Muertes absurdas en el Neonatal: ¿Incumplimiento o encubrimiento? (Marchen presos)

Por Héctor Oscar Brondo*

A la Justicia de Córdoba se le está terminando el alambre para atar la causa penal por la muerte de bebés sanos en el Hospital Materno Neonatal “Dr. ministro Ramón Carrillo”.
Esa es la impresión de un experto en parches y suturas que conoce la lógica del “Cordobesismo” y el margen de maniobra de jueces y fiscales que mandan en los Tribunales ordinarios desde la época de la colonia como la palma de su mano izquierda -la que usa para firmar y agarrar el tenedor, aunque patea con la derecha la pelota de fútbol-.
Mientras desayuna en el mismo lugar de siempre con ventanales a La Cañada antes de caminar las 40 cuadras diarias que le recomendó su médico de cabecera para mantener a raya la glucosa y los triglicéridos, lee entrelíneas la noticia en el diario que le ofrecen en el bar acerca de la incorporación al expediente del espanto del ex Ministro de Salud de Juan Schiaretti, Diego Cardozo, en carácter de imputado “por omisión de deberes de funcionario público”, la misma incriminación que el Fiscal Raúl Garzón hizo recaer en Alejandro Escudero Salama. Este abogado (quien aún no tuvo tiempo de actualizar los datos de Linkedln donde sigue figurando como Subdirector de Gestión y Coordinación de Políticas de Acceso e Igualdad en Salud del Ministerio de Salud de Córdoba) fue a quien el ahora barbado ex mandamás de la Cartera Sanitaria encomendó que fuera sus ojos, sus oídos y demás órganos de sentidos vitales en el detonado establecimiento de barrio La France donde ocurrió la absurda tragedia sanitaria.
Ambos ex agentes pasados a retiro seguirán en libertad porque el presunto delito que se les atribuye no contempla penas de prisión efectiva; a lo sumo podrían sufrir una inhabilitación breve para ocupar cargos públicos y eventualmente la cancelación de la matrícula profesional si son encontrado culpable de lo que se los acusa.

¿Por qué será?

El versado operador político a quien la actividad de sus dos teléfonos celulares -confiesa- no le dejan muchas veces conciliar el sueño como Dios manda sabe tanto como los miembros de la “mesa chica” del Panal (a la que en los últimos días se le aflojaron las patas) el verdadero grado de responsabilidad que les cave a los protagonistas principales, a los actores secundarios y a los “extras” contratados por poca plata para interpretar los distintos roles en la obra de terror que estrenó a sala (mediática) llena hace solo dos meses y ahora corta los boletos necesarios (muy pocos y cada día menos) a pedido del dueño del recinto, del director y del guionista.
Por eso se hace el que no entiende cómo puede ser que a quienes habrían encubierto desde el “caso índice” del horror lo que venía sucediendo en el Neonatal, el investigador del antecedente solo les endilgue haber incumplido aparentemente el deber de encender las alarmas, denunciar a la Justicia lo que estaba sucediendo y cortar la cadena de muertes en los primeros eslabones y no intentar asegurarla con un candado de silencio e impunidad, cuanto menos de manera irresponsable.
Y en los Tribunales ordinarios, en el colectivo de abogados y procuradores de todos los fueros, en los colegios de profesionales de la salud y en los gremios de trabajadoras y trabajadores de la sanidad y de judiciales, nadie se explica por qué aún no se incorporaron al sumario como evidencia las capturas de pantalla de los celulares de todos los imputados y la información archivada en sus memorias, como también la de los discos rígidos y removibles de sus computadoras personales y laborales y en la de otros dispositivos electrónicos.
Desde las gradas de su experiencia ve cómo en el terreno de juego judicial y político el equipo que defiende los colores del caballo del comisario -aún jugando de local – lateraliza todo el tiempo, esconde la pelota y solo la hace circular con pases cortos, sin arriesgar nada.
Buscar el arco contrario con decisión de llegar a la verdad -razona- sólo mostraría la endeblez de su defensa y lo expondría a una goleada humillante de la que nadie querría hacerse cargo a esta altura del partido, concluye el experimentado “monje negro” antes de elongar.
*Periodista.