Los antecedentes del Mayo caliente del 69 (II)

Por Leónidas “Noni” Ceruti*

El período previos a los “azos” argentinos, estuvo marcado por grandes conflictos a nivel mundial y por golpes, proscripciones y democracias restringidas.

La hora de la lucha antidictatorial: Nace la CGT de los Argentinos

El Congreso Normalizador de la CGT, citado para el 28 de marzo de 1968, fue el momento para que las distintas corrientes del sindicalismo chocaran entre sí.

Buena parte de los delegados concurrieron con un espíritu de hostilidad hacia los sindicalistas “colaboracionistas” y “participacionistas”. La CGT quedó quebrada en dos. Se retiraron tanto vandoristas como colaboracionistas, constituyendo la “CGT Azopardo”, que pasó a ser la “CGT oficialista”, mientras que el resto de los gremios conformaron la CGT de los Argentinos (CGTA) o de Paseo Colón.

Como secretario general de la CGTA se designó a Raimundo Ongaro, y el conglomerado de fuerzas políticas, sindicales y estudiantiles que la integraron lo hicieron tras un programa antiimperialista, antimonopolista, antioligárquico y contra la dictadura militar. Sus principios se explicitaron en el “Mensaje a los trabajadores y el pueblo – Programa del 1º de Mayo de 1968”.

Lo que acontecía en Rosario: Plenarios, actos, represión y sanciones

En abril de 1968, un sector del movimiento obrero de Rosario y del Cordón Industrial lanzó una convocatoria titulada “Por una CGT sin compromisos o ataduras espurias” en donde se afirmaba “Asumimos la responsabilidad que el momento nos exige, UNIR en torno a esta Regional de la CGT, a todos los que, sin compromisos o ataduras espurias, entendemos que a los trabajadores se los arma de fe y de ansias de lucha, con posiciones claras, que no dividen, sino que unifican y sirven para hacer surgir dirigentes leales a las ideas e intereses del pueblo trabajador”.

Posteriormente, el 17 de ese mes un plenario de 27 gremios, presidido por Héctor Quagliaro, conformó la “CGT de los Argentinos (CGTA) Regional Rosario”.

A solo días de su constitución, anunció que un plenario de gremios había decidido realizar un acto público en Plaza Pringles, para conmemorar el 1º de mayo, al que asistirían dirigentes nacionales. Ese acto en Rosario, fue el más importante del movimiento obrero.

El clima en la ciudad era de tensión. Se puso de manifiesto en las primeras horas de la tarde, al apostarse una fuerte vigilancia policial en la zona céntrica y especialmente en la Plaza Pringles. La Jefatura de Policía en forma reiterada había advertido que el acto estaba prohibido y que solo iba a permitir su realización en un local cerrado. El Juzgado del Trabajo de la Primera Nominación de Rosario, autorizó la realización del evento, indicándole a la policía que “debía abstenerse de obstruir, impedir u obstaculizar de cualquier forma su realización”.

El dispositivo policial incluyó un amplio despliegue de la Guardia de Infantería, Comando Radioeléctrico, Guardia de Seguridad de Caballería, policías de civil y uniforme que recorrían las calles, desviando el transito de automóviles y peatones, impidiendo que se acercaran a la Plaza Pringles o al local de la CGT. Los primeros incidentes se produjeron cuando la policía agredió a un periodista del diario La Capital. En el local de la central obrera se congregaron dirigentes nacionales y locales, a los que se sumaron militantes sindicales y políticos.

Ante la imposibilidad de concretar el acto en la Plaza Pringles, se decidió realizarlo en el interior del local de la central obrera. Fue así que en el patio se concentraron los presentes y se improviso una tribuna que ocupó en primer termino el secretario de la CGTA de Rosario, Héctor Quagliaro, quien manifestó “Este conjunto de hombres y mujeres aquí reunidos esta demostrando ante propios y extraños que el 1º de mayo no lo impedirá jamás ni la policía ni los guardianes de la reacción. Aplaudimos la valiente actitud de los compañeros que hacen poco momentos fueron detenidos y estamos dispuestos a continuar con nuestra labor, porque esta pelea, iniciada en las calles a de proseguir junto a todo el pueblo argentino. Una vez más la CGT esta al servicio de los trabajadores”. Pidió a continuación una viva por el 1º de Mayo. Luego ocuparon la tribuna distintos dirigentes gremiales y políticos que exaltaron la significación de la fecha y reafirmaron los lineamientos del movimiento obrero.

Luego del acto, fuerzas policiales se apostaron ante las puertas de la central obrera, impartiendo la orden de permanecer dentro del local e impidiendo la salida, incluyendo a los abogados laborales y a los periodistas.

Además en Rosario, durante 1968, se produjeron dos hechos de gran repercusión política y social:

1) Un conflicto entre jueces, constitucionalistas de Rosario, que consideraban inconstitucional el Acta de la Revolución Argentina, organizan un acto contando con el apoyo de jueces, abogados y estudiantes, los que fueron reprimidos por la policía y finalmente es intervenido el Poder Judicial por el gobierno nacional;

2) Treinta sacerdotes con parroquias en barrios obreros de Rosario, Cañada de Gómez y sur de la Provincia de Santa Fe, mantienen un conflicto con el obispo de Rosario monseñor Bolatti, por su falta de sensibilidad ante las cuestiones sociales y por haberse apartado de la gestión del II Concilio Vaticano y de la Encíclica Populorúm Progressio. A partir de aquí se desencadena una serie de acciones en apoyo y solidaridad con los sacerdotes renunciantes.

Clérigos, laicos y dirigentes en general organizan movilizaciones, las que alcanzan a reunir cerca de 3.000 personas. Finalmente, envían un documento al obispo solicitándole una entrevista. Y el día fijado con el Obispado, en lugar de encontrar al obispo, encontraron al Comando Radioeléctrico de la Policía de Rosario.

Las movilizaciones en Rosario continúan y, en los distintos encuentros con la policía se desarrollan enfrentamientos con luchas en las calles, que incluyen la utilización de barricadas registrándose heridos de bala de ambos bandos. El martes 22 de julio en la ciudad de Cañada de Gómez, en adhesión a los sacerdotes renunciantes y en repudio a la política del obispo Bolatti, se lleva a cabo un paro general local organizado por el movimiento obrero al que adhiere el comercio local y entre las formas de lucha se ocupan las Iglesias. A partir de aquí emerge lo que después se denomina Curas del Tercer Mundo.

La Rebeldía bajó del Norte Santafesino: “la golondrina anunciadora”

A comienzos de 1969, con las economías regionales en crisis en distintas zonas del país, como la zona norte de la provincia de Santa Fe, con fábricas e ingenios cerrados, las organizaciones obreras y campesinas decidieron demandar a las autoridades.

El 11 de abril, se congregaron en número de 10.000 en Villa Ocampo, y desde esa ciudad partió la “Marcha del Hambre” hasta la capital provincial. Integraban la caravana de trabajadores desocupados o con sus fuentes de ocupación amenazadas, pequeños campesinos y comerciantes. Habían adherido a ese periplo de protesta las poblaciones de Villa Ana, La Gallareta, Tacuarendi, Las Toscas y Villa Guillermina.

Desde Santa Fe, el jefe policial, dio instrucciones precisas: “Ubíquenlo a Ongaro de cualquier forma”, y reunió a 3.000 policías, gendarmes y soldados. La pueblada enfrentó la represión, ocupó el edificio comunal y obligó a renunciar al intendente “porque no sirve para defender al pueblo”.

Al levantamiento premonitoriamente se lo conoció como “la golondrina anunciadora” de lo que posteriormente sucedería en el país con los distintos “azos”.

Para mayo, ambas CGT acordaron un “Plan de Lucha”, que finalizaría con un paro nacional el día 30, medida que no apoyaron los colaboracionistas de Rogelio Coria. A nivel nacional, se prohibieron los actos del primero de mayo, por disposición del Jefe de la Policía Federal, general Fonseca.

Llegarían los Azos del 69

Luego de la Marcha del Hambre de Villa Ocampo (Santa Fe), llegarían las protestas de los estudiantes correntinos, el “I Rosariazo”, el Cordobazo y el “II Rosariazo”, el alzamiento en Cipolletti, que terminaron de derrotar el proyecto “sin límites” de Onganía.

Desde 1969, todo se aceleró y constituyó un punto de viraje en la evolución del país. Se vivió un proceso de cambios entre los trabajadores, estudiantes universitarios, partidos políticos, y en las principales tendencias que se expresaban dentro de la dictadura.

El Cordobazo y los Rosariazos, expresaron la explosión de la bronca acumulada en varios años de deterioro económico-social, opresión política y gremial; sumado a la proscripción del peronismo, pérdida de conquistas históricas de los asalariados y deseos de cambios.

Esos alzamientos populares tuvieron como protagonistas, fundamentalmente a la clase obrera y a los universitarios que fueron sin duda alguna las fuerzas con que contó el movimiento anti dictatorial.

El país era otro, las luchas y las barricadas se expandían de ciudad en ciudad.

*Historiador

Fuente: www.laizquierdadiario.com