Queríamos tanto al “Negro”

Por Manuel Justo Gaggero*

El 5 de agosto de 1976 en las puertas del matutino “El Cronista Comercial “fue secuestrado Héctor “El Negro” Demarchi que había trabajado en este matutino hasta hacía varias semanas. El operativo fue llevado a cabo por una “fuerza de tareas” de la Dictadura Cívico Militar. Integra la larga lista de periodistas “desaparecidos” por el Terrorismo de Estado.

El día anterior nos habíamos encontrado en un bar en la Avenida Caseros. Por  sugerencia de “Alberto” –Eduardo Merbilahá- nuestro responsable en el PRT-ERP- acordamos que viajara a México al Congreso de la Federación Latinoamericana de Periodistas y que luego se quedara en la capital azteca como exiliado sumándose al movimiento de solidaridad que se desarrollaba en el mismo. En ese marco alquilaría en Buenos Aires un departamento para que nosotros –Alba, yo y los chicos– pudiéramos vivir. En esa cita me entregó la llave y fuimos al mismo que quedaba frente al Parque Patricios.

Lo había conocido en los primeros meses del año 1975 cuando estábamos conformando un grupo de periodistas para reeditar “Nuevo Hombre” y fue Susana Viau la que lo acercó al proyecto. Integraba la dirección de la Asociación de Periodistas de Buenos Aires y era delegado en “El Cronista”. Su propietario y Director, Rafael Perrota, lo había transformado en la última época y parte de esa transformación le daba un rol a nuestro compañero ya que era el encargado de la Sección que cubría los conflictos gremiales. Esta ponía especial acento en darle un espacio informativo a los que tenían como principales protagonistas a las comisiones internas y a las agrupaciones antiburocráticas.

Por otro lado el “empresario”  un verdadero “demócrata revolucionario” simpatizaba con nuestras posiciones por lo que era la antítesis de las patronales de los medios de comunicación. En este escenario el “Negro” no tenía con quién confrontar ya que en el matutino se cumplía el Estatuto del Periodista y la normativa laboral. De entrada me di cuenta  de la gran calidad humana de este compañero, de su firmeza ideológica y al mismo tiempo de su mirada crítica de la realidad. Cuando le comencé a explicar el contenido de la nueva etapa de esta revista histórica que tuvo como directores a Jarito Walker, Alicia Eguren, Silvio Frondizi y Rodolfo Mattarollo se entusiasmó. Se trataba de salir del esquema de las publicaciones “aburridas” y esquemáticas de la llamada “prensa partidaria” e incorporar noticias del espectáculo, del deporte y de la vida cotidiana.

El núcleo que integraría el staff no sería de “militantes” sino de compañeros con la cabeza abierta, capaces de interpretar a visiones diferentes de la coyuntura. No se requería adhesión a nuestra organización –el PRT–ERP– que era la que financiaba  el emprendimiento sino expresar a las diferentes corrientes del campo popular y democrático haciendo eje en la construcción de un frente antigolpista. Héctor lo comprendió perfectamente ya que él era un predicador de la unidad y una persona respetuosa de las diferencias. A lo largo de esos meses en que compartimos este desafío periodístico lo fui valorizando cada vez más.

Cuando falleció el “Gringo “Agustín Tosco viajó a Córdoba haciendo una cobertura, para nuestra revista, magnífica  y emotiva del velatorio y despedida de quién, sin duda, fue un extraordinario y coherente representante de los trabajadores de esa época. No me cabe la menor duda que debe haber derramado unas lágrimas ya que podía expresar la alegría y la tristeza con gran emotividad.

Con un corazón inmenso estaba siempre dispuesto a dar una mano a quién la necesitara y es así que les dio refugio en su casa a Mario Molina y Vedia, un arquitecto que integraba el equipo de Logística del ERP y a Rubén Dri –un ex sacerdote  que integrara el Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo y que militaba en el Peronismo de Base-. Con esta misma generosidad repartió  el dinero que había cobrado como indemnización en el diario entre varios compañeros necesitados entre los que estaba Semino; un militante del Partido Intransigente que se encargaba de la distribución que atravesaba una situación personal muy difícil.

Después del golpe nos seguimos viendo ya que participaba en un proyecto dirigido a conformar una Agencia de Prensa clandestina impulsado por el equipo de prensa. Nunca tan precisa la frase de Julius Fucik para caracterizar a una persona: “He nacido por la alegría. Por la alegría fui al combate. Que nunca la palabra tristeza sea vinculada a mi nombre”.

Este, nuestro querido “Negro”, luchó y vivió por la vida. No lo olvidaremos.

*Abogado y periodista. Ex Director del diario “El Mundo” y de las revistas “Nuevo Hombre” y “Diciembre 20”