San Francisco: La obrerita que provocó el llanto proletario

Por Ivana Acosta

La despedida de Herminia Benegas junto con la de otro trabajador caído fue el entierro con más asistencia que se recuerde en la ciudad. Su imagen permite tener un acercamiento al rol de las mujeres en el Primer Tampierazo.

Hubo una vez que gran parte de la ciudad  de San Francisco lloró la pérdida de una jovencita mientras su cajón iba en el carruaje rumbo a su destino final en el cementerio local. A la par iba otro trabajador que también pereció producto de un enfrentamiento entre trabajadores y las fuerzas de seguridad. Él estaba en la empresa telefónica, ella era una obrera en huelga de Tampieri. 

Quizás no todos la hayan conocido pero Herminia se había transformado en 1929 durante el Primer Tampierazo “en una especie de mártir” de las luchas obreras de la ciudad.

Herminia murió en aquel enfrentamiento pidiendo por la mejora de sus condiciones laborales en el Primer Tampierazo cuando corría el día 21 de noviembre de 1929.

Aquella lucha y prolongada huelga que empezó en la empresa Miretti, pasó por el Molino Boero y siguió hasta la exfábrica Tampieri se cobró la vida de la adolescente, quien para la época (como en otros casos) y con su edad ya trabajaba y no dejaba de pensar en los derechos de sus compañeras. 

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Cuando el conflicto obrero llegó a Tampieri allí había varias mujeres empleadas que no dudaron en acompañar la protesta junto con los hombres. En aquella época muchos trabajadores se identificaban con las ideas del comunismo; pero también dice la historiadora Mariana Mastrángelo las obreras protestaban “cansadas de los abusos de los capataces”. La investigadora resumió en la serie Gallos Rojos que en el caso de Tampieri “las mujeres eran sobreexplotadas trabajando en la fábrica por más de 14 horas, en malas condiciones, con capataces hombres que abusaban de ellas por un magro salario”. 

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El 21 de noviembre fue uno de los puntos álgidos del conflicto que llevaba varios meses en vigencia, sin embargo, en esa jornada corrió mucha sangre que quedó impregnada en las calles de la ciudad.

El enfrentamiento entre los obreros y miembros de la Policía fue brutal y como consecuencia murieron varias personas. Lisandro Rivadero, de 30 años, empleado de la empresa telefónica, el agente Francisco Farías (de acuerdo a la crónica de la época querido entre las personas por su trabajo en la calle) y la pequeña Herminia, la obrera de la fábrica Tampieri. A los días se le sumaría Ernesto Gallegos, de 16 años quien murió poco después a pesar que lo llevaron con vida al hospital. 

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Los velorios de los trabajadores tuvieron como punto de partida el Sindicato de Oficios Varios al día siguiente y cuando el cortejo fúnebre iba al cementerio lo siguieron más de cinco mil personas, detalla la crónica de la época de LA VOZ DE SAN JUSTO. El llanto de miles de obreros unió a sus almas al igual que la cantidad infinita de flores que fueron depositadas. En ese triste jardín y en la tierra fue depositada Herminia, la joven obrerita.

Ilustración: Aylén Molar

Fuente: www.lavozdesanjusto.com.ar