Política de miedo

Por Jesús Chirino*

El Municipio de Villa María se comprometió a entregar terrenos (pagando, nada de regalo). Firmó un convenio, luego de seis años no cumplió y ahora manda la policía a asustar, a meter miedo, a correr los pobres que quieren pagar un terreno ya prometido.

Pasa que los planes políticos de los intendentes (licenciado y el que ocupa el cargo) necesitan esos terrenos para otros fines que no es entregarlo a quienes lo prometieron.

Da tristeza que no pueda abandonarse el camino de la intimidación. En este caso, en el Barrio Las Playas de la ciudad de Villa María.

En febrero del 2020, poco antes que se desatara la pandemia y sus medidas restrictiva, en Villa María volvió a ser público un problema que hace años la política local no le encuentra solución: la falta de tierra para construir la casa de las familias trabajadoras. Doscientas familias acamparon en terrenos solicitando una política activa de parte del municipio para poder acceder a un terreno, pagando como corresponde pero sin los precios usurarios que fija el sector privado. La respuesta de la intendencia de Martín Gill fue hacer que los vecinos y vecinas fueran procesadas.

Esa fue la primera vez que alguien fue llevado a la justicia por pedir tierra en Villa María. La política se declaró impotente y surgió la judialización del problema. Llegó la pandemia y las cosas siguieron su curso, los procesamientos continúan en la Justicia local.

Hace un tiempo, otros vecinos, con el mismo problema, también anotados en el eterno registro que lleva el Municipio de quienes necesitan vivienda, se asentaron en terrenos del barrio Las Playas. Pero esta vez había un dato más; poseían un compromiso firmado por autoridades municipales, hace seis años, prometiéndole la entrega de esos terrenos. El que no cumplió fue el Municipio pero quienes terminan siendo hostigados son los vecinos y vecinas que reclaman por acceder a algo que no es más que un derecho humano: La vivienda.

No piden que les regalen nada, solo que la política no sea impotente cuando trata problemas reales. Que la política no solo sea útil para los saltimbanquis que van de cargo en cargo sin aportar soluciones. Que la política no esté al servicio de una casta diferencial sino del pueblo. Nadie honesto merece ser hostigado, sometido al miedo de que en cualquier momento lo sacaran por la fuerza policial. La política tampoco se merece ser degradada hasta la impotencia total cuando se trata de los problemas de los ciudadanos y ciudadanas de a pie, el pueblo.

*Secretario General de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales (UTEM-CTA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María