Obreros areneros: El río como recurso

Por Jesús Chirino*

Mucho antes que estas tierras recibieran el nombre de Villa María y Villa Nueva las aguas del río Ctalamochita proporcionaron importantes recursos a quienes vivieron en sus márgenes. Entre lo mucho que ofrece este río se encuentran la arena y el pedregullo que históricamente han sido fuente de trabajo para vecinos de lugar. Aquí recordamos el nombre de algunos de los hombres que formaron una organización gremial para defender sus derechos.

Un trabajo duro

En algún momento histórico  la extracción de material árido ocupó un lugar destacado en la economía de Villa María. No solo se trató de un importante material para el mantenimiento de caminos y la construcción de las edificaciones que fueron poblando las localidades ribereñas, también se vendieron grandes volúmenes de arena a diferentes lugares del país. Vía ferrocarril se mandó arena a puntos tan distantes como la ciudad de Buenos Aires. La importancia del sector adquirió una relevancia que llegó a hablarse de la “industria de la arena”. Todo esto proporcionó mucho trabajo a la vez que fue modificando el paisaje ribereño de la ciudad. Tanto es así que algunas barrancas o playas que actualmente solemos ver como “naturales” son consecuencia del accionar de la extracción de arena.

Si bien se instalaron importantes empresas con sus dragas también continuaron trabajando los denominados “carreros” que, sin maquinarias, cargaban la arena a sus carros tirados por caballos o mulas. Sujetos que trabajaban en condiciones muy precarias, en una actividad que desgastaba sus cuerpos a raíz del esfuerzo físico realizado diariamente. Sin importar si la jornada era calurosa o de intenso frío, se internaban en el río. Una actividad laboral que muchas veces implicaba a otros miembros de la familia, incluso niños. Luego de cargado el carro viajaban por las calles de la ciudad, tirados por lo animales que también sufrían lo suyo. Aún vemos hombres trabajando, con mucho esfuerzo, en las orillas del Ctalamochita.

Sindicato propio

No han sido pocas las familias de carreros que vivieron de esta actividad. En algún momento los trabajadores “areneros” de Villa María y Villa Nueva no solo alcanzaron una cantidad importante sino que lograron organizarse sindicalmente. El 17 de marzo de 1946 estos obreros de la arena concretaron la fundación del “Sindicato de transportadores de arena en carro”. Es claro que no integraban la institución aquellos que trabajaban para las empresas areneras que transportaban en camiones.

Este sindicato de areneros, organización de primer grado, adhirió a la Confederación General del Trabajo delegación Villa María.

Algunos nombres de aquellos areneros

Sin datos acerca de cómo se constituyó la primera comisión, existe una nota que permite saber que en el mes de julio de 1955 se realizó un acto electoral quedando al frente del sindicato Andrés Ricardo Martínez. En tanto que para el cargo de prosecretario  fue elegido Martín Valinetti. Por su parte Erasmo Moreyra y Jorge Haedo fueron nombrados tesorero y protesorero, respectivamente. El cargo de secretario de actas fue cubierto por el carrero Saverio Mazza. La comisión directiva gremial contó con diecisiete integrantes.

Más allá de los cargos mencionado también estaban los revisores de cuentas y los vocales de la comisión. Entre quienes se hicieron cargo de estas responsabilidades registramos los nombres de Juan Haedo, Victorio, Mario y Nazareno Gingolani, Andrés Romero, Domingo Cabeza, Manuel González, Dionisio López, Wenceslao Cabrera, Francisco Fernández, Vicente Moreno y José Lamanna.

Sindicato para defender sus derechos

La actividad registrada por el sindicato fue sostenida. El accionar gremial implicaba, entre otras cuestiones, acordar entre los afiliados el monto a cobrar por cada metro cúbico de arena transportada en carros. Esto no solo les permitía el desarrollo de la actividad bajo un precio uniforme, también le habilitaba a defender de manera sólida el mismo ante los constructores que le compraban el material. En caso de que no les quisieran pagar el precio fijado por el sindicato tenían la posibilidad de tomar medidas.

Esto último queda claro en un volante firmado por “La Comisión” y dirigido a los “trabajadores de la arena de Villa María. A los interesados de la construcción. A la opinión pública en general”. En el panfleto anunciaban el precio de la arena y advertían que “de no reconocer nuestro justo pedido, muy en contra de nuestros deseos dejaremos de abastecer la arena en las obras, lamentando perjudicar otros intereses afines; pero como dejamos expuesto las circunstancias nos exigen esa determinación”.

Otra acción gremial registrada es la solicitud, al municipio, de “bajadas” al río para poder extraer arena. Desde la organización gremial lograban darle peso a sus pedidos para que el municipio habilitara nuevos lugares para extraer el material árido.

Antes de los década del ´40, cuando se organizó el sindicato referido, había muchos areneros trabajando. Es así que algunos de los integrantes de la comisión sindical aparecen, años antes, firmando reclamos colectivos. Un detalle, no menor, en las notas dirigidas al municipio aparecen nombres de personas que no firman por no saber escribir (se aclara en cada misiva). Con el avance de la tecnología y el desarrollo de la actividad de otra forma, el sindicato desapareció. No tenemos registro de  cuándo sucedió esto, pero es interesante recordar que los trabajadores de este sector también estuvieron organizados y se plantearon estrategias para defender sus derechos.

*Docente. Periodista. Secretario General de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales (UTEM-CTA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María

Fuente: www.eldiariocba.com.ar