Sobre la situación en la Salud Pública de la Provincia

Por Julián Barbero*

Los trabajadores de la Salud, como en muchos otros sectores, transitan su vida laboral con míseros salarios, precarización y presiones de todo tipo. Los jóvenes que se suman lo hacen bajo la informalidad. Y si con suerte llegan a jubilarse cobran bastante menos que para ser pobre. Las denuncias sobre el deterioro de edificios y falta de instrumentos básicos de trabajo es recurrente. La sobrecarga laboral, la multitarea y el multiempleo son características inmanentes de la actividad producto de la falta de personal en todas las áreas. Esto repercute directamente en la atención generando mayor lentitud y baja calidad.

Vemos como es el pueblo trabajador, que se atiende mayoritariamente en las instituciones públicas de salud, el que padece en primera persona estas consecuencias. En algunas ocasiones, lamentablemente, los enojos de algunos individuos recaen sobre la primera línea de atención. Pero no hay que confundirse, puede existir enojo ante algunos casos particulares (sabemos que los problemas de salud inquietan y generan ansiedad en las personas, lógico) pero el pueblo trabajador en su conjunto no es indiferente ante las denuncias y reclamos del Personal de Salud y en muchas comunidades los apoya activa y fuertemente.

Mientras tanto vemos como los recursos en todos los niveles del Estado se ajustan al cumplimiento irrestricto del pago de la Deuda. Mientras que funcionarios, políticos y “especialistas” hablan de “cuidar las reservas” o evitar el déficit fiscal para no devaluar, los Fondos de Inversión se están haciendo la fiesta con los márgenes de ganancia ofrecidos en el país que, sin dudas, son inigualables. Pero no sólo ello los llama a “invertir” en el país ya que también pueden fugar dinero, presionar sobre la valuación de nuestra moneda nacional, evadir controles estatales y, de ser necesario, comprarlos para que no molesten sus negocios.

Tienen presencia en todas las escalas del Estado, en las principales firmas agroexportadoras, mineras, energéticas y alimenticias, en las universidades y otras instituciones religiosas, deportivas y ONG´s. Sus reclamos se llevan a término y permanentemente desde los gobiernos se crean políticas y leyes para favorecerlos. Los nuevos acuerdos con organismos internacionales de crédito como el FMI o el Club de París, son sólo una mínima muestra de todo lo que promueven. Las medidas que repercuten directamente en las condiciones de vida del pueblo trabajador se hacen entre gallos y medianoche, como lo fue la Ley Provincial 10.694 de Recorte de jubilaciones o el Presupuesto 2023 (al que sólo terminaron aprobando 36 personas). Por eso, la organización para hacer cumplir los reclamos, que no son más que justas exigencias para una vida en dignidad tanto para los trabajadores del sector como para la atención de la salud del pueblo, debe replicarse en todos los sectores del trabajo, acompañarse, amalgamarse en un reclamo común por la dignidad humana.

Hasta que ningún/a trabajador/a viva en la pobreza, sufra explotación o sea esclavizado con la única finalidad de alimentar ganancias privadas. Los trabajadores de Salud continúan la lucha de los docentes en octubre llevándola un paso más allá. Ahora es tarea del pueblo trabajador en su conjunto apoyar activamente la organización y la lucha de Salud, como así también organizarse de la misma manera en cada uno de sus espacios de trabajo y militancia. No podemos seguir esperando soluciones mágicas o un salvador. Sólo el pueblo, salvará al pueblo.

*Secretario de Comunicación y Difusión de la CTA Autónoma Regional Villa María

Foto de portada: Una de las manifestaciones frente al Hospital Pasteur de Villa María.