Sobre el conflicto del Sector Salud en Córdoba, la Pandemia y después: “Y algo está pasando que pasó mucho antes”

En los primeros días de febrero, la Coordinadora de Salud Córdoba Unidad se declaró en estado de alerta y movilización por la baja del contrato a una médica delegada del Hospital Elpidio Torres. Exigiendo su inmediata reincorporación, se denunció la violencia ejercida y la situación precaria que atraviesa el sector salud por falta de personal en sus efectores. El conflicto continúa con final abierto. ¿Cuáles son las continuidades y discontinuidades entre el conflicto en el sector público de salud de los últimos meses de 2022 y el malestar de los trabajadores ligado a la gestión de la pandemia? ¿Cuánto tuvo que ver con las políticas hacia sus trabajadores/as y la particular tramitación de la atención al COVID-19 que tuvo el Ministerio de Salud de la Provincia de Córdoba? ¿Cuáles fueron los quiebres que se produjeron en la construcción de la gobernabilidad que se sostuvo por más de 20 años?

Por Jaschele Burijovich para La tinta

“Y algo está pasando que pasó mucho antes”, dice Jorge Luis Borges en “Sueña Alonso Quijano”. Durante el año 2021, llevamos adelante una investigación que tuvo por objetivo analizar en las narrativas de lxs trabajadorxs de la salud pública en torno a las prácticas de atención, cuidado y autocuidado desplegadas durante la pandemia, las principales problemáticas identificadas así como las estrategias locales desarrolladas para su resolución en la transición hacia la postpandemia.

Los primeros resultados de esta investigación mostraron que las necesidades, demandas y el proceso de trabajo cotidiano en salud, no siempre coincide con aquello que desde las políticas de gestión sanitaria, se norma y regula como emergencia y/o urgencia médico-epidemiológica, tampoco con las expectativas y las necesidades sentidas por la población. Esta situación conduce a que “se visualicen como ajenas, lejanas y externas las medidas que tienden a homogeneizar el territorio y a condicionar el trabajo en salud, mermando la oportunidad de tomar medidas sensibles y consensuadas con las personas involucradas en la atención y cuidados colectivos en cada lugar”.

Se recuperaron las voces de quienes fueron interpelados/as como “esenciales” durante la pandemia para reconocer en sus experiencias y trayectorias singulares, aquellos puntos de convergencia o nudos críticos que habilitan pensar cómo transitar hacia una nueva realidad socio-epidemiológica.

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(Imagen: Ana Medero para La tinta)

En Córdoba, en marzo de 2020, a través de la Ley 10.690, se crea el Centro de Operaciones de Emergencia y se faculta al Ministerio de Salud a determinar medidas y acciones sanitarias de excepción. Esta decisión tiene un fuerte impacto en la vida de los/as trabajadores de salud porque implicó una transformación radical del sistema. Algunos de los cambios fueron:

-En Infraestructura: Aumento de camas críticas, terapias intensivas, circulación interna, hospitales modulares, cambios en los espacios, centros de salud para febriles y no febriles.

-En condiciones de trabajo: Cambio de turnos, suspensión de vacaciones, cambios de actividades y de funciones, restricciones de personal por ser de riesgo, utilización de elementos de protección personal, contratos de contingencia

-En la población asistida: Restricciones a la atención de las enfermedades no-covid.

-En la forma de atención: Trabajo en espejo, triage, operativos territoriales, reconfiguración de la tarea, reducción de los servicios, protocolos

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(Imagen: Ana Medero para La tinta)

En los últimos meses de 2022 y gracias especialmente al proceso de vacunación, la situación desencadenada por el Covid ya estaba controlada. Se inicia en ese momento una fuerte movilización de los/as trabajadores de los hospitales y de los centros de salud públicos provinciales.

La pandemia puso aún más  en evidencia los rasgos de la política sanitaria de los últimos 23 años: descentralización de servicios de salud que produce una gran fragmentación, presupuesto ajustado, modelo hospitalo-céntrico, lógica corporativa de vinculación con los actores, precarización laboral y desatención a la salud mental.

La pandemia desde la perspectiva de lxs Trabajadorxs de Salud

Presentar algunos de los testimonios de quienes trabajan en el área dan ciertas pistas que son necesarias para comprender el conflicto que actualmente se vivencia en el sector.

Tal como afirma Eric Sadin en La era del individuo tirano: el fin de un mundo común: “El testimonio significa llevar ante la vista de los demás aquello que los demás no saben, aquello que no pueden ver y que, sin embargo, por la violación de los derechos elementales que padecen algunos o la comunidad entera de los ciudadanos, debe ser llevado al conocimiento público. Deberíamos estar infinitamente más atentos a la escucha de esas síntesis redactadas desde las trincheras de la vida cotidiana, que se derivan de saberes con frecuencia más instructivos que los producidos por tantos expertos patentados. Todas esas actas testimoniales están llamadas a constituir la primera guía de la acción pública, lejos de las visiones espirituales y las ideologías obtusas, instituyéndose entonces como una política del testimonio”.

La transformación que se produjo en el Sector Salud a partir de la pandemia modificó las prácticas de atención, las referencias institucionales, la valoración de los saberes y la representación sobre el trabajo.

“Lo que hacía antes moviliza un poco porque parece tan lejano y tan perdido, yo era referente de varios programas o proyectos…” (enfermera hospital)

Al desconcierto y a la perplejidad inicial le siguieron, en algunos casos,  decisiones políticas contradictorias y arbitrarias. Si bien el mensaje oficial era “todo está bajo control”, al interior de las instituciones de la salud la vivencia era muy otra.

yo creo que hubo caos e improvisación en todo momento, desde que comenzó…” (médico hospital)

“Pero del director hacia abajo, no hay…, no digo que un diálogo, no podría el dialogar con todos, pero más información, más clara…” (enfermera hospital)

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(Imagen: Ana Medero para La tinta)

Lxs Trabajadorxs de Salud manifestaron sus conflictos y sufrimientos que se expresan en distintos espacios: con su propia subjetividad,  con sus compañeros/as, con las autoridades inmediatas, con las decisiones institucionales y con las políticas públicas implementadas. Hay sentimientos de maltrato, dolor, desaliento, síntomas en el cuerpo.

“Que termine con un trastorno de ansiedad leve digamos, que termine medicado porque bueno estaba con mucha irritabilidad, problemas para dormir, no estaba pudiendo continuar con mi trabajo digamos. Entonces sí, al final de año, yo ya si estaba muy cansado, muy agotado y ahí bueno, termine digamos con diagnóstico…” (enfermero centro de salud)

Se relatan situaciones de asimetría y desigualdad en la que se ejercita la violencia, donde se experimenta la distancia entre la exigencia y el reconocimiento.

“Desde lo laboral de hecho la sensación es de desamparo, si, o sea, yo siento que hay como un desamparo institucional y de cuidado es como eh siempre son cuestiones más individuales o de voluntades personales pero no he sentido un cuidado…” (psicóloga CAPS)


El modelo de gestión que se venía implementando más ligado a lealtades políticas que a competencias profesionales hizo agua en la pandemia. Este entramado de relaciones se resquebrajó generando dificultades en las jerarquías. La jurisdicción provincial basó su estrategia de atención al Covid en un perfil fuertemente asistencialista y tecnológico, sin darle un lugar importante al primer nivel de atención y al enfoque comunitario. 


Los propios agentes fueron desarrollando estrategias, tendieron redes con la comunidad y se reorganizaron para seguir brindando respuesta. Hubo articulación con las organizaciones territoriales y se incrementaron los reclamos por la falta de recursos y de personal.

“Hubo varios intentos desde el COE y desde las autoridades políticas de avanzar sobre determinadas cuestiones que la verdad que le tuvimos que decir: no, miren, esto en atención primaria no va a funcionar…” (enfermero CAPS)

“No hay, quisimos hacer esto y no pudimos”. es una muestra de esto, de ajustar los criterios a los recursos existentes…” (administrativa hospital)

En síntesis, se profundizaron los sentimientos de desvalorización y angustia, se visibilizó la falta de personal y de recursos, la ausencia de coordinación con el primer nivel de atención, el desconocimiento de las autoridades de lo que estaba sucediendo en las instituciones, entre otras situaciones, todo lo cual produjo un profundo malestar e insatisfacción hacia lo que estaba sucediendo.

Malestar que se transformó en lucha colectiva

En noviembre de 2022 se inició en el sector salud provincial un proceso de movilización en sus efectores cuyo último antecedente similar fue el conflicto contra las políticas de ajuste que desarrolló la Intergremial Hospitalaria en los últimos meses de la gestión del gobernador Ramón Mestre en 1998.

Este proceso desencadenó la renuncia de 17 médicos de guardia del Hospital San Antonio de Padua de Río Cuarto.  El pliego de reivindicaciones incluyó aumentos salariales, participación en las paritarias, cobertura de cargos (“altas por bajas”), equiparación de los grupos ocupacionales de la ley 7625, incorporación de los/as trabajadores de la ley 7233 que se desempeñan en salud a la ley 7625 y el pase de monotributistas y becarios a contratos.

El plan de lucha incluyó marchas masivas en Córdoba Capital y en el interior, reuniones con las autoridades del Ministerio de Salud, asambleas hospitalarias, de delegados/as y generales y un sector público de salud que continúa movilizado y en alerta, dispuesto a monitorear el avance de los acuerdos. Se desconoció la representatividad del Sindicato de Empleados Públicos luego de la firma de un acuerdo paritario que no satisface a los/las trabajadores/as  y se conforma la Coordinadora Salud de Córdoba Unida donde están representados más de 40 unidades de atención sanitaria entre Hospitales, Centros de Atención Primaria (CAPS) y centros de salud. Se integraron a este colectivo profesionales, administrativos y los colectivos de residentes y concurrentes. La consigna que sostuvo la Coordinadora fue “Salud Somos Todos”.

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(Imagen: Ana Medero para La tinta)

A diciembre de 2022, se obtuvieron importantes logros: los empleados de la administración pública que a noviembre habían logrado el mayor aumento salarial eran los del Ministerio de Salud. La suba interanual en ese momento alcanzaba al 118,2%, 32 puntos porcentuales por encima de la inflación,  el blanqueo de los adicionales no remunerativos incorporados al básico para los trabajadores/as comprendidos en la ley 7625; el adicional por recurso humano crítico para las leyes 7625 y 7233; el compromiso del gobierno de pasar a contrato a los trabajadores monotributistas y el funcionamiento de una mesa técnica con representantes de la Coordinadora Salud de Córdoba Unida.  También se obtuvo el compromiso de reabrir las paritarias en febrero de 2023.

Según los testimonios recogidos, durante la pandemia, se produjo un cambio  radical  en los electores de salud. Esto produjo quiebres, malestares y reacomodamientos. Premios y castigos tanto burocráticos como simbólicos. Los jefes de los servicios y las autoridades políticas fueron cuestionados. Aun así  fue el Estado, la Salud Pública y sus empleados estatales quienes  dieron las principales respuestas. Se fue consolidando la idea que finalmente era el Estado y las instituciones públicas las que estaban dando cuidando la salud de la población.

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(Imagen: Ana Medero para La tinta)

Probablemente sea esta situación la que fortaleció  el sentido  de pertenencia de los/as trabajadores/as  y la que permitió una  nueva organización, que cuestionó a los viejos representantes y estableció una modalidad asamblearia. Se puso en discusión el “statu quo” tan eficiente para la construcción de la gobernabilidad hospitalaria en Córdoba durante más de dos décadas. Fernando Ulloa nos advierte: “Cuando se está trabajando en condiciones muy adversas, no solamente la población está resignada, sino también los equipos se empiezan a resignar. La resignación conduce al síndrome de padecimiento, el cual tiene tres síntomas muy claros, primero se pierde el coraje, luego se pierde la lucidez y por último la queja nunca se convierte en protesta. Es posible esperar que los equipos de salud hayan salido de la pandemia ya sin resignación. El conflicto en el sector nos permite afirmar que se está  transitando esta  nueva realidad socio-sanitaria “con coraje, lucidez y protesta”.

Imagen de portada: Ana Medero para La tinta

Fuente: www.latinta.com.ar