Villa María: Capítulo de la lucha por el voto universal masculino

Un interesante capítulo de la lucha por el voto universal masculino tuvo lugar en Villa María, en el cual actuó un militar que se mantuvo apegado a la causa popular.

Por Jesús Chirino*

Necesidad de cambiar el sistema electoral

El 4 de febrero de 1905 tuvo lugar en el país una revolución reivindicadora de la causa democrática que llegó a Villa María. El movimiento fue aplastado militarmente pero dejó como saldo que dirigentes conservadores entendieran que el sistema político/electoral vigente, mediante el cual se aseguraban su permanencia en el poder, estaba agotado y debía ser transformado atendiendo demandas de la oposición.

El 25 de agosto del mismo año, el conservador disidente, Carlos Pellegrini, en un banquete ofrecido por la juventud del Partido Autonomista Nacional (PAN) en Buenos Aires, se distanciaba de la posición de su amigo Julio Argentino Roca y  señalaba: “Todos estos males, mis jóvenes amigos, reconocen una sola y única causa y tienen un solo y único remedio, es que todo nuestro régimen institucional es una simulación y una falsedad. Nuestra Constitución proclama como base institucional la soberanía popular, y la soberanía popular no existe; declara que el voto popular es fuente de toda autoridad, y esa fuente está cegada o cubierta de malezas;… en nuestra República el pueblo no vota; he ahí el mal, todo el mal, porque en los pueblos de régimen representativo, cuando falta el voto popular, la autoridad solo surge y se apoya en la mentira o la fuerza; solo tendremos autoridades respetables y pueblos respetuosos, cuando hayamos conseguido encarnar en nuestras masas y en todas las clases sociales, que el voto electoral no es solo el más grande de nuestros derechos, sino el más sagrado de nuestros deberes; que es el voto lo único que levanta y dignifica al ciudadano”.

Los conservadores solo concebían modificaciones graduales del sistema electoral que no desarmara sus esquemas de fraude, pero la sofocada revolución radical de 1905 puso en marcha el proceso que llevaría hasta la reforma electoral expresada en la Ley Sáenz Peña proclamando el voto universal masculino, secreto y obligatorio. Un golpe al fraude del régimen oligárquico establecido a partir del 80, que llevó a que en 1916, Hipólito Yrigoyen accediera a la Presidencia de la Nación.

Natividad Villalba, muerto en la contienda

El capítulo villamariense de este movimiento revolucionario, recuerda Bernardino Calvo en su “Historia de Villa María y sus barrios”, dejó el saldo de un muerto “el empleado ferroviario Natividad Villalba, y un herido Domingo Cornejo” otros locales fueron detenidos o debieron ocultarse por un tiempo.

El político conservador Mariano P. Ceballos, en 1967 recordó las instancias de este movimiento en la ciudad y lo escribió en el “Plan de desarrollo de la ciudad de Villa María”. Quien con 23 años de edad participó activamente de la gesta dice: “Muchos jóvenes que estábamos en el Partido Republicano nos sentimos atraídos por el movimiento revolucionario” que en Córdoba dirigía el comandante Daniel Fernández, jefe del 2º Regimiento de Telegrafistas”.  Cuando los revolucionarios tomaron el poder en Córdoba, emitieron un manifiesto que decía “sea llegada la hora de que el pueblo pueda congregarse en comicios libres para designar la persona que ha de regir los destinos de la provincia”.

El entonces teniente Regino P. Lescano, junto al Dr. Diógenes Hernández, al frente de veinticinco hombres del 8º de Infantería, fueron enviados a Villa María. En Oliva detuvieron al jefe político del Departamento Tercero Arriba y al señor Quinteros. Cuando arribaron a Villa María José María Altamira, jefe político de este otro departamento, se había ausentado dejando el control en manos del comisario Garay Castro.

Regino Lescano, fue un hombre fiel a la causa popular formado en el Ejército antes de las reformas tendientes a la profesionalización del mismo. El historiador norteamericano Robert A. Potash, en su libro “El Ejército y la política en la Argentina (I)”, señala en relación a esta fuerza armada que “alrededor de  principios de siglo hubo una serie de reformas que modificaron profundamente el carácter de la organización militar. La mayoría de estas innovaciones ocurrió durante el segundo gobierno del general Julio A. Roca (1898-1904)” por otra parte un “cambio fundamental fue la introducción del servicio militar universal con arreglo al reglamento orgánico militar de 1901, denominado generalmente Ley Ricchieri” (entonces ministro de Guerra).

Según Ceballos “el pueblo” los “recibió con grandes muestras de entusiasmo y obsequios de toda clase. Era la válvula de escape de tanta presión contenida durante años de luchas e inquietudes. Mientras el teniente Lescano seguía hasta la Estación Cárcano para levantar las vías del Ferrocarril Central Argentino y evitar el transporte de tropas al mando del general Winter, nosotros nos fuimos al edificio de la llamada Cancha de Pelota, ubicada en la hoy calle Hipólito Yrigoyen, entre Mendoza y Tucumán. Llegamos en medio de una impresionante demostración popular”. Allí Ceballos debía hablar pero al iniciar su alocución le avisan que está llegando el general Winter y los presentes se fueron del lugar (entre ellos Lescano).

Enganchen las locomotoras

Se producen enfrentamientos entre las flacas fuerzas revolucionarias y los leales al poder central. Lescano consciente de la diferencia reordenó su tropa concentrándola en la estación ferroviaria para iniciar la retirada hacia Córdoba. Manda que se enganchen las doce locomotoras que se encuentran en el lugar y comience la marcha tratando aventajar a la gente de Winter para tener tiempo de ir levantando las vías a su paso. De esa manera intentaría obstaculizar el avance del enemigo.

Ceballos cuenta que Lescano “se acuerda que dejó un revolucionario de nombre Sosa apostado en la terraza del Telégrafo trasandino ubicado a dos cuadras del lugar por donde hacía su entrada el general Winter. Lescano desciende del tren; monta su caballo y castigándole febrilmente va en busca de Sosa. Minutos después le trae montado a la grupa de su caballo y alcanzó a subir el tren cuando ya arrancaban las máquinas…”.

Contra el aherrojamiento de las libertades

En el enfrentamiento de Lescano y Winter se encontraron dos concepciones de patria. El apellido de los Winter, amigos de Roca, es indisociable de la matanza denominada “Campaña del desierto”. En cambio Lescano fue un militar apegado a las causas populares. En 1932 fue asesinado por la Policía, en Curuzú Cuatiá, en medio de una asonada contra el gobierno de Agustín P. Justo y Julio Roca (hijo).

Entre sus ropas Lescano llevaba una proclama que decía: “Frente a la dictadura de Justo, las dictaduras de las compañías Standard Oil, Bunge y Born, Dreyfus, Asociación de Frigoríficos, Tranvías, Unión Telefónica, etcétera; frente a esta dictadura extranjera disfrazada canallescamente con los colores de nuestro pabellón y a la que solo civiles y militares que han caído en la ignominia de traición a la patria pueden apuntalar, proclamamos la revolución con el fin de conquistar para el pueblo argentino la suma del derecho y libertades ultrajadas,  aherrojadas por la miserable legión de fascistas del Jockey Club y el Círculo de Armas que no han trepidado en vender la nacionalidad a cambio de satisfacer sus bastardas y ruines ambiciones personales de orden político y comercial…”.

*Docente. Periodista. Secretario General de la Unión Trabajadores de Estados Municipales (UTEM-CTA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María

Fuente: www.eldiariocba.com.ar