Claudio Lozano: “Los que controlan los mercados siempre ganan”

Por Victoria Per

El director del Banco Nación alertó sobre falta de mecanismos de control de precios y cuestionó el manejo de la incesante inflación. Planteó la necesidad inmediata de crear un Salario Universal para paliar el desempleo.

Claudio Lozano, director del Banco Nación encendió la alarma sobre falta de mecanismos de control de precios y cuestionó el manejo de la incesante inflación. Al mismo tiempo, advirtió que a pesar de que la reactivación se aceleró no generó un impacto real en la sociedad.
El economista señaló que en la gestión se “prescindió” de actores que alertaban el agravamiento de la crisis económica ante la “falta de ámbitos de discusión”. Sostuvo la necesidad inmediata de crear un salario universal para paliar el desempleo y la informalidad para asegurar “un salario mínimo que ya no funciona”.

Periodista: ¿Qué falló en la contención del precio de los alimentos?

Claudio Lozano: Uno de los primeros fracasos es la falta de mecanismos que impidieran que la evolución de precios se traslade al mercado interno en un contexto de aumentos de precios internacionales de productos que la Argentina exporta, concretamente soja maíz, soja, trigo y carne.

P.: ¿Cuáles son los mecanismos de control?

C.L.: Establecer retenciones de manera tal de que esos precios internacionales sean menores en Argentina, cupos de producción en donde se garantice determinada producción a determinado precio para el mercado interno y el resto es el que se exporta. Hoy se faenan 600 mil toneladas menos que en 2013-2014, lo que se tradujo en un desabastecimiento por la exportación y aumento de precios. Para colmo de males, la administración del dólar por parte del Banco Central evolucionó por encima de los precios. No solo subía el precio internacional de los productos, sino que el dólar también subía. El segundo mecanismo está vinculado a los mercados oligopólicos y las posiciones dominantes que tienen algunas empresas. En el sector de alimentos el 6% de las empresas concentra el 85% del mercado.

P.: ¿Eso ocurre en algún otro lugar del mundo?

C.L.: Sí, pero hay regulaciones. Igual acá hay un nivel de concentración muy importante. Solo para tener algunos datos, el 7% de las empresas de bebidas controlan el 93% del mercado y el 11% de las empresas de medicamentos controlan el 83% de la industria farmacéutica.

P.: ¿Qué caracteriza a los oligopolios?

C.L.: La capacidad de que esas empresas acuerden en cómo administran el precio. Evalúan cuál es la demanda que tendrán, colocan la oferta por debajo para levantar el nivel de precios y su margen de ganancia. Como no hay competencia -que es el verso que arman todos los liberales de “dejar funcionar el mercado”-, el mercado podría funcionar sí existieran empresas que compitan entre sí porque habría multiplicidad. Son empresas con posiciones dominantes muy fuertes, por lo tanto hay que regular para cumplir el papel que cumpliría la competencia. El tercer punto es la inercia. Cuando la tasa de inflación se mantiene en el tiempo, el que tiene capacidad de remarcar remarca para afrontar eventuales costos que pueda tener con otro que le remarque antes.

P.: ¿Qué medidas urgentes deberían tomarse para controlar los precios?

C.L.: Hay que trabajar sobre los tres planos: mecanismos de regulación que desacoplen precios internacionales, mecanismos regulatorios que obliguen el abastecimiento e intervengan sobre los mercados oligopólicos y la posibilidad de congelar para frenar la inercia.

P.: ¿Qué implica resolver la inflación?

C.L.: Que exista un acuerdo respecto a cómo nos distribuimos lo que generamos entre todos y eso es lo que se puso patas para arriba desde mediados de los 70´ con el golpe de Estado hasta acá. En la Argentina hay una disputa, hay un orden social en discusión. No se acepta el tipo de reparto que tiene la Argentina hoy, en eso intervienen todos y algunos tienen más poder que otros. Los que controlan los mercados salen ganando, los que tienen peso en las exportaciones y manejan un importante volumen de dólares donde en general hay una restricción externa, que da como resultado la especulación contra el dólar, también son los que se quedan con la parte del león. La única que puede ordenar esa disputa es la política, es el Estado con poder político concreto.

P.: ¿Por qué el gobierno tuvo que esperar hasta las PASO para empezar a reaccionar?

C.L.: Creo que se sobrevaluó la excusa de la pandemia como como factor explicativo del agravamiento de la situación. También creo que el FDT fue siempre una creación electoral y no una fuerza política. No se organizó en todo el país y eso generó que no hubiera ámbitos de discusión, donde se prescindió de actores que hemos advertido esta situación y la gestión lo secundarizó. Hubo muchas alertas sobre la situación que atravesaba la gente y no se escuchó. En términos políticos el no transformarse el FDT y ser solo una coalición electoral es algo que también complicó.

Claudio Lozano.
Claudio Lozano.

P.: Frente a la crisis, ¿cree que debería crearse un Ingreso Universal?

C.L.: Lo estamos planteando antes de que comenzara el gobierno. Incluso antes de la pandemia, con el 37% de la población en la pobreza que nos dejó Macri. La realidad de una Argentina donde prácticamente la mitad de la población laboral está en situación de informalidad y desempleo. Esta situación de vulnerabilidad de ingresos obliga a colocar un umbral de dignidad con un piso que tiene que garantizar la política de ingresos a través del Estado.

P.: ¿Por qué la clase media –hoy gran parte ex clase media– queda excluida de estas políticas sociales?

C.L.: Si hubiera un ingreso universal que abarcara toda la situación de informalidad y desempleo llegaríamos a muchos de los nuevos pobres, hoy prácticamente eso representa el 50% de la población laboral del país. En gran medida no avanzar en las garantías de tipo universal es lo que hace que buena parte de los sectores medios no entren porque lo que buscamos es el foco más postergado. Ellos necesitan un ingreso universal y un piso universal también mejoraría la situación de los sectores medios.

P.: Pero la inflación se los come…

C.L.: Necesitamos recomponer ingresos, pero resolviendo la cuestión de precios. Si no resolvemos los precios por más dinero que pongas no pasa nada. Los salarios, jubilaciones, ingreso universal corren por detrás y se pierde en materia de precios. Hoy tenemos la misma actividad económica, e incluso en algunos sectores superior a la pre pandemia, con la pobreza que generó la pandemia. Crecimos y no impactó en materia de ingresos. Teníamos 45% de pobres, ahora 42% y es como si no hubiera pasado nada.

P.: ¿Cree que el frente de todos le falló a la clase media?

C.L.: No porque el FDT ha perdido muchos votos en sectores populares que es donde mejor votación hacía. El espacio perdió votos hasta en las villas de la Ciudad de Buenos Aires.

P.: ¿Cree que FDT no perdió votos de la clase media?

C.L.: Si, también. Pero me parece que hay un combo de desaliento, decepción y una situación social cada vez peor que hizo que 6 millones de personas que habían votado al FDT no fueran a votar. Creo que también hay que entender que JXC tuvo 2 millones menos de votos. Aunque no se quieran dar cuenta, acá hay un cuestionamiento general sobre un sistema político que está comprometido en la decadencia de la Argentina, ese es el punto de fondo. Hace falta demostrar que podemos construir condiciones políticas para que el país sea de verdad otra cosa.

P.: ¿Por qué muchos salarios no llega ni siquiera la canasta básica?

C.L.: En la lógica de la reestructuración del capitalismo en la Argentina se perdió la función que tenía el salario. No solo era el costo del empresario, era la ampliación de la demanda porque los capitalistas tenían una orientación “mercado internista” importante, entonces la demanda en el mercado interno era relevante. La restructuración que se vive en el contexto de la desindustrialización de un país que se va reprimarizando muestra que su núcleo de negocio principal está vinculado al sector exportador, a las finanzas y a algunos sectores de altos ingresos, donde el salario es solo un costo. Aún en este contexto de caída permanente de los salarios, siguen pidiendo eliminar la indemnización, impuestos y tener aún más flexibilidad.

P.: ¿Qué medidas urgentes deberían tomar para que los salarios lleguen a la canasta básica?

C.L.: Venimos planteando una estrategia que implica la creación de un ingreso universal le ponga una el equivalente a la línea del hambre a toda la población entre 18 y 65 años que está en situación de informalidad o de desempleo, e incluso también aquellos monotributistas de las primeras categorías. Al mismo tiempo planteamos la creación de un salario social de empleo y formación que permita articularse en un área de empleo público y social con el Estado, las cooperativas, la economía popular y PYMES, desarrollando algunas actividades que son indispensables, que el mercado no valoriza y que nos permitirían una reconstrucción social importante y productiva.

P.: Los ingresos medios están tete a tete con la indigencia

C.L.: Si, y de esta manera se estaría poniendo un piso al mercado laboral porque hoy uno trabaja por lo que le paguen, ya no funciona más el salario mínimo. Cuatro de cada diez personas ganan menos que el salario mínimo vital y móvil. El ingreso medio de 40 mil pesos y está vinculado a la canasta indigencia. En las paritarias negocian eliminación de derechos a cambio incrementar un salario que no alcanza. Tanto es así que más del 35% de la población trabaja jornadas extendidas en un contexto de mucho desempleo y salarios de miseria. Si todos aquellos trabajadores formales que hoy están trabajando aproximadamente 53 horas semanales trabajaran 40, que serían 8 horas diarias, se crearían casi un millón de puestos de trabajo.

Fuente: www.ambito.com