Memorias de La Forestal, la rebelión en el Chaco Santafesino

Una investigación de Alejandro Jasinski aporta un documentado registro sobre la represión al movimiento huelguístico que estalló en la empresa de origen británico, durante el trienio 1919-1921.

El movimiento huelguístico que llevaron adelante en el trienio 1919- 1921 los obreros del complejo fabril de capitales británicos La Forestal, en la Cuña Boscosa santafesina, marcó un hito en la ya larga historia del movimiento obrero argentino.

La epopeya de los trabajadores del tanino tuvo su trágico epílogo en la represión que llevó adelante la tristemente célebre Gendarmería Volante, una fuerza policial creada por decreto del gobierno provincial y con financiación de la propia empresa para defender sus intereses. Pese al tiempo transcurrido, es muy exigua la historiografía que da cuenta de los hechos acaecidos en el norte santafesino, más allá del ensayo La Forestal, tragedia del quebracho colorado (1965), de Gastón Gori (Esperanza, 1915 – Santa Fe, 2004).

En ese sentido, la publicación de la exhaustiva investigación realizada por el historiador Alejandro Jasinski (Buenos Aires, 1982) constituye un aporte insoslayable para una reconstrucción de los hechos que enlutaron la historia social de nuestra provincia. El libro Revuelta obrera y masacre en La Forestal. Sindicalización y violencia empresaria en tiempos de Yrigoyen (Editorial Biblos) es autoría de Jasinski quien brindó, en una entrevista con SEÑALES, una reseña pormenorizada de la gesta obrera, que fue definida en su momento por el diario La Nación como “un soviet en el Chaco Santafesino”.

—¿Cómo se componía o estratificaba la masa obrera en La Forestal?

—Hay dos grandes figuras obreras: el operario de fábrica y el hachero u obrajero. Esta última está dividida en una serie de funciones, desde el hachero propiamente dicho hasta el labrador-pulidor, que limpiaba el árbol ya cortado y le daba forma al rollizo. También estaba el carrero, que transportaba los rollizos hasta el ferrocarril. En el mundo de la fábrica, existía el operario con sus distintas calificaciones: cocinador, aserrinero, peones y sirvientes, etcétera. También estaban los obreros del ferrocarril privado y los marítimos de La Forestal, ya federados en la década de 1910. Además, los empleados  administrativos, con gran diferencia salarial y de trato respecto de los operarios, y los empleados jerárquicos. Puede hablarse de veinte mil personas que dependían de La Forestal.

—¿En qué año se consolida la organización proletaria?

—Por las relaciones de dominación existentes, de una gran crueldad hacia la clase obrera, lo que va a surgir es un movimiento «muy explosivo y repentino». Casi no hay información previa al estallido del confl icto, aunque uno puede intuir que subterráneamente debe haberse gestado un cierto nivel organizativo y se estaba pensando en alguna acción de envergadura. Durante toda la década de 1910, uno va encontrando algunos pequeños registros de organización o de reclamo. Por ejemplo, la creación de las asociaciones de socorros mutuos en Villa Guillermina y Villa Ana, que La Forestal intenta controlar y por eso desplaza a algunos activistas que considera más radicalizados. Es el caso de Teófilo Lafuente, quien luego será uno de los principales protagonistas del confl icto en 1919. En 1916, encontramos un reclamo-petitorio en Villa Ana, que hace un trabajador en nombre de varios. La empresa lo despide y expulsa del pueblo. La primera huelga de la que hay registro es en agosto de 1918, en Villa Guillermina, donde ya se habla de la Federación. La explosividad de este movimiento creo que explica en parte la dura respuesta que va a dar La Forestal.

—¿Cómo estaban conformadas las fuerzas represivas?

—Actuaron fuerzas provinciales y nacionales. Al gobierno nacional lo encabezaba el radical Hipólito Yrigoyen y al provincial, Rodolfo Lehmann, también de la UCR santafesina, entonces muy dividida. Estaba la policía provincial local, con escasos efectivos y subvencionada por la compañía. La Forestal también tenía su seguridad privada, una guardia pretoriana conformada por capataces y mayordomos, como el caso de Marcelino Sandoval, una suerte de «patotero» muy mencionado durante la huelga. También participarán los escuadrones de seguridad y guardiacárceles de la provincia. A nivel nacional intervendrá el Regimiento 12 de Infantería y sobre finales del conflicto se creará la Gendarmería Volante, con financiamiento de la compañía.

—Hay una privatización del aparato represivo para disciplinar la fuerza de trabajo y defender los intereses de la burguesía…

—Pocas veces tan explícito. El decreto de creación arranca diciendo: “Agradécese a La Forestal las sumas destinadas para financiar la Gendarmería Volante”.

—¿Qué nacionalidad primaba en los líderes del movimiento y la masa obrera?

—Era principalmente de origen criollo.

—Contrariamente a lo que sucedió en la Semana Trágica, en enero de 1919, y en las jornadas de las huelgas patagónicas de 1921, donde los cuadros obreros más activos estaban encuadrados en la Fora V Congreso (anarco-comunista), en las luchas de La Forestal parecen haber tenido un papel preponderante los militantes de la Fora IX Congreso (sindicalista)…

—En las tempranas seccionales que se arman en los pueblos, aquéllas piden su adhesión y un respaldo nacional a la Fora IX Congreso. Bajo ese paradigma se organizan y desarrollan los primeros conflictos en La Forestal. Pero se trata de un sindicalismo «revolucionario», que despliega una acción radical y desde su prédica habla del «fin del capitalismo» y de la organización desde los sindicatos hacia una sociedad comunista. Es decir, es una mixtura de las posiciones de las dos vertientes anarquistas preponderantes en la Argentina por esos años.

—¿En qué momento y por qué motivos estalla el conflicto en La Forestal?

—Las grandes huelgas se producen desde agosto de 1918 hasta julio de 1919, con diferentes resultados. En medio del conflicto, en julio de 1919 se crea el Sindicato de Obreros en Tanino y Anexos de La Forestal, que se impone varias misiones, la más importante es emprender una gran huelga en un lapso breve. Para ello deciden: realizar giras por la región para nuclear a la mayor cantidad posible de obreros, uniendo a todo el espectro gremial que dependiera de La Forestal; lograr el respaldo de la Fora IX Congreso y redactar un petitorio que incluyera a todos y presentarlo a la compañía. A comienzos de diciembre de 1919, y a través de la Fora IX, se presenta el petitorio a la empresa. A mediados de diciembre, ésta lo rechaza y estalla la huelga. Los puntos del petitorio incluían: jornada de ocho horas, descanso semanal, algunos feriados, mayores jornales para todas las categorías, mejoras de infraestructura edilicia en las viviendas y el último punto, el Nº 35, tal vez el que marcaba el tono del conflicto de clases existente, decía textualmente: “Se les exige a los empleados jerárquicos de La Forestal que exhiban mayor respeto hacia los obreros”. Prácticamente un convenio colectivo de trabajo.

—¿Quiénes eran los líderes que iban surgiendo al calor de la lucha?

—Entre ellos es importante la figura de Teófilo Lafuente, quien va a ser el secretario general del sindicato taninero. Vive en Margarita y por su condición de delegado gremial lo han expulsado de la fábrica. No obstante, y gracias a un sueldo aportado por la organización sindical, se mantiene en la zona y trata de tener una ascendencia sobre los trabajadores y organizar los distintos sindicatos. Lafuente aparece primero con la impronta de la Fora del IX Congreso, siendo atacado duramente por La Protesta, el órgano de la Fora V Congreso. Luego uno lo ve enfrentado con los «sindicalistas» y aliado con los «anarco- comunistas». De hecho la Fora novenaria lo expulsa hacia fi nes de la década e intenta desplazarlo de la conducción del sindicato. Es uno de los líderes que sufrió una mayor represión, padeciendo torturas y simulacros de fusilamiento.

—¿Qué características tuvo el conflicto?

—Tuvo cuatro momentos. El primero es el de la «explosión», que va de agosto de 1918 a julio de 1919, donde los trabajadores de varios pueblos se convencen de que pueden reclamar y ganar. Estallan huelgas sucesivas que duran de quince días a un mes y van logrando algunos resultados favorables, aunque algunos obreros son despedidos. En julio del 19, con la creación del sindicato aparece el segundo momento, que es cuando se expande la sindicalización, sobre todo en las fábricas, eso dura seis meses hasta la gran huelga de 1919. Esa gran acción, que corresponde al tercer momento, implicó diez días de gran «radicalidad», con tomas de fábricas, secuestro de empresarios, desfi les armados por los pueblos, choque y ruptura de vagones, quema de rollizos de quebracho y grandes pérdidas materiales para la compañía.

—¿Se registró la presencia de soviets o consejos obreros, con el doble poder?

—Durante el conflicto hay un Comité de Relaciones, que comanda la huelga y tiene sus delegados en cada localidad, en permanente comunicación. La cuestión de los soviets era el argumento de la prensa burguesa, particularmente La Nación, para configurar el miedo social y exigir la represión. El abogado de la empresa Carlos Gómez salió a decir en La Nación que “se ha instalado un soviet en el Chaco Santafesino”. En realidad, durante la huelga los sindicatos habían «tomado » los pueblos. Esta situación se diluye cuando finalmente el gobierno nacional envía al Regimiento 12 de Infantería. Este no interviene en forma abusiva o represiva, aunque restablece el orden. El pliego que se firma es casi igual al presentado por los obreros. La compañía lo rubrica para que se termine la huelga. Desde La Nación hasta La Protesta, pasando por La Vanguardia (socialista) y el Santa Fe (burgués), dicen que fue un triunfo obrero. De todas maneras, La Forestal ya tenía decidido no cumplir con el pliego y reprimir el movimiento de los obreros para disciplinar a la fuerza de trabajo.

—¿Cómo se conforma la estrategia patronal para la embestida final?

—Plantea un dispositivo con varias patas. Una intenta conseguir del gobierno nacional la presencia permanente del Regimiento 12 de Infantería. En julio de 1929, debido a la interna de la UCR, el Ministerio de Guerra la niega, aduciendo que la provincia cuenta con sus recursos represivos. Entonces la compañía le pide al gobierno provincial un respuesta contundente. Cinco días más tarde, el nuevo gobernador Enrique Mosca (quien luego integraría, en 1946, la fórmula de la Unión Democrática con José P. Tamborini para enfrentar a Juan Perón) firma el decreto de creación de la Gendarmería Volante, los  «cardenales» o «colorados», con asiento en Villa Guillermina, Tartagal y Villa Ana. La tarea de esta fuerza policial va a ser fundamentalmente provocar» a los trabajadores. La otra pata determinante plantea la apelación al lock-out patronal, con lo que la compañía logra generar el caos social y quitar sustento a la huelga, herramienta que utilizará de aquí en más. Comienza a cundir la desorientación entre los obreros. La aparición de la Gendarmería Volante, con su secuela de muertos y torturados, y el cierre patronal de las fábricas no encuentran una respuesta acorde desde los trabajadores, teniendo en cuenta el nivel de organización alcanzado. En diciembre de 1920, cuando la empresa suspende la producción hay un desbande total, con un gran éxodo y apaleamientos salvajes. Finalmente la resistencia es doblegada. El 29 de enero de 1921 se produce lo que yo denomino «la revuelta obrera final». Un grupo de entre 300 y 400 trabajadores, cuya procedencia es muy difícil de determinar, intenta tomar las fábricas que estaban situadas en Villa Ana y Villa Guillermina, y plantea una lucha frontal contra la Gendarmería Volante. Pese a que llegaron en tren y armados, son repelidos hacia la espesura del monte. Allí se produce la «caza» de los huelguistas y la masacre fi nal, con un número indeterminado de muertos y heridos. Según La Vanguardia, hubo entre 500 y 600 víctimas fatales. Los sindicatos desaparecen
hasta finales de la década de 1920, en que resurgen ya con otro nivel de conciencia.

Fuente: www.lacapital.com.ar