La lucha es de clase: Feminismo Popular y Jubilados

Palabras pronunciadas por Sonia Ramadori (foto de portada) este miércoles en la protesta de los jubilados en representación de la CTA Autónoma Regional Villa María.

“Como miembros de la CTA Autónoma estamos hoy apoyando el reclamo de la Asociación de Jubilados de Argentina. Algunas porque ya somos trabajadoras en estado de pasividad, otros porque en el futuro lo será pero por encima de ese motivo que suena tan individual, estamos aquí hoy y estuvimos también ayer porque desde nuestra Central Regional de Trabajadores creemos que la lucha es de clase: De la clase trabajadora en favor de la defensa de los derechos adquiridos que no se respeten y por los que faltan por reconocer.

“Otras voces aquí presentes expondrán con detalle y precisión el justo reclamo que nos convoca. Nosotras, con Thelma, Andrea, Cristina, Luz…queremos expresar cuál es nuestra posición respecto del día tan importante que es hoy, 8 de Marzo, Día Internacional de la Mujer.

“Somos mujeres, trabajadoras y activistas sociales y adherimos desde el Feminismo Popular.

“Cuando hablamos de Feminismo Popular nos referimos a  aquellas luchas por transformar las relaciones de opresión entre hombres y mujeres, donde lo Popular implica la idea de que el cambio social se hace junto con el pueblo y no solo por y para las mujeres. Es decir, no se trata solamente de la pertenencia a un grupo de base, sino una aspiración política de transformación

“En América Latina, el Feminismo Popular se articula con luchas políticas más amplias. Mujeres de sectores populares se han ido identificando con el feminismo sin renunciar a sus objetivos sociales, políticos y de clase.

“Otra característica del Feminismo Popular son sus alianzas con otros movimientos sociales populares para resistir y construir alternativas al capitalismo y al patriarcado.

“Para el Feminismo Popular la lucha es por otro modelo que garantice el derecho de las mujeres a una vida libre y sin violencia,  por generar igualdad entre mujeres y hombres y justicia social, para que la solidaridad entre las personas sea sostenible. Se entiende que las alianzas de las mujeres con otros movimientos sociales son esenciales para fortalecer la resistencia y avanzar hacia la superación del patriarcado y del capitalismo.

“La opresión tiene una base económica, por ello para la total liberación femenina, es indispensable la transformación de la estructura económica. Es importante la participación activa de la mujer en la lucha de clases. El enemigo de la mujer en este problema no es el hombre, sino el sistema capitalista.

“El gran aporte de los movimientos de liberación, hasta ahora, no es haber resuelto la situación de la mujer, sino precisamente haber ‘puesto el dedo’ en un grave y complejo problema: su explotación y opresión económica, su aislamiento social, su uso como objeto sexual y su discriminación política son problemas que se enmarcan definitivamente dentro de las Ciencias Sociales.

“El origen, evolución, magnitud , características y aún el análisis de los movimientos de liberación femenina, son temas que preocupa a los científicos sociales: La igualdad de la mujer y el hombre en la sociedad no puede ser conquistada solamente a través de movimientos feministas que plantean  reivindicaciones  centradas en algunos aspectos de la condición humana de las mujeres; sino debe enfocarse como parte integrante de una lucha global contra la totalidad de un sistema social básicamente injusto y opresivo.

Camilo Rodríguez, Presidente de la Asociación de Jubilados de Argentina (AJA).

“Si revisamos la historia vemos que en las primeras etapas del capitalismo se incorporó a las mujeres y a los niños a la producción junto con los hombres, y fueron objeto de explotación y exterminio. Ante las crisis de producción y la reglamentación del trabajo dieron la posibilidad al capitalista de escoger la mano de obra más liberada de trabas sociales y biológicas, que era precisamente la de los hombres que no tenían interrupciones en el rendimiento ocasionados por partos, embarazos y cuidados de la familia.

“Las mujeres que se incorporaron al trabajo productivo han sido discriminadas con mucha frecuencia pues se las ha destinado a puestos inferiores, han recibido salarios más bajos que los hombres y se han ocupado fundamentalmente del servicio. Todo esto ocurre a pesar de que su capacidad como productoras ha sido y es, en realidad, igual a la de los hombres, como se vio claramente durante la Segunda Guerra Mundial.

“Por fortuna, al mismo tiempo que se experimenta una modificación de las condiciones económicas de la mujer eliminando su dependencia, se ha producido un cambio en su psicología que la capacita con mayor fortaleza y autoridad moral para luchar, para cambiar la estructura de las relaciones familiares y a que surja una sociedad que no haga de la mujer un objeto de servicio y de sexo sino que la transforme en un sujeto de su propio destino, haciendo de ella una persona que posea autodisciplina en vez de un sentimentalismo exagerado; que aprecie la libertad y la independencia en vez de la sumisión y de la falta de personalidad, que busque la afirmación de su individualidad.

“Para lograr realmente la liberación íntegra de la mujer se hace necesario cambiar las raíces estructurales de su explotación sino,  la misma mujer seguirá ayudando a reproducir el sistema.

“Es necesario hacer estudios de las características de la opresión en relación con las diferentes clases sociales, pues en nuestro sistema ninguna mujer escapa a ella, ya que hasta las mujeres de los empresarios viven en función de sus maridos. En cuanto a este problema hay que advertir que las ‘mujeres de su casa’ a pesar de la opresión a que las sujeta el sistema capitalista a través del trabajo doméstico no participan directamente en la lucha de clases en cuanto no intervienen en la producción, sólo participan de una posición de clase determinada en función de la clase social a la que pertenece su marido, esto nos explica el carácter conservador de la mayor parte de las mujeres y la gran diversidad de esferas ideológicas que justifican la opresión según la clase social a que ellas pertenecen.

“En el Feminismo Popular sostenemos que la opresión tiene una base económica, por ello la total liberación femenina, así como la sexual tienen como pre-requisito indispensable la transformación de la estructura económica del sistema burgués, por ello es importante la participación activa de la mujer en la lucha de clases. El enemigo de la mujer en este problema no es el hombre, sino el sistema capitalista en su conjunto”.