El escenario del “No Durmai” en Río Tercero ya lleva el nombre de “Eduardo Candellero”

Por Fabián Menichetti

Quienes más lo conocieron a Eduardo, considerando su forma de ser, coinciden en algo: no era afecto a los reconocimientos a su persona, porque prefería ser uno más de quienes trabajaba para el conjunto social. No obstante, la huella que marcó, dejó un mensaje de solidaridad, sensibilidad y abnegación, que será reconocido siempre.

Un muro en el predio recreativo de ATE, muestra su imagen. Una bandera en la asunción de las nuevas autoridades de ese gremio estatal en Córdoba, del que formaba parte, además como integrante de la CTA Autónoma, llevaba impresa su fotografía.

El tercer plenario de la Mesa de Unidad Sindical de Río Tercero y Zona (MUS), llevó su nombre, al igual que la lista Verde-Violeta que se presentó a nivel provincial de ATE.

Ahora, en la edición 19 del tradicional encuentro “No Durmai”, en Río Tercero, desde la organización del evento, también se decidió imponerle su nombre al escenario por donde pasan decenas de artistas.

“Eduardo, seguramente, no hubiera estado de acuerdo. No le gustaban los reconocimientos hacia su persona, pero el mensaje que dejó fue muy importante, y es la manera que tenemos para que su compromiso se perpetúe y que quienes no lo conocieron, sepan todo lo que aportó socialmente”, señaló uno de sus amigos.

Sin dudas, hubiera estado ayudando en todo, preguntando qué se necesitaba, trabajando en el bufé, como siempre ocurría; al igual que lo hacía en su actividad política, con el socialismo; en la Fábrica Militar, golpeado por los despidos de sus compañeros, como si hubiera sido él uno de los cesanteados; en su actividad gremial con ATE; en la Copita de Leche, impulsada por la CTA-A, para las niñas y niños de barrio Mitre; en la defensa de la naturaleza, y en la de los pueblos originarios, que eran también sus obsesiones. Simplemente lo hacía.

Ya se ha escrito en este sitio mucho sobre Eduardo y seguramente se continuará escribiendo, porque en realidad, sin pretenderlo, se trascendió a sí mismo, dejando un mensaje social y solidario muy fuerte, aunque siempre se observaba en el llano, con un pensamiento en el conjunto de la comunidad y no en lo individual.

Lo que no pretendía en vida, luego de marcharse, se gestó naturalmente por ese mensaje, necesario: Empatizar con las problemáticas sociales, para solucionarlas, las actividades solidarias, la defensa de los derechos laborales, los derechos humanos, la naturaleza, de los pueblos originarios, y la política al servicio de la sociedad.

El sábado, sus familiares, amigos y amigas de siempre, compañeros y compañeras de trabajo, de militancia política y gremial, del “No Durmai”, de La Luciérnaga Río Tercero, y el público en general, observaron como se le impuso su nombre al escenario, ese que lo observó trabajando, como voluntario, en cada edición.

Como está señalado, una vez más, se reconoció su tarea social, solidaria y colectiva, esa que pretendía que fuera anónima, algo que no pudo ser, considerando lo que dejó en el presente y lo que dejará para el futuro por sus convicciones.

Que su nombre e imagen, esté en muchos lugares, ayudará a que quienes lo conocieron lo recuerden por su tarea desinteresada en lo particular pero comprometida en lo social, y que quienes no lo conocieron pregunten quién fue, qué hizo, y allí estará, cumpliéndose su mayor sueño: El de una sociedad que piense solidariamente en colectivo, requisito para que sea más justa y equitativa.

El escenario del “No Durmai” ya lleva su nombre.

Y está bien que así se haya decidido.

Fuente: 3rionoticias.com.ar