El Plenario Nacional de las 62 Organizaciones Peronistas que daría lugar al documento histórico conocido como Programa de Huerta Grande se llevó a cabo en medio de una profunda crisis nacional y en un contexto particularmente hostil para la clase trabajadora argentina.
Tres meses antes, en marzo de 1962, el peronismo había arrasado en las elecciones de gobernadores y legisladores provinciales, con la presencia destacada de referentes sindicales en sus listas de candidatos. Un trago demasiado amargo para las clases dominantes, que se resistían a digerir la ascendencia que Juan Perón aún tenía en la voluntad popular pese a estar proscripto y confinado —desde hacía siete años— a un exilio forzoso. Pocos días después de los comicios, el 29 de marzo, la oligarquía y sus fuerzas armadas (rebajadas a la condición de guardias pretorianas) dieron un nuevo golpe de Estado y anularon el resultado electoral.
El Presidente depuesto, Arturo Frondizi, venía de incumplir el acuerdo con Perón que le había permitido llegar a la Casa Rosada, pero el legado del General seguía latente y las urnas volvían a demostrar que esa deslealtad era insuficiente para borrar del mapa argentino al hecho maldito del país burgués.
Es en ese contexto de creciente enfrentamiento con la oligarquía en el que se produce, en junio de 1962, el Plenario Nacional de las 62 Organizaciones en Huerta Grande, una localidad serrana que quedó asociada a este hecho político para siempre. Perón había ordenado un endurecimiento de la lucha. En Huerta Grande se destaca la presencia de Amado Olmos, del gremio de la Sanidad, un dirigente indispensable para comprender la lucha de esos años. El programa que hicieron público las 62 Organizaciones sigue vigente y es una referencia de las grandes luchas de los trabajadores.
Y siempre vale repasarlo:
1. Nacionalizar todos los bancos y establecer un sistema bancario estatal y centralizado.
2. Implantar el control estatal sobre el comercio exterior.
3. Nacionalizar los sectores claves de la economía: siderurgia, electricidad, petróleo y frigoríficas.
4. Prohibir toda exportación directa o indirecta de capitales.
5. Desconocer los compromisos financieros del país, firmados a espaldas del pueblo.
6. Prohibir toda importación competitiva con nuestra producción.
7. Expropiar a la oligarquía terrateniente sin ningún tipo de compensación.
8. Implantar el control obrero sobre la producción.
9. Abolir el secreto comercial y fiscalizar rigurosamente las sociedades comerciales.
10. Planificar el esfuerzo productivo en función de los intereses de la Nación y el Pueblo Argentino, fijando líneas de prioridades y estableciendo topes mínimos y máximos de producción.