En medio de la pandemia, las Trabajadoras de Casas Particulares se siguen organizando

De la reunión que se llevó adelante este jueves de manera virtual participaron Stella Marys Salazar, de San Juan; Viviana Pomiglio, de Río Cuarto (Córdoba); Verónica Quinteros, abogada de la CTA Autónoma; Sofía Navarro de Río Cuarto; Manuela Muñoz, de Entre Ríos; Sonia Kopprio, de Río Negro y Neuquén; Jimena Frankel y Mariana Campos, del Observatorio del Derecho Social de la Central y Ricardo Peidro, Secretario General de la CTA Autónoma.

La reunión comenzó con un informe de Jimena Frankel sobre datos que desnudan la precarización de este sector de trabajadoras que es clave para sostener la economía de las mayorías de las familias. “39,6 por ciento de las trabajadoras son quienes sostienen con sus ingresos a sus hogares y existen en nuestro país casi 900 mil trabajadoras de casas particulares y sólo un 26 por ciento tiene obra social”, detalló Frenkel datos relevados por quienes trabajan en el colectivo Economía Feminista. “Sólo 183 mil recibieron la IFE”, agregó, con información de la Anses.

Más del 50% cobra menos de 8 mil pesos, cuando la canasta básica se estableció en 46 mil pesos. A eso se refirió el secretario general Ricardo Peidro, presente en el encuentro: “El miércoles votamos en contra de que el Salario Mínimo Vital y Móvil sea en marzo del año que viene de 21 mil pesos porque hoy en día la Canasta Básica supera los 45 mil pesos”.

Sonia Kopprio, de Río Negro señaló que “estamos debajo de la línea de pobreza, están despidiendo a las compañeras aún con la resolución del gobierno de no despedir. Las trabajadoras necesitan hoy el dinero para comer. Somos seres humanos explotados nuestros cuerpos no dan más: trabajamos por 7 mil pesos al mes y limpiamos, cuidamos chicos, hacemos de todo”.

Stella Marys Zalazar, de San Juan agregó: “Estamos unidas, como nunca antes en nuestra historia y debemos exigir paritaria ya. No puede ser que nos descuenten la obra social del sueldo”.

La abogada de la Central, Verónica Quinteros dijo además que es obligatoria la “entrega de protección a las trabajadoras porque es impresionante la cantidad de compañeras que se enferman de Covid”.

En ese sentido, Kopprio contó que Neuquén volvió a la fase 1 y las trabajadoras no tienen cómo trasladarse, “se pagan el taxi y se gastan todo el sueldo para ir a trabajar porque no se les permite usar el transporte público. Se contagian en las casas donde trabajan pero no miran eso, las culpan a ellas y los hospitales están absolutamente colapsados”.

Viviana Pomiglio, de Río Cuarto también visibilizó esa situación de extrema vulnerabilidad: “Tenemos los índices de COVID más altos de toda la provincia y tenemos hijos e hijas pequeñas, que se quedan solas cuando vamos a trabajar y que se pueden contagiar”.

No están solas

Lo difícil de organizarnos es que es un trabajo en soledad, cada compañera está sola en la casa donde trabaja y muchas veces tiene miedo de organizarse o de reclamar lo que son sus derechos. “Es dificil porque trabajan solas en las casas, no tienen compañeras en el lugar de trabajo y tienen miedo de plantear cosas porque están solas”, explicó Kopprio.

Quinteros señaló que es urgente “entender que es una actividad esencial y estructural porque si no el resto de la familia no puede trabajar” y Zalazar agregó que “en todo el país estamos en la misma situación: despedidas, cobrando salarios de miserias sin protocolos de seguridad, contagiadas de COVID, pero estamos unidas bajo la Central que está trabajando tanto” y destacó que es fundamental luchar para que se les pague la antigüedad.

Manuela Muñoz de Entre Ríos sumó su voz para contar que en su región están haciendo “conversatorios para contar lo que hacemos y para mostrar la importancia del sindicalismo, de estar sindicalizadas y las compañeras vean que no estamos solas”.

Fuente: www.agenciacta.org