Sin Facundo no hay Justicia

Viviana María Alegre es la madre de Facundo Rivera Alegre, desaparecido el 19 de febrero de 2012 a la salida de un baile de cuarteto en la ciudad de Córdoba. La causa en ese momento recayó en la Fiscalía 1 turno 5 dónde el doctor Alejandro Moyano le dio atención a los 6/7 meses del hecho. En ese momento transcurría el último tramo de la gobernación de José Manuel De La Sota. El juicio se realizó entre el 11 y el 28 de agosto de 2015. No fueron ni la mitad de los testigos, fue imputado dos hijos de una mujer señalada como narcotraficante y un empleado del cementerio de San Vicente. Viviana ha caminado calles, espacios, ciudades, provincias y países buscando y esperando una respuesta de lo que pasó con su hijo.

Por Camila Petenatti y Santiago Rodríguez

Fotos Camila Petenatti y Daniel Ramonell

El olvido es algo que nos tratan de disparar. El olvido es algo que no se puede practicar. Del olvido los medios nos hablan todo el tiempo. Poder que tampoco quieren perder y para eso sirve el olvido. Nos hacen olvidar que pueden manejar, que pueden controlar, a quien pueden disparar. ¿El cómo? ¿Cuándo? ¿Por qué?

El fácil accionar de pararse, sacar y apretar el gatillo de la estigmatización, de la criminalización, del olvido. El olvido es fácil para no mirar sus ojos, curtidos de tanto esperar, del reflejo en las calles pensando que lo vio, que pasó al lado suyo y puedo hasta oler su perfume.

El silencio es algo que nuestra garganta no aguanto, sintió un picazón inaguantable y grito hasta hacerlos escuchar, quebró sus bases de poder y les asustó el que podemos llegar a hacer. Hasta no dar más, hasta saber que hay un avance en lo que sea, hasta saber que hay un leve descubrimiento de sus prácticas, hasta que la bronca se haga acción, hasta que los bienes se nos entreguen, hasta que te mire de frente y no puedas resistir el dejar el disfraz de represor. El olvido es algo que enterramos hace mucho, la memoria es algo que ejercitamos todos los días. Hasta encontrarlos.

– ¿Cómo era Facundo?

– Facundo era un chico muy alegre, muy amiguero, como supe decir siempre y como lo vivieron muchos compañeros y amigos de él. Él hizo la primaria acá en el barrio donde aún permanezco viviendo yo y tiene amistades del colegio. El hizo también la secundaria acá y otra parte en otro barrio y en ambos barrios tiene muchos amigos.

Pero él era un tipo re alegre, siempre decía por ahí que él tenía sus problemas pero que él no lo demostraba, él siempre estaba con una sonrisa. Muy solidario Facundo, muy muy solidario. Le gustaba muy mucho jugar al fútbol, él jugaba en Inferiores como para practicar de un club primero y después de la ciudad universitaria. Iba ahí al campus universitario, y desde Buenos Aires se lo llevaron a jugar. Estuvo, pero era chico y no se adaptó al último tramo. Es fanático del club ese, fue fanático, tuvo su perro que le puso el nombre porque era su ídolo. Yo creo que con una sonrisa hermosa mi hijo, no porque sea mi hijo ¿no? pero eso era él.

Viviana recuerda que, en el secundario en las materias de matemática, física, química: “Él era un maestro, no sé a quién pero bueno, ni al padre ni yo”. Tiempo antes de su desaparición Facundo quería estudiar Arquitectura, “se había inscrito para comenzar a estudiar arquitectura y estaba trabajando con un arquitecto como pintor y albañil”.

– ¿Cómo fueron las horas antes de su desaparición?

-Cenamos en la casa de su suegra que era a seis cuadras de donde vivíamos nosotros en el mismo barrio Juniors. Vinieron unos amigos a buscarlo y la mamá y la nena se iban a quedar en la casa de la madre de ella porque vivían en mi casa hasta que se construyeran la propia. Estaba una vecina y que casualidad que hasta el día de hoy me llamó la atención: Esa noche que estábamos hablando, y no recuerdo bien cómo, pero surgió el caso de Marita Verón. Me llamó muy mucho la atención. Después de cenar volvemos a casa, él se baña, viene con unos amigos de hace poco tiempo porque él era muy amiguero y se fueron en un taxi. Tenía un celular provisorio que no funcionaba bien y el suyo lo había llevado a arreglar.

– ¿Cómo fue la investigación por parte de las autoridades?

– Primero que la investigación tuvo un montón de falencias. El Fiscal en ese momento de la causa era Alejandro Moyano, quien creo que a los seis meses recién le dio algo de atención a la situación porque se manejaba con cosas que le acercaban periodistas y no por la investigación. Tiempo después, el ex gobernador De la Sota, lo eligió fiscal general de la provincia de Córdoba y Moyano tenía varias causas relacionadas a ex funcionarios, y así se tapó. Nosotros pedimos que apartara a la propia policía imputada y cómplice en la desaparición de Facundo. Moyano siempre decía que sí, que lo iba a pensar, que iba a ver, después dijo que iba a hablar con Gendarmería y habló con una sola persona y nada más.

La madre de Facundo Rivera Alegre cuenta que tuvieron que realizar una investigación paralela a la de la justicia porque “el código penal de Córdoba tiene ocho meses de secreto de sumario, entonces la familia no puede ni leer ni ver lo que van haciendo en la investigación”. Además, cuenta que policías de civil “hacían la investigación en una tráfic, y querían hablar con conocidos o amigos de Facu. Iban a los bailes y los paraban afuera”, recuerda Viviana.

– ¿Cómo se encuentra actualmente la causa judicial?

– El juicio empezó un 12 de agosto de 2015. Finalizó el 28 de agosto de ese mismo mes. Hubo días que no fueron audiencia, otros días había testigos que no se animaban a declarar así que fue a sala vacía, sin los imputados y sólo los abogados. Nosotros absolvimos a los imputados que puso la justicia, dos hijos de una mujer supuestamente narco y una persona del cementerio, quién era la que cortaba el pasto. Se dice que el más chico le pegó el tiro y el otro cómplice, y del cementerio lo cremo. Tal es así que Moyano llegó a decir que al cuerpo lo tuvieron seis meses enterrado y que después lo cremaron, ¿cómo sabía él eso? Hay muchas falencias.

“Al final el Tribunal nunca imputó siquiera, menos investigó, menos peritó móviles de la policía de Córdoba, solamente dijeron que eran esas tres personas. Nosotros los absolvimos por entender que son el último eslabón de una larga cadena de impunidad”, sentencia la madre de Facundo. “Luego del juicio se envió un oficio a la Fiscalía, donde antes estaba Alejandro Moyano al ser electo Gustavo Dalma. Dado que nunca apareció el cuerpo, nunca apareció nada, sigan buscando a Facundo. Deben seguir buscando a Facundo”, agrega Viviana.

“El responsable político de la desaparición de mi hijo fue José Manuel De la Sota”, afirma Viviana Alegre, “siempre lo dije y lo seguiré diciendo, y lo dije en vida de él, que quede claro”.

23-Noviembre-2019. Charla taller sobre Violencia Institucional, en la ciudad de Río Cuarto, Córdoba.
(Foto/Daniel Ramonell)

– ¿Cómo han sido estos años de lucha por esclarecer lo que le sucedió a Facundo?

– Han sido muy difíciles. Tengo dos hijos más y ellos también bancaron la lucha. Yo tuve parálisis facial, tuve cáncer. Me fumé la vida, pasé nervios, noches sin dormir, me cambió el horario de dormir. Yo tengo una relación de abuela muy presente, siempre lo fui desde que estaba Facu. Al principio yo me dediqué a full a las marchas y dejé de lado todo, de ir a buscar a mi nieta, de disfrutar algo yo, de cuidar mi salud, pero uno no lo hace apropósito. El cuerpo me pasó factura y no es que haya dejado de luchar, pero aprendí a equilibrar porque acá en Córdoba la única parte de la familia de Facundo Rivera Alegre, soy yo y la nena, mis otros dos hijos no viven en el país. Acá vinieron Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, nietos restituidos, otras madres de otras provincias. Yo me caminé casi todas las provincias, tengo amistades y conocidos que siempre estamos ayudándonos en cada actividad y a seguir visibilizando la lucha.

“Más seguridad es incluir a los pibes. Darles educación, salud, trabajo, contención porque la droga está muy fuerte”, afirma la mamá de Facundo.

“No han cambiado en nada las Fuerzas de Seguridad, al contrario, más represivas, con patrones de la dictadura y vienen muchos policías del mismo barrio, se les cambia la cabeza en la Escuela de Policía por el hecho de tener una chapa y un revólver”, sostiene Viviana.

Hasta poder pasar el mate y que la risa nos apodere el cuerpo.

Hasta creer que la tranquilidad se les está acabando a los que se atreven a arrebatarnos los sueños.

Hasta que me mires y sepamos que somos más fuertes que sus armas.

Hasta que las calles se colapsen y sean nuestras.

Hasta que la libertad se reparta en cada esquina.

Hasta abrazarte.

Hasta encontrarte Facu!

Fuente: www.retruco.com.ar