Causa Mercedes Benz: Juicio a la represión de los trabajadores

El bloque de poder en el contexto de la lucha de clases optó con su brazo armado, eliminar a quienes los enfrentaban en todos los ámbitos del país en la bella y trágica década de los 70, entre ellos a quienes protagonizaban las luchas en las fábricas, corazón del sistema capitalista. Ricardo Balbín y la UCR, pidieron terminar con la subversión fabril protagonizada por la izquierda clasista.

Por Lucho Soria para ANRed


En el primer juicio a la complicidad empresarial en Salta a Marcos Levín, en el alegato David Leiva, recordó que la UCR no fue ajena a la represión al instar al Ejército a terminar con la resistencia obrera  de trabajadores independientes y enrolados en las organizaciones revolucionarias. Tanto el Comité Nacional partidario como Ricardo Balbín en abril de 1975 se pronunciaron en ese sentido, que implicó un aval al terrorismo de Estado.

Levin fue condenado y después absuelto, por una sala de Casación Penal, pero la causa se reactivó a partir de una decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Nación el año pasado. El juicio por la represión a los trabajadores de Mercedes Benz, esta pendiente la integración del Tribunal, dado que uno de ellos renunció días antes de la fecha de inicio el 7 de este mes.

La desaparición de Alberto Francisco Arenas, Juan José Mosquera, Jorge Alberto Leichner Quilodran, Alberto Gigena, Diego Eustaquio Nuñez, Fernando Omar Del Contte. Y el secuestro en la fábrica de Héctor Aníbal Ratto, quien en declaraciones a esta agencia demandó justicia para sus compañeros desaparecidos en una reunión en la CTA-T, previa al primer encuentro federal de la Intersindical de DH, conformada por las CTA-T y CTA-A y los gremios de la Corriente Federal de los Trabajadores de la CGT.

Ratto fue detenido el 12 de agosto de 1977, mientras se encontraba trabajando en la fabrica de González Catán, por miembros del Ejército, como lo testificaron sus compañeros. En Campo de Mayo, estuvo detenido hasta que fue liberado el 8 de marzo de 1979.

David Ratto

Los acusados son Santiago Riveros, Eugenio Guañabens Perelló, Miguel Castagno Monge, Carlos Somoza –todos ellos fueron condenados en otras causas–, Carlos  Villanova y Benito Ángel Rubén Omaecheverría –que enfrentan un juicio por primera vez.

Una investigación del MPF que se inicio en noviembre de 2014. Uno de los reclamos solicitar a la jueza de instrucción que citara a prestar declaración indagatoria a  Rubén Pablo Cueva, gerente de Asuntos Jurídicos y Juan Ronaldo Tasselkraut, gerente de Producción. La jueza, sin embargo, se negó a llamar a indagatoria a los gerentes involucrados en los secuestros y desapariciones con el argumento de que no había suficientes pruebas ni surgía del escrito de los fiscales “la descripción de la conducta ilícita en la que habrían participado los nombrados”.

Un expediente de inteligencia policial de 1980 que se encontró en el Archivo de la DIPBA señala sobre los desaparecidos de Mercedes Benz que “la mayoría de los trabajadores mencionados en su oportunidad fueron catalogados como elementos de izquierda que agitaban en Mercedes Benz”.

Un dato no menor: a Tasselkraut lo defiende  Jorge Valerga Aráoz, quien integró el Tribunal que juzgo y condenó a la Junta Militar. Pero no es el único cliente: esta la del empresario azucarero Pedro Blaquier, cuya causa tiene que definir la Corte Suprema de Justicia de la Nación por los recursos de quejas presentados por las querellas hace dos años atrás, después de que Casación rechazó la imputación de cómplice de los delitos de lesa humanidad.No esta demás mencionar que otro miembro de ese tribunal, el radical Ricardo Gil Lavedra fue defensor del ex juez federal Ricardo Lona, imputado en causas de lesa humanidad.

Sobre la postergación del inicio del juicios las Abuelas de Plaza de Mayo expresaron en un comunicado que “esta causa ya fue suspendida en 2014 ante los sucesivos cambios en la integración del Tribunal. Los familiares debieron esperar cinco años más para que se vuelva a fijar fecha de inicio y hoy absurdamente se vuelve a cancelar. Este juicio llega con 19 imputados, muchos de ellos nunca investigados ni condenados, y cuenta con decenas de víctimas que no han conseguido justicia. Este es el caso de María Ángela Lescano de Colayago, que con 88 años aún aguarda justicia por su hija embarazada y también espera a su nieto o nieta nacido en el centro clandestino de detención de Campo de Mayo. Sus nietas, Lorena y Flavia Battistiol desean que esto ocurra antes de su partida y por eso trabajan todos los días. Pero hay otras Abuelas a las que no les alcanzó la vida para saber sobre el destino de sus familiares desaparecidos.

Hace más de 40 años que luchamos pacíficamente para conseguir justicia por los crímenes cometidos por el terrorismo de Estado, para saber dónde están nuestros nietos y cuál fue el destino de nuestros hijos e hijas. Luego de años de espera, se posterga una vez más este proceso en el que muchas familias buscan conseguir justicia”

Juicio por la Verdad

Como se publicara por esta agencia en la nota Empresarios de la Dictadura, en las audiencias realizadas en abril del 2002 en La Plata en el Juicio por la Verdad, por ejemplo, cuando le tocó el turno al  ex gerente de Asuntos Jurídicos, Rubén Pablo Cueva, dijo que la empresa donó equipamiento neonatológico al Hospital Militar de Campo de Mayo, donde funcionó una maternidad clandestina.

Cueva aseguró que durante el mundial ’78 la firma cedió al Comité Organizador 25 ómnibus y 55 autos para traslado de las delegaciones, y que los directivos de la planta de González Catán repartía regalos a las comisarías de la zona. Negó obviamente la acusación de haber entregado a la Policía Federal nombres y direcciones de obreros de la comisión interna, relacionándolos con el secuestro del gerente Heinrich Metz, por Montoneros.

“Yo no brindé nada a la Policía. Hice una denuncia, con las circunstancias del hecho”, dijo. Cuando el fiscal Félix Crous le preguntó “que tenía que ver” la comisión interna con el secuestro del gerente contestó: “No es que tuviera que ver. Da la casualidad que el secuestro se da en el marco de movimientos huelguísticos. Yo no acusé”. Varios de ellos están desaparecidos.

El secuestro de Metz se produjo el 24 de octubre de 1975 y en la denuncia presentada el mismo día por Cueva ante la División Delitos Políticos de la Policía Federal, se nombra primero a los obreros, acusando a algunos de “comunistas” y aportando su cédula de identidad. “De esta forma quiere (Cueva) explicar la situación gremial de la empresa con sus obreros y empleados”,  se consigna en el acta. Recién después, se hace el relato del secuestro.

En las crónicas del Juicio por la Verdad por Francisco Martínez y Lucas Miguel, de la secretaría de prensa de la APDH, querellante, surgen más de un testimonio sobre cómo la empresa apeló a la represión por las demandas obreras y políticas. “Acá había dos bandos que habían decidido conquistar el país. Uno que se llamaba Ejército Argentino y otro Ejército de Liberación”, dijo Cueva.

En ese contexto, además de los testimonios del rol de Smata en la complicidad, como lo señaló el ex obrero Ricardo Hoffmann, activista del MSB, a la presencia del Ejercito en las plantas de la empresa. Dijo por ejemplo, que en más de una oportunidad él presenció que los ex gerentes “Arnaldo Ceriani y Tasselkraut hablaban con el oficial responsable de los operativos en la fábrica” en la planta de Cañuelas. Y recordó que cuando comenzaron los secuestros, los obreros tomaron recaudos: “Vivíamos en casas de amigos o conocidos, o nos quedábamos en la misma fábrica. También ideamos mecanismos para que no se pudiera identificar cabecillas, los delegados cambiaban cada quince días para evitar identificar blancos individuales” durante las negociaciones con la empresa.

En cuanto al CCD del Hospital en Campo de Mayo, Rubén Lavallen, subcomisario de la bonaerense, ex  jefe de Vigilancia de la fábrica en González Catán, fue apropiador de la primera nieta recuperada Paula Logares, que nació en esa maternidad.

Cabe acotar que en este Juicio por La Verdad en La Plata, también brindaron testimonios trabajadores de Propulsora, Astilleros, Swift, entre otros, bases de los juicios que se sucedieron años después.

Los cursos de acción

El accionar de los trabajadores de Mercedes Benz no era aislado, sino que su comisión interna, integraba la Coordinadora Interfabril de Zona Norte de Buenos Aires compuesta por todas las fábricas de la región al confluir en un organismo cuyo objetivo era la unidad en la lucha

Un accionar que culminó en asambleas en una coordinación nivel regional y nacional aprobada a mano alzada como recuerda uno de sus protagonistas hoy de blanca cabellera al eximir un amarillo documento que se transcribe textualmente:

” 1) La Coordinadora estará integrada por Gremios, Comisiones Internas y Cuerpos de Delegados con mandato de las bases, 2) La norma principal de funcionamiento es que todas las propuestas deben contar con la aprobación de las bases, 3) El mecanismo para tomar resoluciones es mediante el acuerdo por unanimidad, 4) La Coordinadora se estructura  en zonas: Oeste, Norte, Sur y Capital Federal, 5) Propiciamos la formación de Coordinadora  por rama de producción, para unificar las propuestas de cada gremio, 6) Apoyar  el accionar  de todos los militantes  y activistas del movimiento obrero en sus luchas antiburocraticas, haciendo un llamado para que fortalezcan  a la Coordinadora  participan de los organismos  de masas, 7) Apoyar  activa y  solidariamente las luchas de los compañeros de Ford, UTA, y docentes, entre otras, 8) Propiciar la creacion de Coordinadora Nacional, 9) Tomar contacto con otras organizaciones populares, políticas y estudiantiles para dar a conocer los objetivos de la Coordinadora”.

Fuente: www.anred.org