La insoportable levedad del ser

La muerte de José Porta implica remontar a una Córdoba atravesada entre política y negocios. Una radiografía de un empresario recordado por Monsanto, el Llao Llao y los Pandora Papers, pero no así por lxs vecinxs que conviven con su fábrica.

Por Lea Ross

Es el año 2013. José Vicente Porta, que en ese entonces tenía 55 años de edad, se baja de su formidable camioneta, junto con un joven. Está cerca de su fábrica de destilería. Pero en lugar de ir a trabajar, con su camisa clara y saco negro, decide presentarse ante una reunión vecinal, que lo convocaron para trasladarle algunas inquietudes y quejas. “Buenas… vine aquí con mi hijo”, les señala a unos treinta personas presentes. Los habitantes del barrio San Antonio y sus alrededores le comentan varios problemas que genera sus inversión como malos olores y ruidos fuertes, además de posibles impactos sintomáticos que le generan los humos que salían de sus chimeneas, como dolores de cabeza, ojos rojos, problemas respiratorios, etc. Un año antes, Porta Hnos. había comenzado la fase operativa de la producción de alcohol etílico a base de maíz, fecha del cual algunos habitantes comenzaron a tener esos males.

Porta los escucha con detenimiento: “Les garantizo que la fábrica cumple con todas las normas de seguridad”. Su alocución no convence. Él insiste en aferrarse en la sustentabilidad de su negocio. El ambiente se pone tenso. Porta se pone tenso. No acostumbrado a estos intercambios, se levanta y les responde: “Van a tener que aprender a convivir con mi empresa”. Da media vuelta y se retiro, junto con su heredero.

Pasaron diez años. José Vicente Porta murió el 28 de abril pasado, víctima de un cáncer. Y en el barrio ya no solo se hablan de síntomas, sino también de enfermedades.

Generaciones

José Vicente Porta era de la cuarta generación de una familia que había arribado en las tierras cordobesas a fines del Siglo XIX. Ingresó a la compañía familiar, en paralelo a sus estudios universitarios de contaduría. Después de eso, su padre de nombre homónimo, y que había fallecido en el reciente año 2019 a los 93 años de edad, ocupaba el cargo del ministerio de Producción en las gestiones radicales de Eduardo Angeloz y Ramón Mestre, y del peronista José Manuel de la Sota. Su hijo Vicente se encargaba enfocar el crecimiento de la pyme familiar hasta alcanzar una clientela que atravesara incluso las fronteras nacionales, sacando provecho el régimen nacional de producción de biocombustibles.

Así, la segunda generación del agronegocio invirtió en el valor agregado en los cultivos agrícolas, mediante un capital concentrado en el territorio cordobés entre tres polos: Promaíz, de la local Aceitera General Deheza y la estadounidense Bunge, ACA Bio de Villa María, y Porta Hnos., siendo el accionista “estrella” de Bio4, en Río Cuarto. Estas firmas han sido, incluso, los principales aportantes de las campañas políticas locales, ya sea de Hacemos Por Córdoba de Juan Schiaretti e incluso del Frente de Todos, de la mano de uno de sus dirigentes, el ex-schiarettista Carlos Caserio.

Incluso incide en el cambio generacional de la dirigencia política local, donde se acaba de anunciar el frente oficialista, re-rebautizado como “Hacemos Unidos Por Córdoba”, no solo tiene como su candidato a gobernador a alguien que estaba en las antípodas con el centralismo schiaretti-delasotista, el joven Martín Llaryora, sino que además logró con su afán de transversalidad de cooptar, a último momento, a dirigentes que integraban en Juntos Por el Cambio. Tal es el caso de la ahora candidata a la Vicegobernación, la afliada a la Unión Cívica Radical Myrian Prunotto, y el ahora ex Presidente del PRO en Córdoba, Javier Pretto, candidato a Viceintendente de la Capital cordobesa, junto con el actual Vice Daniel Passerini.

A sacar los trapitos al sol.

El cambio generacional del PJ implica sacarse de encima lo más estorboso de los viejos vinagres, que fueron las caras visibles de una etapa económica obsoleta centralizada en el monocultivo sojero, para cambiarlo en un duopolio donde el maíz adquiera una relevancia superadora.

Bajo tierra, trapos bajo sol

Un total de 170 avisos fúnebres se publicaron en el diario La Voz del Interior (los días 29 y 30 de abril, y 2, 3 y 4 de mayo), donde otorgaron el pésame al difunto José Porta. La gran mayoría fueron publicadas por renombradas figuras del establishment autóctono, seguidos por varios estudios jurídicos y un puñado de figuritas políticas, como el Ministro de Agricultura Sergio Busso, el de Industria Eduardo Accastello, el Presidente y Director del Banco de Córdoba, Daniel Tillard y Mauro Cuneo; el candidato a gobernador por una de las listas liberchongas Gabriel Bornoroni; el ex diputado de la UCR Oscar Aguad, y la Intendenta PRO de Villa Allende, Maria Teresa Riu-Cazaux.

La Fundación Llao Llao, que realiza las comentadas reuniones en el hotel barilochense homónimo, publicó también su pésame por el destilero cordobés, a pesar que no hay información que haya asistido a aquellas jornadas.

Otra firma es la de Alejandro Sánchez Freytes, que es uno de los tres jueces federales de la provincia de Córdoba.

El representante de Monsanto en Argentina, Federico Novillo Corvalán, también despidió, junto con su esposa Gabriela Bertero, “al querido Negro”, que representa a la multinacional desde que llegó al famosa soja transgénica a mediados de los años noventa. Tuvo un frustrado intento para que la empresa instalara la mayor procesadora de maíz del subcontinente en 2012, pero una resisntecia vecinal en la localidad cordobesa de Malvinas Argentinas lo frenó. Todo apuntaba que dentro de su cartera de clientes iba a ser Porta Hnos. La actual firma Bayer-Monsanto también publicó su propio aviso en La Voz.

Novillo Corvalán, de Monsanto, con perfil bajo por la pérdida de su cliente… y de su inversión en Malvinas Argentinas.

Siguiendo con el rubro agropecuario, la comisión directa de la Bolsa y Cereales de Córdoba dio su pésame, como la fabricante de sembradoras Agrometal, al igual que su presidenta Rosana Negrini. La familia Urquía, de Aceitera General Deheza, también dio sus condolencias. Agustin Pizzichini, de Federación Agraria sede Córdoba, junto a su familia lo calificaron como “un gran hombre”.

El directorio de José Minetti y CIA publicó que se “despide con infinito pesar a un querido amigo”. Integrantes de la familia Minetti están siendo investigados por colaborar por crímenes de lesa humanidad contra sus obreros en Tucumán, en un caso muy semejante a lo ocurrido en el ingenio Ledesma, de la mano de los Blaquier.

Grupo Arcor también publicó lo suyo, al igual que su ex eterno titular Luis Pagani, quien se retiró recientemente de la directiva de la compañía, y es reemplazado por su hermana María Eugenia. Pero al igual que los hilos de la empresa, ambos también compartieron un mensaje aparte de despedida para el Negro Porta.

Decíamos que varios estudios jurídicos han lanzado sus condolencias. Destacamos uno: el Estudio Gatica, Chasseing Monferran, cuyos directores, Marcelo Chasseing y María Castellanos, también firmaron un mensaje póstumo aparte. Sus oficinas están en la calle Obispo Oro. Ese mismo fue utilizado por Porta Hnos. para crear una firma cuasi ficticia llamada Maíz Energía SA, junto con otras figuras como Luis Magliano, ex presidente de la Sociedad Rural de Jesús María, imputado por el robo de 3.500 vacas en el norte del país. “Maíx Energía SA” es el nombre que utilizaron para registrarse en la Secretaría de Energía de la Nación, para tener el aval de comercializar bioetanol como combustible. Desde ya, se aclara, que en ese domicilio, ubicado en pleno centro de la capital, no hay fermentadores, ni chimeneas.

Una renombrada figura que publicó su aviso fue Lucas Salim, CEO de Grupo Proaco, pero también fue Presidente de Trium SA, firma inmobiliaria que le pertenece a la familia Porta, y que compró el predio de la ex Villa El Pocito, en el corazón de la capital, donde se están construyendo coquetos departamentos del mencionado holding.

En el ámbito universitario, también aparecen el Decano de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Córdoba, Rogelio Pizzi, al igual que su Vice Patricia Paglini, junto con el Consejo Directivo, Secretarios y Subsecretarios. A la vez, aparece el Presidente de la Universidad Empresarial Siglo 21, Juan Carlos Rabbat y su Rectora, María Belén Mendé.

Aldo Roggio y la actual directiva del holding, “Gracy”, publicaron su aviso, con el mensaje que Porta dejó “una gran lección de vida”. También lo hicieron María y Manuel Tagle hijo, que lo despidieron “con mucho cariño”. Los padres de Aldo, Manuel y el Negro han tenido conexiones mercantiles.

En 1962, cuando Vito Roggio fue impuesto como Intendente de la ciudad de Córdoba, por orden del Presidente de facto José María Guido, se creo la Corporación Argentina de Vivienda (CAP), para el manejo de fondos inmobiliarios, cuyo presidente era el intendente Roggio. Entre sus accionistas, también estaba Manuel Tagle padre. Los fondos terminando financiando las obras de construcción de la compañía del propio jefe municipal. Para la última dictadura cívico-militar, la CAP se convirtió en el Banco Suquía, y en el año 2000 se vendió a la banca francesa, donde pusieron como director a José Porta (p), hasta que fue absorbido en el 2002 por el Banco Macro. En ese intermedio, Porta tenía un frustrado interés para comprar el Banco de Córdoba.

Finalmente, uno de los primeros en publicar su aviso, y de manera reiterativa es Miguel de Biasi, el dueño de las gaseosas Pritty, empresa que también publicó su aviso definiéndolo como un “comprometido con el futuro de nuestro país”. En cuanto a su director, consideró a José Porta como “su amigo del alma”, de que fue “un honor y un privilegio disfrutar” de su “amistad, durante toda una vida”, al que lo recuerda por su humor y optimismo: “Te fuiste amigo y con vos se fue una parte de mi vida”. Su hermana, Cristina, está casada con Euclides “Tati” Bugliotti, de Dinosaurio Mall, que también publicaron su aviso fúnebre.

A fines del año 2021, La Luna con Gatillo reveló que De Biasi, junto con su esposa, estaba involucrado en los Pandora Papers, por haber registrado dos compañías offshore en las islas Vírgenes Británicas en 2002 y 2006. Después, en 2008, se insertó en el directorio de una empresa de vuelos privados, llamado Airjeat SA, junto con otros renombrados empresarios como Alejandro Asrín, de Tarjeta Naranja, María Pía Astori, presidenta de la constructora homónima; y José Porta hijo, el “amigo del alma” del hombre “pritiador”. Hablamos de jets privados, donde uno de sus directores manejaba dos empresas en guaridas fiscales de América Central, hasta que en 2014, le quitaron esos permisos por no cumplir con los trámites a tiempo. Y en la cuarentena, la compañía fue cedida a un grupo menos conocidos.

La razón de ser

Pasaron diez años. En San Antonio ya no se habla de síntomas. Se habla de enfermedades. Se comenta que hubo un “parate” en la producción de un día después de la muerte de su director.

En estos momentos, se mantiene un doble proceso judicial contra la fábrica. A fines del año pasado, la Cámara Federal de Apelaciones le exige a la empresa tener los papeles ambientales en línea. Pero como las distintas instancias no ordenaban a la firma cerrar la fábrica, se presentó un recurso ante la Corte Suprema de Justicia, donde los supremos estarían analizando el expediente. Hasta la edición de este artículo, dos de ellos ya habrían determinado su voto de sus respectivas oficinas. Finalmente, el caso también está siendo analizado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

A pesar de la gran cantidad de avisos fúnebres, las familias que viven alrededor de la compañía no se enteraron del deceso de su directivo. “¡No! ¡No tenía!”, me comenta una doña, mientras mantenía el patio de su vivienda. Ella reconoce los fuertes olores y las denuncias por contaminación de la empresa: “Mucha gente se queja de eso. Yo no estoy muy metida de eso”. Una quiosquera muy joven tampoco se enteró de lo sucedido, pero sí se había enterado de la muerte del padre: “Los olores se sienten en general a las seis de la mañana. O en los días más cálidos”.

“Igual, yo creo que está bien que esté la fábrica -me comenta la vecina que vive hace varias décadas en el barrio-. Vos fijate cuando si andas por el centro de la ciudad y le pedís a un taxista que te lleve a algunas de las calles de acá, él quizás no sepa dónde ubicarse. Pero si le mencionás a Porta, ahí sí sabe donde llegar. Que una empresa genere ese progreso para un barrio no debe ser malo”.

“Nosotros queremos que la empresa sea relocalizada. Porque a esta altura ya no pueden hacer un estudio de impacto ambiental, que tenga como base la salud. ¿Cómo podrían decir de qué murieron los niños de acá? Si no lo pueden hacer, tendrían que retirarse a otro lugar y empezar de cero”, explica Silvia, integrante de la organización VUDAS, cuya casa está pegada a las rejas de la firma.

-Realmente, hubiéramos querido que José Porta esté vivo-, continúa.

-¿Por qué?

-Porque teníamos que resolver cosas. Y mantuvimos vivos para eso. Nos quedamos en el barrio, luchamos contra las enfermedades y nos mantenemos vivos para eso.

Fuente: www.lalunacongatillo.com