Villa María: Plaza de Ejercicios Físicos y calle La Rioja

Por Jesús Chirino*

Hace pocos días las autoridades municipales decidieron que la Plaza Manuel Anselmo Ocampo podrá pasar a ser propiedad de empresarios privados y, quizás también una cuadra de la calle La Rioja. Más allá de la polémica que despierta esta decisión, resulta interesante repasar las diferentes concepciones que tuvieron otros gobernantes locales acerca de esta plaza y su funcionalidad.

Aquí nos remitimos a cuando se habilitó el proyecto de Plaza de Ejercicios Físicos en el lugar, se permitió la incorporación de la calle La Rioja (que estaba cerrada) a los terreno de la plaza y se aprobaron los planos para la verja.

“Imitación del urbanismo mal regimentado”

El 12 de diciembre de 1922 el intendente municipal de la ciudad de Villa María, Vicente Martínez Mendoza, dirigió una nota al Honorable Concejo Deliberante fundamentando la creación de una plaza de ejercicios físicos en la denominada Plaza del Oeste, es decir la actual Plaza Manuel Anselmo Ocampo.

En primer término, en el escrito, se exponen cuestiones relacionadas al urbanismo y la modificación de la vivienda. A pesar de la pequeña dimensión que entonces tenía Villa María, la autoridad local se expresó diciendo que “La formación de grandes ciudades, la urbanización creciente del territorio antes virgen y la concentración de la vivienda, con lo que poco a poco se ha ido sacrificando la huerta y el patio espacioso que constituyeron el encanto de la casa colonial, la población argentina va lentamente alejándose del pleno aire y del pleno sol, arrastrada por esa inevitable fiebre de imitaciones al urbanismo mal regimentado”.  Luego se refirió a la incidencia que sobre el cuerpo humano tiene el trabajo en lugares cerrados y, por ende, la necesidad de atender la salud sin la cual “no puede existir equilibrio orgánico ni satisfacción alguna”.

Deporte para todos, como cuestión de salud pública 

En la misma nota se manifiesta que si bien están las problemáticas señaladas, la conciencia de las mismas dan “origen a la práctica de los deportes, con encomiable intensificación progresiva”. Para el intendente eso producía “una compensación y un estímulo fisiológico necesarios para mantener el equilibrio orgánico y moral; la juventud se siente inclinada a aprovechar sus días libres, en las canchas, alejándose de los salones de aire confinado, armándose admirablemente contra el vicio y las enfermedades”. Con formas de enunciación propias de la época señaló la importancia de la práctica de deportes al aire libre por parte de la juventud. Martínez Mendoza consideraba muy digna la iniciativa que tenían lo jóvenes de “…fortalecer el cuerpo y tonificar el espíritu”. Algo que, entendía, superaba el mérito personal, pues significaba “elevar el valor de la masa ciudadana y… cimentar la base de la nacionalidad, sirviendo a la Patria en una de sus más elocuentes formas”.

Por otra parte le parecía halagador que ese “espíritu deportivo” por parte de los jóvenes se produjera en Villa María y que el mismo fuera “mantenido por la acción particular con la formación de Círculos o Clubes”. Pero consciente de su función en el Estado local, señaló que “…esos centros deportivos constituyen un privilegio de sus socios, cosa muy justa, pero de finalidad muy relativa”.  Era claro que el Estado no debía limitarse al deporte de los profesionales, o de quienes podían costear el ingreso a un club. Lo decía en una época que, por ejemplo, gran parte del fútbol no había sido convertido en una actividad comercial que produce enormes ganancias para algunos actores que participan de ese negocio. El intendente de entonces afirmó que “compenetrados, pues, de la necesidad de encauzar y proveer a las energías juveniles de los que no puedan, por cualquier causa, pertenecer a esas asociaciones, creemos que es hora de que la acción oficial se deje sentir proporcionando campos propicios, con todos los medios necesarios, a los niños, a los obreros, a los habitantes todos de la ciudad que deseen practicar los deportes”.

En su nota Mendoza remarca la importancia del rol municipal de este cometido, textualmente escribió “ningún poder oficial tiene más obligación que las Municipalidades de acudir a ese llamado de la población; inmediatamente, palpará el beneficio en la salud pública que está obligada a cuidar, al mismo tiempo que intensificará la elevación moral que provoca la actividad física”.

Con visión de futuro

El Departamento Ejecutivo Municipal no sólo tenía la convicción de llevar a la práctica el proyecto, sino que ya había realizado gestiones “ante el Superior Gobierno de la Provincia, hasta obtener una Ley de subsidio al fin indicado, y de cuya efectividad” tenían conocimiento los concejales. Por ello les proponía “la realización de esta hermosa obra de colaboración al mejoramiento físico y moral de nuestra juventud”.

En cuanto a la ubicación el intendente señaló que “emplazada la Plaza de Ejercicios Físicos en la Plaza Municipal del Oeste (actual Manuel Anselmo Ocampo), tendremos por el momento el espacio suficiente para establecer instalaciones para la práctica de todos los deportes posibles, para que desde el niño hasta el anciano puedan llegar a ellas sonrientes y ganosos de estimular sus energías”. Incluso extendió su mirada estratégica hacia el futuro de Villa María y la necesidad de ampliación de las instalaciones que proyectaba. Concretamente, en la nota, dice “hay que pensar además en el progreso futuro de la ciudad, y a tal fin, convendría, desde ya, gestionar la adquisición de los terrenos linderos al Oeste de la calle Rioja y al efecto, salvo el mejor criterio de V. H. , convendría autorizar las gestiones ad-referéndum de dichos terrenos, con lo cual se asegurará el cierre de la citada calle, o en su caso, cuando su apertura se lleve a cabo, quedará de propiedad de la Comuna, terrenos que adquirirán, con el transcurso del tiempo, mayor valor en relación al progreso constante de esta ciudad”.

Ordenanza que sumó la calle La Rioja

El 15 de diciembre de ese mismo año, en la sala de sesión del Concejo Deliberante de la ciudad, los legisladores trataron un orden del día que incluyó, en su primer punto la “construcción de una Plaza de Ejercicios Físicos”. Escucharon los informes de las respectivas comisiones. Según consta en el acta N° 83, que inicia en la página 417 del libro de acta del Concejo correspondiente al año 1922, los concejales aprobaron en general y luego en particular el proyecto remitido por Mendoza. Así fue que el cuerpo legislativo dictó una ordenanza cuyo primer artículo señala “facúltase al D. E. para que proceda a proyectar la formación de una Plaza de Ejercicios Físicos en los terrenos de la Plaza del Oeste…”. Mediante esta misma norma legal se habilitó que fuera incorporado a los terrenos de la plaza “la calle Rioja, abarcando todo el espacio de esta última, desde las vías del FF C Argentino hasta la calle Paraguay (Actual Sabattini) mientras permanezca cerrada al tránsito público”.

En la misma sesión el Concejo aprobó que se iniciara el proceso para hacer realidad la “verja exterior de la Plaza de Ejercicios Físicos Municipal”, en las calle Paraguay y San Juan, según los planos del arquitecto Francisco Petracco, quien los había realizado sin retribución económica alguna.

Este proyecto pudo desarrollarse y, por largos años, practicaron allí deportes, jóvenes de la ciudad. Luego se fue restringiendo el uso del espacio, pero esa ya es otro punto dentro de la larga historia de la Plaza Manuel Anselmo Ocampo. Historia que ahora podría terminar si se concreta su paso a manos privadas.

*Docente. Periodista. Secretario General de la Unión de Trabajadores de Estados Municipales (UTEm-CTA). Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María

Fuente: www.eldiariocba.com.ar