La Forestal: Revuelta y represión

Hace más de cien años comenzaban las huelgas contra la compañía maderera británica, cuya represión dejó 600 muertos y un desastre ecológico en Santa Fe. En diciembre de 1920 La Forestal cerró varias instalaciones, despidió obreros y muchos pueblos quedaron al borde la miseria.

Un trabajador de la industria forestal en Villa Guillermina.

Desde la producción académica, se analiza el terreno de las conquistas laborales y las luchas obreras del siglo XIX. En el Instituto Ravignani de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, Alejandro Jasinski, historiador y autor del libro Revuelta obrera y masacre en La Forestal, sostiene: “El gran impacto de la pérdida para los pueblos forestales, además de económico, fue identitario. Una comunidad que se reconocía como forestal, que estaba muy vinculada al trabajo con la madera, perdió en manos de ese desarrollo extractivo sus perspectivas de futuro”, explica Jasinski. “Hoy en aquellos poblados hay una mirada que pretende terminar con la imagen de la empresa como benefactora total y con el negacionismoen torno a la masacre de La Forestal. Por eso desde esos poblados hay un esfuerzo por ahondar en aquel pasado, para conocer la historia completa”.

Quebracho

Antes de la llegada de La Forestal a fines del siglo XIX, los bosques de quebracho colorado ocupaban el territorio comprendido entre el sur de la provincia del Chaco y el norte de la provincia de Santa Fe y se extendían por más de dos millones de hectáreas a lo largo de la región. Según una investigación realizada en el 2004 por la Secretaría de Ambiente de la Nación y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el resultado del proceso de deforestación que llevó a cabo La Forestal hizo que se perdieran el 86 por ciento de los bosques de quebracho del país.

“El proyecto tuvo un carácter extractivista y nunca contó con un plan de reforestación. Por las características naturales del quebracho colorado y su lento crecimiento, la idea era antieconómica”, explica el investigador del Conicet especializado en Historia Ambiental y dedicado al estudio de La Forestal, Adrián Zarrilli, respecto de las consecuencias del negocio forestal.

Transporte de árboles talados en Villa Guillermina en la época de La Forestal.

Transporte de árboles talados en Villa Guillermina en la época de La Forestal.

Se calcula que a lo largo de 60 años se talaron 350 millones de toneladas de quebracho. Aquel extractivismo sin límites generó un serio impacto ambiental: Un proceso de desertización, desaparición de especies y la profundización de la problemática de las inundaciones.

“Las consecuencias de este proceso intensivo se expresaron en el empobrecimiento creciente del bioma, de los suelos, la pérdida de especies y, en términos más generales, el despoblamiento y los conflictos socioambientales. Además, agravó la problemática de las inundaciones en el norte del país, ya que los bosques actúan absorbiendo y deteniendo las crecidas de los ríos”, indica Zarrilli.

Una de las especies más afectadas por la reducción de bosques fue el yaguareté, que hoy se considera extinto. Otras especies, como el venado de las pampas, se encuentran al borde de la extinción. Por otro lado, el empobrecimiento de los compuestos orgánicos de la tierra y la excesiva evaporación a nivel del suelo dificultaron el crecimiento y desarrollo de la vegetación.

En 1906, y casi sin regulaciones por parte del Estado nacional, The Forestal Land, Timber and Railways Company Limited se quedó con 668 leguas cuadradas de bosques de quebracho argentino. La firma se hizo dueña de una de las mayores reservas mundiales de tanino –sustancia que se obtiene de la madera del quebracho y se utiliza en el proceso de curtido del cuero– y comenzó a crecer de manera vertiginosa en el norte santafesino: fundó cerca de 40 pueblos, montó 400 kilómetros de vías férreas, alrededor de 30 fábricas y puertos propios.

La instalación de la compañía en el país fue producto del pago de una deuda contraída con la compañía inglesa Casa Murrieta y Cia. en 1872. La provincia de Santa Fe no pudo cumplir en tiempo y forma con el pago de dicho préstamo y saldó un tercio de su deuda con tierras públicas. Detrás de la venta, aparecían los intereses nacionales de la época que buscaban colonizar la zona con arrendatarios anglosajones y despoblar así los asentamientos aborígenes.

La Forestal creó su propio territorio, un estado dentro del Estado. Fue dueña de la tierra y de la maquinaria, pero también de los pueblos y sus instituciones. Se calcula que contrató más de 20 mil trabajadores, entre obrajeros, operarios de fábrica, administrativos, obreros del ferrocarril privado y marítimos. El pago se realizaba, en general, a través de vales, y los alimentos solo se podían obtener en los mismos almacenes de La Forestal. El comercio o ingreso de otras mercaderías estaba prohibido en toda la región. En pocos años, la compañía dominó la industria del quebracho, absorbió a sus competidores y pasó a controlar la producción y la distribución nacional e internacional. Los ingleses convirtieron la extracción de tanino en la única actividad económica de la región, transformando la vida de los pueblos forestales y la fisonomía del escenario natural.

Según los registros realizados por Gastón Gori en su libro La Forestal, a pesar de la gran fortuna generada por la compañía, en el año 1916 pagó únicamente 300 mil pesos en materia de impuestos a la provincia, mientras que giró casi 9 mil millones al imperio británico. A principios de la década de 1910, los trabajadores comenzaron a organizarse para reclamar por mejoras en sus condiciones de trabajo y de vida (los obreros cumplían jornadas de 12 horas, con malas condiciones de salud, higiene y vivienda). La empresa creó una fuerza represiva y en diciembre de 1920 cerró varias instalaciones, despidió obreros y muchos pueblos quedaron al borde la miseria.

Explotación forestal en Villa Guillermina hace un siglo.

Explotación forestal en Villa Guillermina hace un siglo.

El 29 de enero de 1921 se produjo una gran revuelta obrera en la que unos 300 o 400 trabajadores intentaron tomar las fábricas de Villa Ana y Villa Guillermina. El estallido fue reprimido por la Gendarmería Volante y la Legión Patriótica y allí murieron unos 600 obreros, hubo torturas, violaciones y quema de viviendas. Tres décadas después, con los quebrachales talados, La Forestal cerró todas sus plantas. El informe de 2004 de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo de la Nación y el INTA el costo ecológico causado por La Forestal fue de 3000 millones de dólares. Detrás de la partida de esta empresa quedaron pueblos desiertos, migraciones masivas de pobladores sin trabajo y casi el 90% de los quebrachales talados.

Hoy, los poblados del Chaco santafesino buscan visibilizar esa historia, rescatar la cultura forestal y revalorizar su complejo legado. El Centro de Estudios de Arqueología Histórica de la Universidad Nacional de Rosario impulsa un proyecto sobre La Forestal y sus pueblos. La investigación busca recuperar, difundir y preservar el patrimonio arqueológico y la memoria de los pueblos ligados a la industria de la explotación maderera. “Esta investigación pretende generar un desarrollo para estas localidades. Además, reflexiona sobre el pasado industrial y el impacto ambiental”, dice la directora del proyecto, Cristina Pasquali.

El programa de Canal Encuentro Los trabajos y los días problematiza este pasado de luchas obreras como hitos que mantienen viva nuestra memoria en el presente. En Rosario, un grupo joven está impulsando un documental con perspectiva de género sobre La Forestal, que surgió de un laboratorio con la guionista y productora Albertina Carri. “Hay muy pocos registros sobre las santafesinas que habitaron y transitaron ese período. Una gran parte de la historia colectiva de la provincia no está contada y por eso queremos explorar la mirada femenina de esa experiencia que duró casi seis décadas en una extensa parte del territorio”, indica su directora, Carolina Cairo.

Desde los pueblos del Chaco santafesino se impulsan diversos movimientos culturales que buscan mantener vigente la memoria forestal. Así, funcionan el Villa Ana Forestal Rock, que se realiza en el viejo almacén de la compañía, y el Festival del Quebracho, en las ruinas de la fábrica. Ambos eventos intentan rescatar ese pasado y compartir la identidad única de aquel escenario histórico desde la música.

Fuente: Revista Ñ