Experiencia invalorable

Por Juan Carlos Giuliani*

El 1º de agosto, Día de la Pachamama, se cumplieron cuatro años del fallecimiento de un hombre digno: Raimundo Ongaro. Emergente de las luchas obreras de mediados del siglo pasado, Ongaro supo responder cabalmente a su condición de dirigente sindical comprometido con la defensa de los intereses de la clase trabajadora y la construcción de un Proyecto de Emancipación.

La CGT de los Argentinos (CGTA) fue una experiencia efímera e inolvidable. Un hito insoslayable en el registro de la historia del movimiento obrero argentino.

Fundada por iniciativa del dirigente gráfico Raimundo Ongaro en el “Congreso Normalizador Amado Olmos”, sesionó entre el 28 y el 30 de marzo de 1968. De ese congreso se retiraron tanto los gremios vandoristas como los colaboracionistas que constituyeron la CGT de Azopardo, de neto corte participacionista con una tiranía oligárquico-militar al servicio de los monopolios y el imperialismo.

Se trató de una experiencia infrecuente en la Argentina que llevó a la práctica una concepción de integralidad en la construcción política. Junto a los dirigentes obreros nucleó a numerosos intelectuales, militantes de organizaciones populares, estudiantiles y religiosas como el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo.

La CGTA estableció varias filiales a nivel nacional. El dirigente estatal Héctor Quagliaro fue su secretario general en Rosario y será quien lidere el “Rosariazo”. Agustín Tosco dirigía la regional cordobesa y, junto a Atilio López y Elpidio Torres, encabezaría el “Cordobazo”, una revuelta popular que eyectó del poder al dictador Juan Carlos Onganía.

La soberbia pluma de Rodolfo Walsh, autor del Programa del 1º de Mayo y director del Semanario de la CGTA, junto a la potente belleza de los dibujos de Ricardo Carpani, simbolizan –en su más alto nivel de expresión– el compromiso de los intelectuales con el proyecto de liberación nacional y social impulsado desde el vientre de la clase trabajadora.

Entre el 1º de mayo de 1968 y febrero de 1970 salieron a la calle 55 números del Periódico de la CGT de los Argentinos.

Tenía como editores responsables a Raimundo Ongaro y a Ricardo de Luca, y contaba con los invalorables aportes de Walsh y Rogelio García Lupo, además de incontables corresponsales populares, muchos de ellos delegados fabriles, dispuestos a informar con la voz del pueblo.

Salvo los últimos cuatro números que fueron editados en la clandestinidad, y por lo tanto distribuidos de mano en mano, el resto se vendía en los quioscos, con tal éxito que, por ejemplo, el tiraje total del Nº 33 superó el millón de ejemplares.

Este singular emprendimiento fue pionero en la creación y desarrollo de medios de comunicación propios y reflejó con absoluta e intensa calidad informativa casi dos años de luchas populares.

A los que afirman que los trabajadores deben permanecer indiferentes al destino del país y pretenden que se ocupen solamente de problemas sindicales, les respondió Amado Olmos, quien días antes de morir, desentrañó para siempre esa farsa: “El obrero no quiere la solución por arriba. El trabajador quiere el sindicalismo integral, que se proyecte hacia el control del poder, que asegura en función de tal el bienestar del pueblo todo. Lo otro es el sindicalismo amarillo, imperialista, que quiere que nos ocupemos solamente de los convenios y las colonias de vacaciones”.

Cincuenta y dos años después de aquella invalorable experiencia, vale la pena reivindicar esa iniciativa estratégica que alumbró un nuevo modelo sindical, regido por su autonomía del Estado, los partidos políticos y los dueños del capital y por su inalterable consecuencia en la defensa de los intereses de la clase y de la Nación.

Aceptar el reto de honrar la coherencia de los forjadores, los héroes y los mártires del movimiento obrero, es un insumo cotidiano que alimenta la conciencia histórica. En esas luchas, en esos muertos y en esos principios reside nuestro fundamento, nuestro patrimonio y nuestra razón de ser.

El Manifiesto Nacional por la Soberanía, el Trabajo y la Producción lanzado el 1º de mayo de este año en una fábrica recuperada y que cuenta entre el centenar de organizaciones convocantes a la CTA Autónoma, es el resultante del puente de plata tendido entre aquellas entrañables enseñanzas y las demandas de los nuevos tiempos signados por la pandemia del COVID-19, la embestida de las corporaciones hegemónicas y la complicidad del sindicalismo empresarial para que la “nueva normalidad” sea más de la misma injusticia social anterior al coronavirus.

El Manifiesto Nacional implica la puesta en marcha de una convicción colectiva: La misión más justa, soberana y democrática que pueden portar los trabajadores en este capítulo de la historia, es la de continuar con el proceso de emancipación inconcluso pero vivo en el corazón de nuestro pueblo.

La Campaña Nacional de la CTA-A “Distribuir la riqueza para salir de la crisis” con sus propuestas de Salario Universal; Impuesto a la Riqueza; Suspensión de los Pagos e Investigación de la Deuda; Soberanía Alimentaria, Energética y Tecnológica y Profundización de la Democracia para darle carnadura social y protagonismo popular, apunta en la misma dirección reparadora de derechos arrebatados por el poder oligárquico.

La CGTA se erigió bajo el lema “Sólo el pueblo salvará al pueblo”. La mayoría de los argentinos sabe que ésa es la pura verdad.

*Vocal de la Comisión Ejecutiva Regional de la CTA Autónoma Río Cuarto. Congresal Nacional de la CTA-A en representación de la provincia de Córdoba