Pueblada de Corral de Bustos: Adiós a tres compañeros

Por Jesús Chirino*

Aunque aún estaba fuerte el sol de la siesta del viernes 6 de septiembre, su calor no pudo abrigarnos de la tristeza de la noticia. Avisaron que murió el trabajador Mario Hugo “Bolón” Becerro y volvió el invierno con todo su frío. Fue inevitable pensar en Horacio Esteban “Pelusa” Guayanes que falleció el pasado 28 de agosto. Los dos fueron sensibles y valientes hombres de Corral de Bustos-Ifflinger que participaron del movimiento popular despertado por la indignación originada por el asesinato de la niña Ariana Zabache.

La justa indignación

El tercer día de diciembre de 2006, en el sureste de la provincia de Córdoba, Departamento Marcos Juárez, en una localidad que a lo largo de su historia cambió cinco veces su nombre, hasta denominarse Corral de Bustos-Ifflinger, esa niña de tan solo 3 años sufrió lo peor que se pueda imaginar. La noticia recorrió toda la localidad y en cada ser sensible despertó indignación, no solo por el brutal asesinato sino también porque recordaron que, tiempos antes, gente del lugar había concurrido a despachos oficiales a avisar que la niña estaba en riesgo. Pero quienes representaban el Estado estaban en otras ocupaciones y dejaron que las cosas siguieran su terrible curso.

El 4 de diciembre, el paso del funeral por las calles llevando los restos de la niña a su última morada, llamó a la acción y, al regreso, vecinos y vecinas comenzaron a reclamar en las puertas de los Tribunales. El juez, quien había rendido mal para el puesto, pero igual lo dejaron en el mismo, tuvo un desempeño lamentable y propio de otra época. Los ánimos se fueron de su cauce y el pueblo reclamó a un Estado que no tuvo capacidad de respuesta. El edificio terminó quemado.

La marchas en solidaridad con los vecinos

Durante la tarde del incendio llegó, a Corral de Bustos-Ifflinger, un miembro del Tribunal Superior de Justicia de la provincia. Luego comenzó a actuar la Justicia, la misma que venía siendo cuestionada desde diferentes espacios. Se desató una suerte de cacería judicial que llevó a la cárcel a vecinos, incluso algunos que no habían estado en el lugar ese día. En una nota publicada en El Diario, Pelusa supo describir su sentir diciendo “El día 4 de diciembre de 2006 firmamos los vecinos un petitorio en el cual, en el último punto, pedíamos que no fueran sancionados los vecinos que participamos en la manifestación. También firmó el presidente del Tribunal Superior de Justicia Dr. Luis E. Rubio; el original del petitorio quedó en poder del cura Carlos Arce, quien se niega a exhibirlo. Jamás nos brindó apoyo espiritual a ninguno de los seis detenidos, ni a nuestras familias en los 17 meses de detención que llevamos presos siendo inocentes…”. Luego la cantidad de presos se fue incrementando a pesar de las marchas que hacía el pueblo pidiendo justicia real y verdadera. Manifestaciones de las cuales llegaron a participar más de 1.500 pobladores, en una localidad de alrededor de 10.000 habitantes.

Solidaridades

Con la Comisión Directiva, militantes y gremios adheridos a la CTA Villa María, organizamos la lucha por justicia real. La primera noticia que tuvimos del caso fue por un programa de una radio de Buenos Aires, donde escuché hablar de periodistas presos en la cárcel del barrio Belgrano. Llamé al Cispren y a Camilo Rodríguez, entonces Secretario General de la Regional de la Central, y no eran afiliados pero sí trabajadores, es decir integrantes de nuestra clase social que pasaban por muy difíciles circunstancias. Desde la Central fuimos a verlos al presidio y nos contaron qué había pasado. Decidimos ir a Corral de Bustos, pero no conocíamos nadie allí pero igual contactamos gente que nos fue poniendo al tanto de lo sucedido. Una de las primeras visitas que hicimos a esa localidad, en la plaza, frente a tribunales nos encontramos con Eduardo Bonansea, un ex cura que había tenido actuación en Villa María. Nos contó mucho del lugar, ayudándonos a entender qué pasaba en Corral de Bustos.

Escribiendo esta nota me llega otra triste noticia. la semana pasada también falleció Bonansea que siempre nos acompañó en las marchas pidiendo por la libertad y la justicia.

Desde Corral de Bustos una querida voz amiga recuerda al albañil Bolón Becerro que, estando internado en el mismo lugar con Pelusa Guayanes, decía que habían trabajado, vivido y estado presos juntos y que también se irían juntos. Así fue, pocas jornadas separaron sus muertes.

Dejaron enseñanzas

Días atrás, el  abogado Víctor Barbero, también protagonista de aquella pueblada, enterado de la muerte de Guayanes escribió que en 2011 fue “condenado por la Cámara del Crimen de Bell Ville a cinco años de prisión por autor del delito de incendio, cuando en el juicio se probó acabadamente que no había ingresado al edificio del Tribunal incendiado..:”.  Por su parte “Bolón” fue absuelto pues supuestamente lo habían identificado en un video que mostraba momentos del incendio, pero en el juicio se probó que no se trataba de él.

Fueron tres hombres sensibles y con la valentía suficiente para expresar su indignación con aquello que consideraban injusto. Señalar lo que no estaba bien les trajo complicaciones en su momento, pero nunca dejaron de hacerlo. Tanto Bonansea en su ámbito de desempeño como los otros dos humildes trabajadores que no se callaron ni dejaron que los derrotaran. Los tres caminaban con la frente en alto por las calles de su localidad. Tres vecinos solidarios cuyas partidas duelen pero dejan enseñanzas.

*Docente. Periodista. Secretario General de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales (UTEM-CTA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María

Fuente: www.eldiariocba.com.ar