Un estatal en busca de poder comunal

El histórico dirigente de la CTA Víctor De Gennaro –que competirá en las PASO como precandidato a intendente de Lanús por el Frente de Todos- asegura que los trabajadores, como ciudadanos, sin dudas pueden ser gobierno, pero distingue la llegada de un obrero al poder de la aplicación de una política que atienda a los intereses subalternos. En esta entrevista se refiere a la potencia de los paros y las elecciones como los hechos de masa más grandes de los que dispone el pueblo. 

Fotos de Gala Abramovich

Por Pablo Dipierri

A minutos de las 13 y bajo un sol que entibia el mediodía en Lanús, el precandidato a intendente por el Frente de Todos, Víctor De Gennaro, ingresa al local sito en Hipólito Yrigoyen 3678 con ganas de tomar mate. “¿No queda más yerba?”, pregunta a sus dos colaboradores y le pide a uno que vaya a comprar.

El salón es amplio y está decorado por afiches y materiales de campaña. Dos de las paredes que flanquean la mesa que habrá sido escenario de las discusiones estratégicas más intensas durante las últimas semanas soportan enormes dos mapas de Lanús, con papelitos autoadhesivos y anotaciones. Un tanto reticente para las fotos, se afloja cuando se le pregunta por el derrotero de la campaña y la suerte en el territorio gobernado actualmente por Néstor Grindetti, quien fuera ministro de Hacienda porteño durante los mandatos de Mauricio Macri como jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

“Me parece muy claro que hay un ‘fuera Macri’: 9 de cada 10 dicen que esto no va más en Chingolo o Caraza y 7 de cada 10 de los que yo hablo en la calle, los comercios o las asambleas, y no estoy hablando de los militantes porque estamos haciendo una campaña basada en la relación con los vecinos directamente”, comenta mientras se dispone a la charla con La Nación Trabajadora. Entusiasmado con la adrenalina que produce la contienda electoral -uno de los hechos de masa por excelencia, dirá luego- pero sobre todo por el compromiso de los ciudadanos con esa parada, muestra las imágenes de video tomadas la noche anterior en la puerta de un reducto político del Barrio Eva Perón. “Anocheció y seguimos discutiendo”, acota.

Curtido en debates de todo tipo y en cualquier terreno, se manifiesta solícito hacia la puerta de la conversación que se pretenda abrir. En tiempos de fluidez y transiciones en diversas direcciones para el plano de las identidades, De Gennaro se sigue definiendo como trabajador, más allá de que admite las transformaciones del sujeto histórico. “Yo soy un militante de los trabajadores que a veces no tuvo trabajo, que a veces fui estatal y ahora soy jubilado”, precisa sobre su propia figura el luchador que batalló incluso en dictadura por la recuperación de ATE.

Su precandidatura “por adentro” de un frente peronista, cuando él mismo renegó tanto de esas estructuras desde la década del 90’, es tanto un mérito suyo y de quienes decidieron unirse como del macrismo en el poder. Y él lo sabe, aunque en defensa suya podría alegarse que fue uno de los primeros kirchneristas: conoció a Néstor Kirchner en los 80’ y fue uno de los pocos que viajó al sur junto al extinto ex presidente y su esposa -y por entonces también senadora-, Cristina Fernández, apenas asumido el gobierno del Frente Para la Victoria en 2003. “Si me votan a mí, votan a Edgardo Depetri, Verónica Dell’Anna y Agustín Balladares y, si los votan a ellos, me votan a mí. El problema no es cómo nos disputamos algunos votos, el problema es cómo conmovemos a los miles y miles y miles que no creen que la política sea necesaria”, argumenta.

A su criterio, “la mayoría de la gente está en contra de Macri” pero advierte que algún vecino, sin defenderlo, podría llegar a decir: “Este (por Grindetti) pintó las plazas, por lo menos”. Si bien regurgita todavía la discusión sobre quién expresa la posibilidad de reemplazar al gobierno de Cambiemos y esa querella incluye críticas sobre la experiencia kirchnerista, asegura: “Tranquilamente, la mitad o te diría más… dale que va”. En definitiva, explica parte del apoyo a la boleta de Alberto Fernández y su compañera de fórmula en que hasta un sector reticente al gobierno anterior elegiría la dupla opositora para que pierda Macri.

Su optimismo, incluso, lo lleva a celebrar el supuesto empuje de las bases en las recientes medidas de fuerza de los trabajadores. “El último paro de los trabajadores demuestra que la gente se apropia del paro a pesar de que la CGT estaba en el medio… el 30 de abril hubo un paro muy importante, casi general, y los dirigentes de muchos gremios del transporte pararon el 1º de mayo para no hacer un paro nacional. Y se lo tuvieron que comer al mes siguiente. No pasó un mes y tuvieron que hacer un paro nacional. O sea que la gente se apropia de los paros. Yo, como dirigente sindical, he aprendido: una cosa es el que convoca y otra cosa es el que lo hace. Más de 13 o 14 millones de trabajadores paramos. No es un grupo de dirigentes que convoca. Vos podés decir pero los que paran son los compañeros. Hay un estadío que dice ‘fuera Macri’”, consigna.

-¿No estamos en un momento de menor nivel de movilización social a pesar de la expectativa de destronar a Cambiemos? La intensidad de los conflictos era mayor en 2017, paradójicamente…

-Y se perdió…

-No lo digo por eso, sino por la merma en la movilización…

-Hay una palabra que yo no comparto. Y es conflicto. Periodísticamente, se ha instalado que el conflicto es la jornada de lucha pero el conflicto es toda la vida. Los conflictos existen siempre. Conflictos sobre el salario, si te alcanza o no; conflictos sobre el trabajo, si el trabajo es precario… esos son los conflictos. Pero se ha malversado a propósito porque, en realidad, lo que está en discusión es la respuesta al conflicto. Hay respuestas que pueden ser un piquete, una huelga, una asamblea, un petitorio o un voto. Son respuestas al conflicto. El conflicto hoy está a flor de piel. No se llega a fin de mes. La mayoría de la gente vive que el hambre crece en Lanús. Grindetti hizo 50 mil pobres en el último año. Hay 85 mil pibes bajo la línea de pobreza. Y 20 mil son indigentes. Entonces, ves que la desocupación ha superado la inseguridad como problema. Ese conflicto qué respuesta tiene. Bueno, yo pongo el punto en diciembre de 2017. El 14 de diciembre de 2017 empezó la debacle de Macri. A partir de ese día, hubo un crack. Y la respuesta al conflicto se hizo en la calle y arrastró muchas cosas. Esa respuesta hoy es electoral. La gente sabe que lo fundamental es que hay que sacar a Macri.

-El trabajador va ahora por la herramienta del voto en lugar del paro u otras…

-Claro. Hoy la preocupación es por juntar fuerzas para cambiar esto. ¿Cuatro años más de Macri? Es inimaginable el desbarranco social que traería. La respuesta al conflicto hoy tiene que ver con lo electoral y, por eso, es factible que haya surgido con tanta claridad un Frente de Todos. Somos muchos partidos los que hemos confluido, desde distintos sectores y con distintos pensamientos pero todos creemos que el campo popular debe decir “No a Macri”. Lo que viene y lo que se está discutiendo y percibo con la gente es muy claro: cómo se gobierna. El cachetazo que pega a la realidad política Cristina Kirchner cuando nombra a Alberto Fernández es dar vuelta la taba, es decir que el problema no es quién ni llegar sino cómo gobernar. Se puede estar de acuerdo o no, te gustará o no pero este es el planteo. Lo mismo nosotros. En Lanús nos desalentaron con respecto a las PASO. Y dijimos que no, que tenía que haber PASO, y que la unidad no se forjaba con el dedo de arriba. La unidad se construye con la participación de la gente. Devolverle el poder de decisión a la gente es el paso previo para gobernar de una manera distinta.

-¿Tuviste oportunidad de hablar con Cristina Kirchner?

-No.

-El que se encargaba del cierre en el distrito, en la Provincia, era Máximo Kirchner. ¿Hablaron?

-Nosotros hablamos con los distintos sectores. Sí tuvimos una reunión con Máximo antes pero firmamos el acta con el presidente del PJ y los apoderados nuestros.

-¿Y cuál fue la lectura que hizo que ustedes pensaran en juntarse?

-Hace un año que dijimos que había que hacer un frente de todos. Y nos hubiera gustado que se expresara en la posibilidad de que había que parar a Macri pero también hay que construir una alternativa, una forma distinta de gobernar y fortalecer la unidad del campo popular. Estas tres banderas son las del Congreso de Unidad Popular, un partido nuevo con el que tenemos representación en doce provincias. Acá armamos el Frente Lanusense y fuimos a ver al PJ, a Unidad Ciudadana, al Frente Renovador, a todos, para decirles que hay que juntarse y que sea el pueblo el que decida quién es el mejor de nosotros para enfrentar a Grindetti.

-Por tu experiencia en CTA, vos aparecías como la figura más saliente para emular el derrotero de Lula en un momento. O más allá de los personalismos, ustedes –desde la CTA- fueron los que más conversaciones mantuvieron con el ex presidente brasileño antes de que ganara las elecciones. ¿Todavía es posible que un dirigente trabajador llegue tan alto en Argentina?

-Son dos cosas distintas. Te estás metiendo en un debate muy importante. Con Lula nos conocimos en la resistencia de los ’90. Nosotros somos hijos del 19 y 20 de diciembre. Fue en la culminación de la lucha para abrir un espacio de gobernabilidad, pero el 2001 empezó en enero en Porto Alegre, donde todos los resistentes de Latinoamérica y el mundo nos dimos cita. Ahí lo conocimos a Lula y por eso vino antes de ser presidente. Tengo una amistad con él y él me ha alentado mucho a mí pero, en mi visión, al menos y para que entendamos, Lula es Perón en Brasil. No es un trabajador en Brasil. Allá han tenido la suerte de tener un dirigente sindical -un trabajador- que llegó a presidente pero el movimiento obrero no puede hacer una huelga general…

-¿Es Perón sin peronismo?

-No, es Perón con otras características. En Argentina, la clase trabajadora es capaz de hacer cinco  paros generales, a pesar de la crisis dirigencial que hay, la irrepresentación (sic) política y el descrédito de la dirigencia sindical. Se hicieron 36 paros generales en los últimos 30 años, con todas las crisis. No es que los hacemos los dirigentes. Son millones de trabajadores que se apropian de una herramienta que tiene una potencialidad tan importante como el voto en las elecciones. Son los hechos de masas más grandes que hay: una elección nacional y un paro nacional. Por eso, la elección presidencial la quieren tergiversar permanentemente y están inventando el parlamentarismo desde hace décadas para meterlo en Argentina y que se termine la posibilidad de que el pueblo meta la cola en las elecciones como la va a meter ahora. Esa conciencia nacional todavía está. Esto excede al peronismo. Es otra cosa. Perón dijo: “Mi único heredero es el pueblo”. Bueno, vayan a discutir con Perón. En 2001 había que demostrar que otro mundo era posible. Llegó Lula. Ahora no es que sea posible una nueva sociedad, es necesaria. Para que sea necesaria hay que discutir el poder y el poder está en el pueblo. Hay un presidente muy denostado. Los medios de comunicación argentinos hablan de (Jair) Bolsonaro pero callan sobre (Andrés Manuel) López Obrador, quien asumió y dijo: “El único poder está en la gente”. Y en dos años y medio va a haber revocatoria para ver si sigue o no. Y desarmó toda su custodia, reconociendo: o es el pueblo o ya estoy muerto. Porque el poder del otro lado es impiadoso y total. Frente a ese poder, hay que democratizar.

-¿Cómo sería eso?

-En la puerta de este local se hizo la elección a mano alzada de todos los concejales impulsados por los barrios. El año pasado hicimos un primer plenario, ese plenario se constituyó como un frente y largamos una serie de encuentros temáticos todos los martes, durante meses. Y todos los jueves, asambleas locales. Ahí se fueron delineando propuestas, terminamos con una proclamación en la UNLa, donde me eligieron como candidato, y se realizó un mes y medio de una comisión que fue por todos los barrios para ver las propuestas que había para candidatos y entender las representaciones. La verdad, fue maravilloso: hablamos de los candidatos, no del segundo, el tercero, el cuarto o quién te puso o a quién representás. Hoy hay una conciencia de que lo que está en discusión es gobernar lo que viene. Y por eso, sí, la propuesta construida tiene mucho sentido común: dice que para terminar con esto se necesitan dos motores, que son el trabajo y la educación. Trabajo sobra y no lo quieren pagar. Hay 5 mil manzanas en Lanús. Si vos nombraras un agente sanitario por cada manzana, son 5 mil puestos de trabajo. Pero, además, nosotros no dijimos “los dirigentes tienen que ir al barrio”. Si no puedo volantear mi barrio, no puedo ser dirigente. Los dirigentes no tienen que ir al barrio, tienen que venir de los barrios. Y así llegamos al momento en que vinieron todos acá y se cortó la calle Pavón y votamos a mano alzada. Por eso, cada candidato dice quién es y cuenta su historia de vida.

-En un contexto donde Macri promueve la reforma laboral y acusa a los sindicalistas de patoteros o se habla del apoyo o no de la CGT a un candidato presidencial, ¿volvemos sobre la respuesta de Germán Abdala a la pregunta de Bernardo Neustadt, cuando el periodista lo tildó de intelectual y el dirigente de ATE le contestó preguntándole por qué razón los trabajadores no podrían pensar? En este caso sería: ¿por qué los trabajadores no podrían gobernar, ante el rechazo o las amenazas del poder…?

-Primero, los trabajadores somos ciudadanos y, como ciudadanos, tenemos la responsabilidad, podemos ser gobierno y no es ninguna inhibición. Ha habido muchos trabajadores que han sido gobernantes en nuestra patria, y han ocupado gobernaciones e intendencias, como hubo también profesionales o militares. Ha habido de todo: ahora hay empresarios. El problema es si es un trabajador o es la política de la clase trabajadora, que es una cosa distinta. Porque hay trabajadores que sustentan que esta política es correcta. Otra cosa es construir una política desde los intereses de la clase trabajadora. Como dirigente sindical, tuve el privilegio de ver empresas de 55 mil personas. Eran ciudades. Cooperativas de cuatro, autogesionadas, estatales o privadas. Lo que nunca vi es una empresa de patrones sin trabajadores. Los que generamos la riqueza somos los trabajadores.  Por otro lado, vos nombrás sólo a la CGT, pero no existe eso hoy. La CGT es una de las estructuras sindicales. La única no es. Existe la CTA, que construyó una visión distinta de la clase trabajadora. A la CGT se afilian los sindicatos, no los trabajadores. Nosotros entendimos que la clase trabajadora es una sola: el que quiere vivir de su trabajo, el que vive de su trabajo y el que vivió de su trabajo. La clase es para mí algo muy importante. Ahora, no alcanza la clase. Si me hubieras dicho esto hace 30 años, antes de que cayera el muro, te hubiera dicho otra cosa. Pero hoy no se me ocurre no estar en un partido como en el que estoy, un instrumento electoral que no es un partido de vanguardia ni un partido electoralero ni una coordinadora de negocios. Y es un instrumento electoral que plantea la plurinacionalidad porque no se me ocurre no ver a los pueblos originarios que fueron parte de nuestra historia o lo que es esta ola verde.

-¿Cambió el sujeto político?

-Estamos rediscutiendo un sujeto popular, democrático, avanzado, humano. Ya no alcanza con decir que es el sistema económico lo que nos divide. Es el sentido de humanidad el que nos divide. Si vamos a pisarle la cabeza al de al lado e hipotecar el planeta o si vamos a ser una humanidad capaz de abrazarnos y producir todas las transformaciones que son posibles. Lo único que interpela es el ejemplo, lo único que hace posible que la gente diga que sí, que puede haber política.

-¿Cuál es la situación de los trabajadores municipales en Lanús?

-Grindetti es el que peor paga a los municipales. El convenio colectivo es un retroceso. La precarización aumentó. Las compañeras trabajadoras de la niñez ganan 6 mil pesos. Hay 6 mil trabajadores entre los de planta permanente y contratados. Pero hay un montón de trabajadores, los que hacen limpieza de calle, que son municipales aunque tengan el plan Argentina Trabaja. Nuestro único compromiso es que en diciembre de 2020, si somos bendecidos con el voto, Lanús va a ser declarada libre de hambre. Porque el hambre es un invento, una provocación permanente.

-¿Qué margen de maniobra tiene un municipio para cambiar las cosas?

-Para salir de la pobreza se necesitan cambios estructurales. Para financiar el medio millón de puestos de trabajo habría que tomar otras decisiones, pero el intendente puede juntar firmas, convocar a la gente. Ahora, para comer, no tenés que consultar a nadie. Tenés que organizar la llegada de la comida a la boca del hambriento. Porque es una inmoralidad. Es nuestra espada de Damocles. Nos quieren reducir a la categoría de sobrevivientes y disciplinados.

Fuente: www.lanaciontrabajadora.com.ar