Salud y trabajo en los agronegocios

Un debate sobre el modelo agroexportador y su impacto en las condiciones de vida de sus trabajadores y en las comunidades. El economista Sergio Arelovich y la abogada Luciana Censi en un taller sobre salud, ambiente y trabajo.

La agenda de la sociedad civil a partir de los conflictos y tensiones que surgen como consecuencia de las actividades del agronegocio incorpora la participación cada vez más fuerte de los gremios y organizaciones, que en nombre de los trabajadores y de las comunidades involucradas disputan espacios de poder y plantean estrategias en pos de garantizar condiciones óptimas y justas de salud, ambiente y trabajo. El debate por los derechos arranca indefectiblemente con un cuestionamiento a temas coyunturales propios del modelo, pero no ajenos a las generales del mundo laboral y la lógica del capitalismo.

“El agronegocio enferma, contamina y expolia a sus trabajadores, a sus familias y a sus comunidades. Poner en discusión ese proceso de valorización de los trabajadores de esa cadena de valor es absolutamente disruptivo por su posicionamiento estratégico en la economía. Eso es clave y es imprescindible que lo hagan para defender la salud y para pensar nuevas formas de producción al servicio de la comunidad”, consideró la abogada laboralista Luciana Censi, en su disertación sobre “Modelo de acumulación: trabajo y capital en el agronegocio” en el marco de un taller-conversatorio realizado por organizaciones sindicales, entre ellas el gremio aceitero, y de formación, sobre salud, ambiente y trabajo en el modelo de agronegocios.

“La cadena de valor en el agronegocio inicia con la agricultura, pasando por el transporte, la logística y culmina en el último eslabon, que es la industrialización, en este caso con escaso valor agregado lo cual primariza nuestra producción y seguimos siendo una economía dependiente en la división internacional del trabajo en lo que hace a este modelo”, señaló la profesional.

Censi señaló que toda esa cadena está atravesada por tres características fundamentales que atraviesan el mundo del trabajo en este proceso de valorización, que si bien no son exclusivas del agronegocio, “están muy presentes, marcadas y tienen su particularidades”. Una de ellas “es el proceso de tercerización a través de las contratistas que en general son las dueñas de las maquinarias donde los trabajadores se encuentran invisibilizados, están dispersos en grandes hectáreas de tierra, manejan las máquinas y a su vez son los que aplican los agrotóxicos. Sin ellos este negocio sería imposible”.

En lo que le cabe al transporte, “está signado por transportistas autónomos que dependen del agronegocio de las grandes empresas transnacionales, en su gran mayoría autónomos, expuestos a condiciones de trabajo extenuantes y a los agrotóxicos.

Dentro de la industria misma, “las grandes transnacionales tercerizan el trabajo en contratistas, que se dedican a limpieza, mantenimiento e incluso a operar los establecimientos industriales. La tercerización es un modelo de gestión de la fuerza de trabajo, es una estrategia global del capital, tiene como lineamiento político fundamental atomizar el movimiento obrero, fraccionarlo, fracturarlo y reducir la cooperación típica que se da en los procesos productivos. A mayor concentración de capital en el agronegocio, mayor atomización de la clase trabajadora. Esa es la lógica de la tercerización en el capitalismo y de disciplinamiento”, concluyó Censi.

Otro elemento caracterizador de la cadena es “la superexplotación de la fuerza de trabajo, dada por jornadas extenuantes sobre todo en el primer eslabón en el campo, también en el transporte y en la industria”, y se da mediante la flexibilización horaria “o con turnos rotativos donde el trabajador debe estar disposición del empleador a la mañana, tarde, noche y sin parar. Esto no es una necesidad de los trabajadores, ni social, ni industrial sino que es un modelo de gestión establecido por el capitalismo”. Todo ello “con salarios miserables sobre todo en el primer eslabón, lo que aumenta el plusvalor tanto absoluto como relativo porque con la introducción de la maquinaria se generan niveles de producción mayores”.

Censi alertó también que “las enfermedades profesionales están invisibilizadas al igual que los accidentes de trabajo mortales. Lo vemos en nuestro cordón industrial”.

Reforma Laboral

Todas esas característas” tienen una cobertura en el marco jurídico, en la legislación, pero en los últimos años se intentó imponer una reforma laboral que precisamente pretendía exacerbar la tercerización, la superexplotación, flexibilización y seguir avanzando en un modelo de salud laboral que sigue invisibilizando las enfermedades laborales”, denunció la abogada miembro de la Asociación de Abogados Laboralistas de Rosario.

Esa reforma que “gracias a la resistencia popular no se ha podido implementar”, ya se está imponiendo de todos modos en algunos sectores, a partir de la modificación en algunos convenios colectivos de trabajo como el caso de Vaca Muerta, Mercado Libre y el convenio de carga y descarga, “donde se están flexibilizando las jornadas de trabajo, polifuncionalidad, y estableciendo mecanismos de autocomposición de conflicto entre las partes como forma de previa llevar adelante medidas de a la intervención directa”. También el miedo a perder el trabajo facilita la implementación de hecho de tal reforma.

A la hora de hablar del “rol que debe desarrollar la clase trabajadora organizada para enfrentar este modelo del agronegocio”, Censi consideró que “los sindicatos vinculados por su posición estratégica en la economía determinan de alguna manera una capacidad de poder disruptivo en este modelo, que me parece fundamental para poder discutir”. En ese sentido, destacó “la lucha del sindicato aceitero de Rosario que después se llevó adelante por la federación, con una política muy clara desde mediados de 2000 de terminar con la tercerización en las empresas aceiteras. Una lucha coordinada con los delegados de base y medidas de acción directa”.

Asimismo, la abogada valoró la “discusión salarial que el sindicato lleva adelante desde esa época basado en el salario mínimo, vital y móvil, acompañado de pedido de balances sociales a las grandes multinacionales. Eso también fue disruptivo desde el punto de vista jurídico y político: empezar a mirar los datos económicos de las multinacionales, ver dónde estaba la ganancia, cómo se repartía y qué lugar tenía el salario en esa facturación”.

Características

“Este complejo es el último eslabón en la cadena productiva de oleaginosas, que a su vez está compuesta por una treintena de empresas, de las cuales 10 a 12 son relevantes, y el resto son medianas. La mayoría son de origen extranjero y las locales son grandes. Todas están transnacionalizadas y tienen su casa matriz de control en paraísos fiscales”, denunció el economista Sergio Arelovich, miembro del Mirador de Actualidad del Trabajo y la Economía (Mate) y asesor del gremio aceitero. Junto a Censi, participó también de la actividad organizada en la Facultad de Medicina.

El especialista detalló características de la actividad del sector que “si bien no son novedosas, son en todo caso llamativas por la intensidad de lo siguiente: el 100 por ciento de las exportaciones tiene como destino compradores que pertenecen exactamente a los mismos grupos corporativos transnacionales o algún eslabonamiento que pertenece a la misma corporación global. Esto se estudia desde hace mucho tiempo, con mayor intensidad desde los 70 en adelante desde el lanzamiento de las compañías multinacionales y a lo que se conoce como comercio intrafirma, es decir, la mercancía circula dentro de la misma corporación”.

Ello “no sólo es todo un problema para los investigadores sino para los organismos fiscales para determinar qué es lo que están declarando las empresas que se venden a sí mismas. En Argentina (y en toda la trama trasnacional de las corporaciones del planeta) también es un problema, con los adicionales de ausencia o debilidad legislativa, la falta de actualización, marco normativo que permita intervenir sobre la materia. Hay empresas que declaran que venden granos de soja y resulta que venden aceite, por ejemplo, o que los precios son tales y en realidad son diferentes. Esta intensidad que tiene este proceso obliga a pensar qué hacer desde otra perspectiva, sobre todo desde la perspectiva del futuro cambio de gobierno a partir de diciembre”, advirtió el economista. A ello se suma el atraso del régimen de sociedades y el de inversiones extranjeras, sancionados durante dictaduras militares, representan una “insuficiencia instrumental que “hace que el esfuerzo del trabajo argentino sea de difícil resolución”.

“La dependencia que tiene la estructura social argentina del complejo oleaginoso es muy alta y hay que discutirlo en forma urgente, no sólo por el monocultivo sojero sino especialmente porque la dependencia del ingreso de divisas depende casi excluyentemente de lo que ocurra con el complejo sojero”.

“Lo que hay que señalar es cuánto sumaron las exportaciones entre 2016 y 2019 y cuánto se liquidó en Argentina: de más o menos 94 mil millones de dólares, no se trajeron al país 18 mil millones de dólares: ello representa más o menos el 40 por ciento de lo que se tomó de deuda con el FMI”, graficó Arelovich.

Finalmente, el economista explicó el método “autopréstamo” de ciertas multinacionales, que para evadir las liquidaciones de divisas recurren a la toma de préstamos en bancos y moneda extranjera, lo traducen a pesos y atienden los gastos locales. “Mañana, cualquier restricción cambiaria no va a poder prohibir que esta entidad pueda comprar los dólares para pagar el préstamo porque el que se lo dio es un tercero. No conocemos la magnitud que tiene esto, pero va a ser una de las cuestiones de la caja de Pandora con que se va a encontrar el próximo gobierno”, remató.

Foto: Gentileza Sofía Alberti; Prensa de la CTA-A Rosario

Fuente: www.lacapital.com.ar