie como suele ocurrir en el sector privado, y que sí tienen fines de generar y sostener el trabajo y la vida.

Fuente: www.lavaca.org