Por Rodolfo Laufer
Al calor de la radicalización obrera abierta por el Cordobazo y de la oleada de movilización social que acompañó el retorno del peronismo al gobierno, en 1973 nacía la llamada “CGT clasista, antiimperialista y peronista” de Salta.
De manera para muchxs sorpresiva, en junio de 1973 “Salta la Linda” se convirtió en un nuevo foco de la rebelión obrera que recorría por entonces la Argentina. Con una economía esencialmente agraria y agroindustrial, dominada por un reducido núcleo de empresarios nacionales y extranjeros, la belleza de los paisajes de la provincia disimulaba un cuadro social calamitoso para sus trabajadorxs: altos índices de pobreza y desocupación, sobreexplotación en los surcos y fábricas, y enfermedades como el paludismo, la tuberculosis y el Chagas.
Al igual que en el resto del país, la dictadura instaurada en 1966 desencadenó en la provincia una oleada de luchas obreras y estudiantiles cuyo pico sería el “Salteñazo”, el 21 de mayo de 1969, días antes del “Cordobazo”. En este marco, nacieron nuevas organizaciones sindicales y crecieron sectores combativos y antiburocráticos en gremios como tabacaleros, rurales, administración pública y muchos otros. Junto con esto, fueron cobrando fuerza organizaciones políticas revolucionarias, cuya principal expresión en Salta fue el Frente Revolucionario Peronista (FRP) dirigido por Armando Jaime y Juan Carlos Salomón.
En marzo de 1973, las elecciones llevaron a la gobernación salteña a Miguel Ragone, un dirigente del ala progresista del peronismo provincial. En este contexto, y al compás de la movilización social y las tomas que recorrían la Argentina, tuvo su nacimiento la “CGT clasista de Salta”.
En medio de violentas disputas entre distintos sectores de las cúpulas sindicales locales, el 15 de junio centenares de trabajadorxs ocuparon el local de la central obrera y proclamaron un triunvirato compuesto por Oscar Aramayo (Obreros del Tabaco), Alberto Abán (Obreros Rurales) y Segundo Arturo Álvarez (Vendedores Ambulantes). La flamante dirección definió a la nueva CGT Salta como clasista, antiimperialista y peronista, enarbolando a su vez “los postulados de la liberación nacional y la construcción del socialismo”. Se lanzó entonces una intensa actividad, realizando asambleas diarias en el local, formando comisiones de trabajo y organizando movilizaciones. A sus apoyos sindicales en la provincia, se sumó pronto el respaldo de figuras nacionales como Agustín Tosco, Raimundo Ongaro y René Salamanca.
El cambio de coyuntura política tras la “Masacre de Ezeiza”, y la ofensiva desatada desde el peronismo ortodoxo y la CGT Nacional contra la provincia, terminarían por sellar la suerte de la “CGT clasista de Salta”. El 17 de julio de 1973, un operativo policial desalojó el local y la central obrera fue intervenida. Aun así, sus ecos seguirán resonando como un recordatorio de que el norte obrero también era parte de la Argentina de los “azos”.
Fuente: www.historiaobrera.com.ar