El culebrón del viaje a Lago Escondido

Por Alejandro Olmos Gaona*

Parece que nunca vamos a terminar de asombrarnos de las historias a que nos tienen acostumbrados dirigentes políticos, jueces, fiscales, sindicalistas, funcionarios y todo aquellos relacionados de una u otra manera con los tres poderes del Estado.
Ahora un espionaje totalmente ilegal puso en evidencia el supuesto entramado de mensajes intercambiados entre tres jueces, un fiscal, el ministro D´alessandro, directivos del diario “Clarín” y algún personaje de los sectores de la inteligencia estatal.
Mas allá de la realidad o no de los chats, si fueron armados, editados o si se trató de una operación como la que hicieron en su momento con Enrique Olivera denunciando la existencia de cuentas en Suiza que se comprobó que era imputaciones falsas, existe una evidencia incontrastable y es que todos los mencionados viajaron a la estancia de Joe Lewis en Lago Escondido.
Ese es el mayor problema, mas allá de los chats, debido a que Lewis, ocupa una estancia en violación a la ley, lo que obviamente deben conocer los viajeros que se hospedaron en ella, como así también que se apropió del Lago, que en modo alguno le correspondía
Después de un largo juicio iniciado en el año 2012, y un fallo condenatorio de la Cámara de Casación Penal, Lewis y toda su banda de delincuentes (letrados, funcionarios, amigos), logró ser sobreseído a través de una nueva integración de esa Cámara.
Ese sobreseimiento no fue por inexistencia de delito, sino por la prescripción de la acción penal, ya que la infracción se había cometido cuando a través de una serie de maniobras claramente fraudulentas pudo comprar una enorme estancia en Río Negro. Pero además el sobreseimiento en modo alguno terminó con el problema de fondo que es que ningún extranjero puede tener propiedades en zona de frontera, por lo cual Lewis sigue violando la ley, llegando al extremo de haberse apropiado de “Lago Escondido” que es una propiedad pública, y donde un ejército de malandras comandado por un tal Van Ditmar, secuaz de Lewis, no deja entrar a nadie al predio, habiendo amenazado a todas aquellas personas que quisieron acceder a él.
Como tuve en mi poder toda la documentación certificada de la actitud delincuencial de Lewis, que me fuera entregada por el Procurador de Investigaciones Administrativas, solicité a la Procuración del Tesoro durante la gestión macrista se informara que habían decidido hacer, habida cuenta que se había pedido el inicio de las acciones civiles correspondientes para fulminar la compra. La respuesta en su momento fue que estudiaban el tema.
Se fue Macri, y le envié una voluminosa nota al Dr. Carlos Zannini, actual Procurador del Tesoro. Me contesto que no había recibido instrucciones del Poder Ejecutivo para accionar. Fue entonces que con algunos amigos, le enviamos una extensa nota al Presidente para que diera instrucciones al Procurador. Sin respuesta después de 9 meses de haberla presentado.
Cuando Lewis fue procesado, el ex presidente Macri salió a defenderlo y además se hospedó en su estancia, sin importarle en lo más mínimo que se alojara en la estancia de un delincuente. Ahora estos jueces hacen lo mismo, mostrando una vez más como se comportan personas que deberían dar el ejemplo a la ciudadanía sobre sus maneras de proceder.
Aclaración final: En todo el largo proceso al que accedí todos los organismos del Estado (Procuración, Ministerio del Interior, Procuraduría de Investigaciones Administrativas), estuvieron de acuerdo en la responsabilidad penal de Lewis, y que la compra se había efectuado en violación al ordenamiento legal. Sin embargo nada se hizo hasta ahora y el magnate británico se sigue riendo de las normas legales que de haber sido aplicadas, lo hubieran expulsado hace tiempo del lugar que ocupa.
*Historiador. Investigador especializado en la Deuda Externa argentina y el concepto de Deuda Odiosa. Colaborador de las revistas Todo es Historia, Le Monde Diplomatique y América XXI. Publicó La biblioteca jesuítica de Asunción (2006), La deuda odiosa, una doctrina jurídica para la solución política (2005), Bolívar en el pensamiento argentino (1987). Como colaborador de la Comisión Bicameral investigadora, su trabajo contribuyó al libro La deuda ilegítima (Claudio Lozano, Autonomía, Red Editorial, 2019)