No hay tal Salud Mental

“En Córdoba se hacen obras para dejar ‘linda’ la ciudad, ¿No pueden construir dispositivos y Casas de Medio Camino (espacios intermedios entre la internación hospitalaria y la vida cotidiana) para el abordaje de la salud mental, con profesionales formados, como exigen las leyes?”, reclama María del Rosario Morillo, presidenta de Confluir, la Asociación de Usuarios en Acción por el Derecho a la Salud Mental de Córdoba.
En el único Hospital Neuropsiquiátrico de la ciudad Capital no hay turnos para atención psicológica y solo atienden por guardia. En los hospitales generales la cosa no está mejor: en el Clínicas y el Tránsito Cáceres tienen turnos de acá a tres meses.
“¿Qué hacés cuando no tenés plata para pagar atención particular? Te enfermás más”, denuncia María. Ese es el panorama en barrios como Yapeyú, que tienen un psicólogo para 10.000 habitantes, mientras que en el dispensario de Los Cortaderos ni siquiera hay atención: la única psicóloga fue trasladada a otro centro de salud y nunca se estableció un reemplazo.
La Ley 26657 de alcance nacional y la Ley provincial 9848 establecen que el presupuesto que se debe asignar a la Salud Mental debería ser el 10% de los fondos sanitarios, pero esto no se cumple. Los trabajadores y organizaciones afirman que no llega ni al 2%. María es la primera usuaria que asume la presidencia del Consejo Consultivo Honorario de Salud Mental y Adicciones, donde se discuten políticas públicas en relación al tema. Hoy señala este desastre: “No hay Casas de Medio Camino. Después del cierre del Instituto Provincial de Alcoholismo y Drogadicción (IPAD), el área de Desarrollo de la Municipalidad ha encontrado en la calle a personas que antes estaban internadas en dicho lugar”.
María cuenta los abusos que efectúa la Policía: “Cuando una persona está totalmente medicada, se tira a dormir en cualquier lado y siempre aparecen a golpearla y correrla”. Este llamado de atención de las y los usuarios en la voz de María, se dirige al Gobierno de Córdoba: “Hay que cerrar los manicomios, ¡enferman más! Pero cumplir la ley no es cerrar dispositivos, es construir nuevos, mejores y accesibles”.
Fuente: La Garganta Poderosa