Del emprendedurismo al rebusque

Desde el inicio de su gestión, el Gobierno de Cambiemos pretendió imponer políticas que instalen el emprendedurismo como una receta magnífica para resolver los problemas de productividad y empleo. Sin embargo, cada vez hay mayor desempleo, más pobreza y la gente no llega a fin de mes. Ni siquiera el que tiene trabajo le alcanza para la Canasta Básica de Alimentos. Los argentinos pasaron de esa promesa de convertirse en emprendedores al rebusque cotidiano.

Por Nano Nusbaum

En un contexto económico signado por una inflación galopante, la gente recurre a distintas actividades como la venta callejera, los pastelitos, empanadas o canelones para el fin de semana, el pan casero y cuanta iniciativa sirva para juntar unos pesos más y aliviar la economía familiar. En la calle, a través de los grupos de WhatsApp o redes sociales toda propuesta extra laboral es buena para paliar la difícil situación económica.

Sin pretensión de realizar una categorización conceptual sociológica acerca del entramado social y los cambios de comportamiento en la gente, producto de la situación económica, observamos y compartimos algunas particularidades.

Cada vez más personas recurren a la calle como lugar de subsistencia: hay más niños en los semáforos, aumentó la cantidad de “carritos” que venden choripanes y hamburguesas, las ferias de ropa se imponen como una versión superadora a los grupos de trueque (surgidos durante la crisis del 2001), personas que comercializan pastelitos, pan casero, canelones, etc., muchos que comenzaron a utilizar la bicicleta como medio de transporte, gente que timbrea pidiendo comida o ropa, merenderos y hogares solidarios colapsados de gente y sin recursos, y están los más postergados por el modelo económico, los que hurgan en los contenedores en búsqueda de comida.

También se observan cambios en parte de lo que era la clase media, aquellos que no quieren resignarse a perder su estilo de vida y comercializan u ofrecen productos y servicios a través de las redes sociales y en grupos de WhatsApp, ya que la calle no es un lugar que responda a su identidad (históricamente la clase media cuestionó la venta ambulante), los que ahora ya no viajan los fines de semana largos y comparten las claves de servicios de Netflix o Flow.

El modelo económico

Desde el inicio de su gestión, el presidente Mauricio Macri expresó el lineamiento de su modelo económico bajo las consignas de la liberalización y la desregulación, ejes fundamentales de un plan neoliberal que trajo ajuste, inflación y flexibilización laboral, y que impulsaron la pérdida de empleos y la generación de mayor pobreza. Uno de cada siete argentinos no llega a fin de mes.

A su vez, mediante una supuesta agenda modernizadora, el gobierno de Cambiemos pretende imponer políticas que instalen el emprendedurismo como una receta única para resolver los problemas de productividad y empleo, sin embargo, no logró generar mayor empleo ni valor agregado a la producción primaria.

Mauricio Macri lleva 181,6% de inflación acumulada durante su gestión: 36,7% en 2016, 24,8% en 2017, 47,6% en 2018 y 11,8% en este primer trimestre de 2019. En el segundo semestre de 2018 el número de pobres creció al 32%, es decir, 14,3 millones de personas en el país.

En términos conceptuales, emprendedor es quien «emprende con resolución acciones dificultosas o azarosas» y emprender refiere a «comenzar una obra, un negocio, un empeño». Esta definición genérica lleva entonces a la idea del hombre moderno en la que el esfuerzo personal, la libertad del individuo y la igualdad de oportunidades contribuyen al desarrollo de la condición humana.

“Ser emprendedor aparece en este contexto como una forma de vida, un modelo cultural, a la vez que configura un nuevo sujeto social. De este modo se promociona al individualismo, la iniciativa y la innovación como factores despegados de la dura realidad socioeconómica, dejando de lado la solución del grave problema del creciente desempleo”, indicó Horacio Aizicovich, dirigente cooperativista y gerente de Recursos Humanos de Credicoop Río Cuarto.

Advirtió que Mauricio Macri y su equipo –alumnos ejemplares de esta corriente– buscan instalar formalmente esta iniciativa en nuestro país. La ley 25.300 de Emprendedores que lograron sancionar deja de lado a las organizaciones de la economía social y solidaria, dando cabida únicamente a actividades con fines de lucro. Además, la creación expedita de sociedades por acciones simplificadas promueve la tercerización del trabajo en beneficio de las grandes empresas.

La salida colectiva

La experiencia y la historia indican que las PyMES, las cooperativas y la red de economía social y solidaria –que conforman un formidable entramado social y productivo– contribuyen con más del 50% de participación en el PBI y son, en conjunto, las principales empleadoras del mercado interno, las que no pueden ser reemplazadas por fomentos a proyectos individuales y de micro emprendedores.

El cooperativista Horacio Aizicovich sostuvo que “estas políticas ya se han aplicado en nuestro país y han dejado en claro que tienen un fuerte efecto destructivo sobre las producciones locales, en especial de las PyMES, cooperativas y economías regionales”. En este proceso, los salarios de los trabajadores formales pierden su poder adquisitivo y los de los trabajadores informales o no registrados quedan sumergidos por debajo de la línea de pobreza. Las medidas económicas de la gestión de Macri hizo que los argentinos pasaran del sueño del emprendimiento propia al rebusque para poder llegar a fin de mes.

Fuente: www.retruco.com.ar