Sindicalismo sin burócratas

Por Carlos Emanuel Cafure*

Sin lugar a dudas, el modelo sindical argentino  es uno de los mejores del mundo.
A lo largo de la historia, hemos tenido  ejemplos de dirigentes sindicales capaces, honestos, preparados, que siempre respondieron a sus bases, que nunca se enriquecieron desde la función gremial, y que fueron independientes de la patronal, como así también de los gobiernos de turno.
En nuestra retina, queda intacta la imagen de figuras del sindicalismo nacional como Agustín Tosco,  Atilio López,  René Salamanca, Saúl Ubaldini, entre otros.
Ellos demostraron el camino que se debía seguir, que se debía continuar.
Ellos enseñaron lo que desde el movimiento obrero se puede lograr, cuando se lucha en unidad, con el fin de lograr nuevas conquistas y derechos para toda la clase trabajadora.
Ellos dejaron un legado.
¿La dirigencia que los sucedió, lo continuó?
¿Las bases de los gremios, han luchado por todo lo que se logró históricamente por esta dirigencia ejemplar, en su propia organización sindical?
Los oficialismos y las oposiciones de esos gremios, demostraron estar a la altura de las circunstancias.
Cada uno podrá sacar sus conclusiones.
Lo que claramente sigue intacto en ciertos casos ( y no en la mayoría), es un sector del sindicalismo caracterizado por su enorme grado de burocracia.
Dirigentes sindicales que abandonaron la lucha, la defensa del salario, de los derechos y de las conquistas adquiridas.
Dirigentes que no responden más a sus bases, sino que lo hacen a la patronal o a transitorios gobernantes.
Dirigentes que viven en countries o barrios cerrados, con vehículos de alta gama, y un nivel de vida de los sectores sociales más adinerados, mientras sus afiliados y afiliadas en muchos casos viven por debajo de la canasta básica total (con salarios de hambre), cautivos de alquileres eternos, entre otras cosas.
Dirigentes que consideran los sindicatos que transitoriamente conducen, como bienes de su propiedad, de sus familiares y amigos; y no una institución en la que ocupan cargos por voto de sus representados,  para cumplir funciones específicas, para gestionar, para lograr nuevos derechos, para lograr paritarias dignas, para poner en lo más alto al sector que defienden o que dicen defender.
Dirigentes que perdieron el norte del porqué están en sus cargos, trabajando abiertamente más por sus intereses personales, que por el bienestar de todas y de todos los que pagan una cuota sindical, para ser debidamente representados conforme lo establece la Ley de Asociaciones Sindicales (Nro. 23551).
Esta casta, solo ha logrado generar un clima de hartazgo generalizado en las actividades donde continúan conduciendo al día de la fecha.
Solo han generado un descreimiento en el sindicalismo, como instrumento de defensa de los derechos de los trabajadores y trabajadoras.
Ahora bien, las oposiciones en esas organizaciones sindicales, son distintas o son más de lo mismo. ¿Son abiertas y democráticas, o son sectarias y funcionales al oficialismo (cómplices en ciertos casos)?. ¿Demuestran estar en condiciones de conducir el gremio (como alternativa), o desaparecen durante la gestión del oficialismo y surgen dos meses antes de las elecciones?
Cada uno podrá sacar sus conclusiones.
Lo que hay que destacar, es que existen excelentes sindicalistas (mujeres y hombres) en Argentina, que cumplen su rol como debe ser.
Esa es la esperanza que hoy existe en el pueblo trabajador.
Para alcanzar un movimiento obrero más fortalecido y contundente en la lucha, hay que buscar trabajar en mecanismos que garanticen mayor Libertad y Democracia Sindical, como así también para poner fin al sindicalismo de burócratas en Argentina, para volver a tener un sindicalismo de bases y para las bases.
No existe nada peor que un dirigente sindical que se olvida de donde viene y a quien se debe en su cargo: Las bases del gremio.
*Abogado Laboralista. Delegado gremial del Sindicato de Luz y Fuerza de Córdoba.