Educación y Municipio de Villa María en los 30

Por Jesús Chirino*

Villa María posee una rica historia en relación a las políticas educativas desarrolladas desde las administraciones municipales. Así como en algunas épocas toda responsabilidad se descargaba en la órbita provincial o nacional, también existieron tiempos en los cuales una decidida acción municipal ganó las aulas locales para atender a los hijos de las familias con menores recursos.

Claro que también es parte de esta historia la irresponsabilidad de algunos gobiernos locales que muchas veces apostaron a la precarización del trabajo docente y a una desmedida propaganda oficial que intentó ocultar la realidad. Aquí repasamos algunos datos relacionados con la Escuela Municipal Nº 1, en la década del ´30, cuando el Gobierno local tuvo una especial dedicación a lo educativo. No solo se ocupó de gestionar infraestructura sino que también puso énfasis en que el alumnado tuviera lo necesario para asistir a la escuela.

Atención a los educandos

Durante 1938, más precisamente en el mes de mayo de ese año, 115 niños y niñas de familias pobres asistían a la escuela municipal de nivel primario del barrio “La Rural”. Según el boletín oficial del municipio “la acción del establecimiento” tenía “un carácter especial, con directa e íntima intervención del ambiente social en cuyo seno desarrolla sus actividades”. En ese mismo documento, producido durante la Intendencia de Emilio Seydell, se escribió que el estudiantado de esa escuela municipal eran “Niños pertenecientes a hogares pobres…” quienes formaban “…la masa del cuerpo escolar”. Según dejó escrito el historiador local Bernardino Calvo, en “Historia de la Educación”, la referida “Escuela Municipal N° 1” funcionó hasta el año 1952 cuando, a pocas cuadras de distancia, abrió sus puertas la escuela “26 de julio”.

Durante la Intendencia de Seydell, las autoridades locales otorgaron especial importancia a su política educativa, no solo respecto de la infraestructura escolar sino también sintiendo la obligación de “concurrir a solucionar pequeños problemas hogareños, tales como la apariencia del niño, para su asistencia a clase”. Es así que entregaban, a los chicos y las chicas, “tricotas, guardapolvos y alpargatas” con lo cual, según el mismo gobierno, “se había subvenido a uno de los renglones de la economía casera, que, de otro modo, no habría sido resuelto. En la publicación municipal se sostiene que gracias a esa acción del gobierno local los niños pudieron aparecer decorosamente en el desfile del 9 de julio”.

El Municipio compra ropa, leche, pan, libros, alpargatas y tazones para alumnos y alumnas

Al inicio del ciclo lectivo, la administración municipal compraba y entregaba los materiales necesarios para que el alumnado desarrollara sus estudios. Para la referida escuela, en marzo de 1938, el Poder Ejecutivo local compró cuatro libros “Rayito de sol”, doce del titulado “Pimpollitos” y seis textos que llevaban por nombre “Batir las alas”. En diciembre del año siguiente se registra una compra, a Carlos N. Andrés, de diez ejemplares del libro de su autoría “Geografía de la Provincia de Córdoba”.

El Gobierno municipal de entonces, también se ocupaba de la compra de útiles, leche y  pan para el consumo de los niños y niñas que estudiaban en la escuela municipal. En 1939 se registró la compra de 120 kilogramos de pan por mes y 220 litros de leche. El alumnado ingería ese alimento blanco en los jarrones enlozados que también compraba la administración del intendente Seydell.

La decidida intervención municipal para asegurar el alimento al alumnado no terminaba en la escuela municipal. Así lo muestra, por ejemplo, el expediente 9997, donde otra escuela solicita colaboración y el municipio resolvió favorablemente. En los considerandos de la aprobación del apoyo económico, la autoridad local manifiesta: “Vista la nota elevada por la Asociación Cooperadora de la Escuela Villa Emilia, solicitando un subsidio de veinte pesos m/nacional ($20 c/l) mensuales, para asegurar el servicio que se presta en el establecimiento, consistente en un vaso de leche diario a todos los alumnos, pedido que fundamenta la pobreza general del barrio en que actúa”.

Inversión en Educación y apoyo a la agremiación

Para dimensionar la inversión en lo educativo que entonces realizaba el municipio, puedo mencionar que, en el presupuesto del año 1939, se previó un monto de 9.650 pesos para educación. Esa cantidad equivalía al 76% de lo destinado para el funcionamiento del Concejo Deliberante de la ciudad.  Incluso lo dedicado a educación era muy superior a los 3360 pesos que se invertían en el Tribunal de Cuentas. Por aquellos tiempos y en relación a la Escuela Municipal N°1, la administración local pagaba el alquiler del local en que funcionaba la escuela en el barrio “La Rural” y los sueldos del personal que allí trabajaba. Aquí debo decir que la educación era una actividad feminizada, todo el personal municipal en el área eran mujeres. En la escuela trabajaban la directora, dos maestras y una portera. A esta última no solo se le pagaba su sueldo sino que también se le proporcionaba casa.

En las cuentas municipales también se registran la compra de los materiales necesarios para “labores”. Por ejemplo en el inicio del ciclo lectivo de 1938 se asentó la compra de arpillera, lana, hilo de bordar, “hilo lonero” y “mansuk”. La política educativa municipal era activa y podemos suponer que los docentes municipales deben haber sentido ese apoyo. Entre los nombres de algunas de las personas que cumplieron con la actividad docente podemos recordar a Lucrecia Caballero de Centeno, Felipe Haynes e Itala Campagna.

La administración liderada por Seydell, no solo tuvo una decidida intervención en lo que se refiere al dictado de clases en instituciones educativas municipales, también gestionó la construcción de escuelas provinciales y apoyó la concreción de los jardines de infantes. Por otra parte, no le fueron desconocidas las reivindicaciones de los propios maestros. En este sentido dictó el decreto Nº 304 “C” mediante el cual, subvencionó, a partir de julio de 1938, el alquiler de un local para el funcionamiento de la seccional local de la Confederación de Maestros. Subvención que fue renovada en diciembre de 1939. El municipio, favorecía de esa manera la agremiación de los docentes para que hicieran respetar sus derechos.

La mayoría de las acciones municipales en educación no se mantuvieron en el tiempo, han sido interrumpidas o directamente descartadas por diferentes administraciones. Lo que persiste es la precariedad de los vínculos laborales, la feminización de la actividad y, no pocas veces, la desprofesionalización del trabajo docente a raíz de pensar que no hace falta titulación alguna para dictar las clases en instancias municipales.

*Docente. Periodista. Secretario General de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales (UTEM-CTA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María

Fuente: www.eldiariocba.com.ar