Lo esencial y lo invisible

Por Franco Orsato*

El pasado 11 de agosto, presenciamos otro (nuevo) anuncio con bombos y platillos en boca del titular de la Agencia Nacional de Discapacidad (ANDis), Fernando Galarraga y con la presencia del Sr. Presidente de la Nación Alberto Fernández, con gran expectativa los anuncios y medidas que se iban a desplegar con el Programa AccesAR, orientado a la construcción de espacios accesibles e inclusivos en los municipios.

En dicha presentación nuestro Presidente enfatizó que este Gobierno trabaja para “hacer una sociedad mejor, más igualitaria”. Aquí cabe analizar que los trabajadores de ANDis, que a 20 meses de la asunción del actual Gobierno seguimos peregrinando por definiciones políticas respecto al futuro de trabajadores/as  que cumplimos funciones en el Programa de Pensiones No Contributivas, todavía sin contrato firmado, sin lugar físico donde desarrollar nuestro trabajo, desde que la gestión anterior cerrara la mayoría de los centros de atención, y tal vez lo más complejo, sin respuesta respecto al futuro de las pensiones no contributivas por Discapacidad (gestión, inicio, evaluación, criterios,etc.).

Por ello, desde el Departamento de Discapacidad de ATE del Consejo Directivo Provincial Córdoba, se ha intervenido múltiples veces y se ha logrado visibilizar y exigir la vacunación de las Personas Con Discapacidad (PCD) como prioridad, después de meses de mucha incertidumbre y muerte por la pandemia del COVID-19.

Esta situación descripta, unida a la falta de políticas activas en materia de pensiones (vale decir que ese beneficio representa en muchísimos hogares pobres de toda pobreza, el único ingreso y subsistencia del grupo familiar) las prestaciones del Programa Federal Incluir Salud que poseen les beneficiaries, desde hace décadas, constituye una radiografía de la persistente degradación que sufrió nuestro Sistema de Salud Público, un constante peregrinar de sus beneficiarios sin respuestas para medicamentos, rehabilitaciones, prótesis, apoyos educativos, transportes, etc.

Lo esencial, sigue siendo azarosamente invisible o invisibilizado para nuestro colectivo de Personas Con Discapacidad, con una realidad de pobreza en más del 50% de nuestros habitantes, y con los agravantes de una pandemia que afectó y afecta de manera especial a la población con discapacidad (discapacidad y pobreza son dos variables íntimamente vinculadas, más del 78% de la las PCD son pobres según relevamiento de Naciones Unidas), crueles cifras en donde el mismísimo Estado sigue incumpliendo la Ley 25689, respecto del cumplimiento del cupo laboral para PCD.

Escuchamos perplejos, como se rasgan vestiduras y se declaman desde las esferas políticas del Gobierno palabras como “inclusión”, “diversidad funcional”, “accesibilidad”, “modelo social”…..bla,bla,bla, al mismo tiempo que emiten esas palabras mágicas al viento, como si las políticas públicas fueran un mantra que con solo enunciarlas nos abrigarían de todo mal, no han realizado aún en lo que va de gestión un solo relevamiento en los organismos del Estado para conocer algo que ya conocen hace tiempo, el incumplimiento del cupo laboral para PCD; vaya contrahecho más violento que el del ejercicio explicito de la segregación e incumplimiento de las leyes que cambiarían de manera sustancial la calidad de vida de miles de personas, dando cuenta de principios de inclusión propio a una perspectiva de la discapacidad y los derechos humanos hacia nuestro colectivo.

Siendo el trabajo, eje troncal alrededor del cual se despliegan otra serie de derechos, como el acceso a una obra social que permitiría a su vez atención medica, rehabilitación, apoyos educativos, medicación; y tal vez lo más relevante, permitiría una perspectiva vital a toda persona con discapacidad, aquella de pensar en un futuro, en una familia, en la mismísima dignidad de poder acceder al sistema, tener un ingreso estable, en una educación, en vivienda, en salud.

Aquí sí reafirmo, desde mi propia experiencia, sin trabajo no existe horizonte de vida posible, sin trabajo la dignidad es cartón pintado, caricatura cruel de una inclusión declamada y nunca efectiva, signos de tiempos electorales donde pululan con la misma gracia afiches de campaña y discursos devaluados, pero como casi siempre, lo esencial sigue siendo invisible a los ojos de gobiernos y estados.

*Trabajador de ANDis Río Cuarto. Director del Departamento de Discapacidad de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA) Córdoba