Luces y sombras de la nueva fórmula de Movilidad Jubilatoria

Diputados aprobó el proyecto para ajustar en forma trimestral las jubilaciones con un índice que combina por igual recaudación de ANSES y variación salarial. “Sin una previa recomposición de haberes, no hay fórmula que alcance”, asegura Luciano González Etkin, abogado previsional del gremio ATE.

Luego de su media sanción en el Senado, el oficialismo de la Cámara de Diputados convirtió en Ley el Proyecto de Movilidad Previsional.

Desde marzo y por seis meses, la gestión de Alberto Fernández suspendió la fórmula macrista aprobada en diciembre de 2017 –que había ocasionado un deterioro de los haberes de más del 20%-, y comenzó con los aumentos por decreto hasta que hubiese fórmula nueva: $1.500 más 2,3%, 6,12%, 7,5% y 5% en marzo, junio, septiembre y diciembre, respectivamente, que achataron la pirámide de haberes afectando en mayor medida a los beneficiarios de mayores ingresos.

Finalmente llegó el tiempo de tratar una norma que regule cómo y en base a qué se actualizarán las jubilaciones, y la propuesta del Frente de Todos consiste en un retorno a la Movilidad Jubilatoria aprobada en 2008, durante la gestión de Cristina Fernández, cuyas variables de actualización son la evolución de los salarios (50%) y la recaudación (50%), sin tomar en cuenta la inflación.

“Sin dudas, es una fórmula de movilidad superadora de la macrista, pero entendemos que este debiera ser el último paso de una reforma previsional, y no el comienzo. Hoy tendríamos que estar hablando de la recomposición de unos haberes que vienen achatados hace años”, señaló a Canal Abierto el asesor jurídico del Centro Nacional de Jubilados y Pensionado de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE-CTA), Luciano González Etkin.

La jubilación mínima hoy es de $18.129, muy lejos de la Canasta Básica de los jubilados de $49.620, según los cálculos de la Defensoría de la Tercera Edad de la Ciudad de Buenos Aires.

“La diferencia entre los haberes más bajos y lo que necesita un jubilado es muy grande, pero es una injusticia que se podría empezar a resarcir con un aumento que -por ejemplo- lleve la mínima a alrededor de $30 mil. De esta manera, un hogar en el que también se perciba una pensión estaría equiparando la canasta”, señaló el abogado.

En concreto, y en esto coinciden numerosos especialistas, aún cuando la nueva fórmula termine ganándole a la inflación, la base de la que se parte es muy baja. En parte, producto del ajuste de la fórmula votada en diciembre de 2017 en medio de dos jornadas escandalosas y teñidas por la represión policial.

Ante la pregunta sobre cómo debiera estar compuesta la fórmula para recuperar poder adquisitivo, González Atkin detalló: “Una opción hubiera sido atarla a los salarios, que es dónde entendemos se puede dar pelea desde los trabajadores. A su vez, y entendiendo a la inflación como un problema histórico de nuestro país, habría que incorporarle una suerte de cláusula gatillo atada a la suba general de precios”.

“La historia nos enseñó que de todas las crisis se sale con más salarios y jubilaciones en el bolsillo de los trabajadores, porque son ellos los que al gastar motorizan el mercado interno”, planteó.

“Otros aspectos urgentes a modificar son la baja a las contribuciones patronales que en los últimos 30 años fueron vaciando la ANSES, más y mejores políticas de combate del trabajo precario e informal que evaden aportes previsionales, por ejemplo, exigiendo que grandes ganadores del sistema como las APPs (Rappi o Pedidos Ya, entre otras) formalicen a sus trabajadores”, apuntó el asesor de ATE, y agregó: “o bien dar una discusión de fondo del sistema tributario, para que sea mas progresivo, como sería repensar si no tendríamos que destinar una parte del impuesto a la riqueza a la caja de una ANSES que hoy por hoy se nutre del IVA, el gravamen más regresivo que existe”.

Fuente: www.canalabierto.com.ar