Las clases en lucha: La batalla de Bolivia

Este martes por la tarde se realizó un Conversatorio virtual sobre las elecciones de Bolivia, su proceso previo y el devenir política que implica el abrumador triunfo del partido de Evo Morales. Disertaron los intelectuales Isabel Rauber y Hugo Moldiz.

Organizada por la Secretaria de Prensa del Consejo Directivo Provincial (CDP) de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA) Córdoba, la actividad se desarrolló con la participación de numerosos compañeros y compañeras de Córdoba y de otras provincias, interesados por acceder a las miradas de dos importantes figuras intelectuales del campo popular latinoamericano como son Isabel Rauber, argentina afincada en Cuba que es doctora en Filosofía, escritora, profesora de la Universidad de La Habana, y Hugo Moldiz, abogado, periodista, catedrático y político boliviano, ex ministro de Gobierno de Bolivia durante el tercer mandato de Evo Morales, que debió refugiarse en la Embajada de México ante el peligro que corrió su vida tras el golpe militar de noviembre de 2019.

La secretaria de Prensa de ATE y Secretaria de Relaciones Institucionales de la CTA Autónoma Regional Río Cuarto, Julia Giuliani, moderó la charla y dijo que al presentar a Rauber, en primer término, que “es una intelectual de la Patria Grande que pone sus conocimientos y saberes de este lado, es una compañera que quiero y admiro mucho”.

Posteriormente, el secretario de Formación de ATE, César Theaux, destacó la importancia de la actividad y señaló que “desde la Secretaría de Formación y el Departamento de Derechos Humanos del CDP, que dirijo, es muy importante este Conversatorio para saber que pasó en la hermana república Plurinacional de Bolivia, desde el golpe a Evo hasta acá. Entendemos que parte de la formación para los compañeros de ATE reside en conocer los procesos geopolíticos que se desarrollan en Latinoamérica que evitan los procesos de construcción de la Patria Grande. O que en algunos momentos iluminan esos procesos”.

Acto seguido comenzó la exposición de Rauber, apuntando que las elecciones del domingo pasado fueron “la gran epopeya del pueblo boliviano. Un triunfo con una participación tan gran  y una diferencia de más del 20% en menos de un año, periodo donde el golpe se ensañó con represión y violencia contra todo lo que fuera simpatizantes, amigos, ni hablar, militantes y dirigentes del MAS. No es cualquier triunfo, es el del pueblo en medio de la dictadura y la represión implacable, con permanentes amenazas de muerte, con un chantaje  político, social y cultural. En esas condiciones el MAS gana. Lo primero que queda en evidencia es que el año pasado no hubo ningún fraude”.

La catedrática dijo que además que “se demuestra que nosotros, cuando nos articulamos y nos constituimos como sujetos políticos somos invencibles. Es un mensaje muy claro e importante. La necesidad de una unidad construida desde abajo, por los de abajo, que si supieron ponerse por encima de diferentes identidades y lecturas de lo que había ocurrido con las elecciones y en el periodo inmediato anterior, para comprender que la alternativa era entre que el pueblo se convertía en sujeto político protagonista de su historia o su historia las protagonizaban otros y quedaban subyugados. Esa madurez es la segunda enseñanza”.

Y agregó: “la tercer enseñanza, que está articulado con las anteriores, hay un mensaje importante para los pueblos, los intelectuales, la izquierda latinoamericana, para los partidos políticos del campo popular y para los gobernantes: El MAS como instrumento político de soberanía de los pueblos es la expresión político institucional de un conjunto de movimientos sociopolíticos que son los que lo originan, y no a la inversa. No es la estructura que crea los movimientos sino el movimiento que crea la estructura”.

“Esa base militante se vuelve a expresar como protagonista y la necesitamos no solo para definir procesos electorales sino que también tiene que gobernar. Es fundamental que ese pueblo constituido en sujeto vuelva a gobernar. Y este protagonismo del pueblo va a tener que mantenerse activo frente a la realidad que el proceso que se inicia va a convivir con los golpistas, con los militares que hicieron el golpe, con los parapoliciales armados que pueden intentar otro golpe en algún momento. Para garantizar la seguridad de las instituciones y de la soberanía en democracia. Si no se garantiza la vida de las personas tampoco se puede garantizar el rumbo del país”, consideró en otro tramo de su disertación.

“Esto también incide en la profundización del proceso de descolonización de Bolivia, es un proceso simultáneo al político. No por una aceleración que llegue el nuevo gobierno sino por la necesidad de protagonismo del pueblo en la construcción de los consensos de los acuerdos que sean necesarios. Va a ser un gran aprendizaje para todos los procesos latinoamericanos, donde las izquierdas siempre pensaron que desde el partido se ordenaban estos procesos políticos. Esta etapa demuestra que es en un plano horizontal, de equidad, no de arriba para abajo ni de abajo para arriba, sino abriendo espacios para dialogar y construir colectivamente los procesos. Mas allá de la natural jerarquía en la organización del Estado el tema está en la toma de decisiones”, resumió.

Cómo llega el movimiento social a las elecciones

El conversatorio continuó con la participación de Hugo Moldiz, a quien Giuliani agradeció su participación “a 48 horas del triunfo del MAS”, destacando su experiencia como intelectual y funcionario del gobierno masista.

Moldiz comenzó apuntando que hay dos lecturas a propósito del triunfo. “La primera es que el año pasado hubo un mal sueño que duró 11 meses y del que despertamos este fin de semana. Y que hay que darle continuidad al proceso que se produjo durante 14 años”.

Y prosiguió: “La otra mirada es valorar los aportes y precisar los errores, tanto desde la gestión de gobierno como en la gestión política. Identificar los tiempos que acompañaron el gobierno de facto de Añez. Y como esos tiempos, en base a lo acumulado históricamente, se fue reconstituyendo un sujeto desde abajo y que logró ser el gran motor para la obtención del triunfo del domingo”.

Moldiz explicó su perspectiva afirmando que “teóricamente, la dictadura tenía como mandato pacificar el país y convocar a nuevas elecciones. No hizo ni lo uno ni lo otro. Si convocaba a las elecciones en enero y febrero los resultados hubieran sido distintos. El derrocamiento (de Evo Morales) produjo unos festejos en las capas urbanas fascitizadas que no había visto antes. Había un cierto colchón social para instalar un régimen de excepción, pero los que lo impulsaron se olvidaron que no todo son medidas de fuerza sino que también tenía que hacer política en función de esa base social, más allá del apoyo de la OEA y demás”.

“En la medida que fueron postergando las elecciones quedó en evidencia la imposibilidad de resolver la crisis sanitaria en el país. No solo desde lo técnico sino que todo acompañado de niveles de corrupción muy altos donde se compraron respiradores que no estaban completos o que no se sabía dónde estaban.  Además, esa gestión del Covid fue acompañada por una represión sistemática y focalizada en los territorios donde los movimientos sociales son fuertes. No reprimían a los niños bien de la zona sur de la ciudad de La Paz por vulnerar los horarios de circulación durante la cuarentena. A ellos los invitaban cortésmente a volver a su casa. En cambio, a los indios, campesinos y obreros los manejaron en base al uso de la fuerza. Utilizaron la pandemia como una fachada para desarrollar toda la represión que fuera posible”, describió.

Obstáculos para la dictadura

Moldiz sumó otros puntos de análisis al cuadro que se produjo en Bolivia.

“La dictadura también tuvo una imposibilidad de resolver el problema económico, porque las condiciones productivas del país se fueron deteriorando muy rápidamente hasta el punto que en pocos meses no tenía plata ni para pagar salarios del Estado. El boliviano se había acostumbrado a un país donde había mucha estabilidad económica, mucha plata en la calle, mucho comercio a ser el país que más creció en Sudamérica los últimos ocho años”.

“Entonces -razonó- tenían crisis política porque eran un gobierno surgido de un golpe de Estado militar típico, con la única diferencia que después le dejaron el gobierno a un civil, pero colonizado por militares y policías. Recordemos que Añez se autoproclamó presidenta, ignorando todo el proceso constitucional” para reemplazar al presidente después que Evo renunciara presionado por los militares.

Por eso Moldiz sostiene que “el escenario era de una crisis política con cierta base de sustentación en las clases medias que aparentemente acumularon odio durante 14 años, y un movimiento social, que fue el que parió la revolución boliviana, fragmentado para resistir a la dictadura que no salió a respaldar a Evo ni a defender el proceso de cambio. Pero en marzo-abril hay un punto de inflexión y un proceso de recuperación de la capacidad de autorepresentación de los sectores sociales, incluso de autonomía frente al MAS, reconstituyendo su proceso como sujeto político”.

“Cuando el gobierno de facto se niega a abrir alguna válvula para la participación política, sino continuar con la represión y desprecio de los símbolos de los pueblos originarios, prepararon un terreno fértil para repotenciamiento de movimiento social. Cuanto más tardaban en convocar a elecciones, más era el fortalecimiento del movimiento social, hasta que se llega agosto, cuando se produce la movilización”.

“Ahí el movimiento social decide que para septiembre no era posible derrocar a Añez porque lo plazos no daban y que tampoco convenía políticamente porque ese era un recurso del que se iba a agarrar la dictadora. Entonces se decide perdonarle la vida al gobierno de Añez, es decir, se respeta la salida política”.

Para el intelectual boliviano “igual sucedió en 2003, cuando se produce la gran insurrección contra Sánchez de Lozada. Entonces era posible entrar al Palacio (del Quemado, sede de gobierno de Bolivia, NdR) pero no se sabía cuánto tiempo se hubiera durado ahí. Y el movimiento social tampoco ingresa a Palacio cuando renuncia Sánchez de Lozada sino que saluda que asuma Carlos Meza a la Presidencia para respetar la institucionalidad y evitar dar pretexto a los EEUU para que intervenga en el país. Pasó igual en agosto pasado. Y los movimientos sociales desmovilizan después de las grandes manifestaciones contra el compromiso de que si o si las elecciones se realizaran el 18 de octubre”.

El conversatorio se extendió por dos horas, donde distintos compañeros y compañeras realizaron intervenciones, entusiasmados por la propuesta del CDP de ATE Córdoba. La charla completa está disponible acá.

Fuente: www.atecordoba.org