Anarquistas de Villa María, organizados para apoyar la República Española

Por Jesús Chirino*

Guerra con dimensión internacional

La guerra civil española se desató el 18 de julio de 1936. Entonces, un sector del Ejército liderado por el general Francisco Franco atacó al Gobierno republicano de ese país. Los agresores, desde África, lanzaron un “pronunciamiento” anunciando la decisión de poner fin al Gobierno del Frente Popular, que constituía una República democrática.

El Gobierno español de entonces había autorizado al Instituto de la Reforma Agraria para que ocupara fincas para utilidad social y, de esa manera, medio millón de hectáreas fueron entregadas a campesinos y no pocos de ellos planteaban la colectivización de las mismas. Los anteriores propietarios de esas tierras se sintieron perjudicados, entre ellos se contaba la Iglesia Católica y sectores sociales vinculados al generalato del Ejército. Poco les importó que el Gobierno republicano estaba reconociendo derechos de los trabajadores, las mujeres, los niños, los ancianos… En definitiva, de los más débiles.

Los sublevados, primero, controlaron el territorio marroquí, Castilla del norte, Galicia, parte de Andalucía (Cádiz, Córdoba  y Granada), Navarra y el oeste de Aragón. Las zonas más industrializadas del país, es decir, gran parte del territorio vasco, Cataluña, Asturias y algunos otros territorios donde se producía una importante acción militante por parte del movimiento obrero organizado, permanecieron leales a la República. De esta manera, España quedó dividida entre republicanos y fascistas.

De manera rápida, el conflicto adquirió dimensión internacional. El sector franquista recibió el apoyo de Hitler y de Mussolini, quienes enviaron tropas y materiales a España. Por otra parte,  voluntarios de cincuenta y cuatro países integraron las Brigadas Internacionales que llegaron a España para luchar en las filas republicanas. Desde Argentina, seiscientos valientes se sumaron a estas formaciones.

El republicano Suárez y el franquista Pereyra

Al momento de iniciarse la guerra española, en nuestro país ejercía la Presidencia de la Nación Agustín Pedro Justo, quien había sido elegido para ese cargo en 1931. Aquellas elecciones fueron fraudulentas, en una época en la cual imperaba la corrupción y se justificaba el fraude electoral diciendo que se hacía por la Patria.

La opinión pública internacional se vio interpelada por el conflicto español. Más allá de los aparatos de propaganda, era difícil no tomar partido entre quienes defendían la vida y las libertades, o los fascistas que celebraban la muerte y recortaban derechos. En Villa María también se produjeron tomas de partido frente al conflicto.

Entre las personalidades locales destacadas que fijaron sus posiciones podemos recordar al maestro Ramiro Suárez, que estaba del lado de los republicanos, y, por otra parte, a Juan Pereyra, quien directamente integraba los Legionarios Civiles de Franco en Argentina.

Juan Pereyra, en mayo de 1936,  había renunciado al cargo de vicecónsul de España. Este hombre era un español de ideas de derecha, residente en Villa Nueva, partidario de la España de la Cruz y la Espada, puesta en crisis por el inicio de la República. En tanto que Ramiro Suárez, quien lo reemplazó como vicecónsul, era docente, fundador y director del reconocido Colegio Sarmiento y dictaba clase en el Colegio Nacional (actualmente Instituto Secundario Bernardino Rivadavia).

Solidaridad de los trabajadores

Pero los posicionamientos en Villa María no solo fueron individuales. En uno de sus escritos, el historiador Bernardino Calvo escribió: “Pocos días después de la estremecedora noticia acerca de la sublevación franquista, desde la Asociación Española de Socorros Mutuos de nuestra ciudad se impulsa la constitución de una comisión de ayuda a la Cruz Roja, la cual, tras sucesivas reuniones en la Casa España, queda integrada el 29 de julio de 1936 bajo la Presidencia Honoraria de Ramiro Suárez, y la Presidencia titular de Manuel del Caño (padre), propietario de la imprenta Gutenberg y director del diario El Tiempo, de nuestro medio, que registraba su domicilio en calle Catamarca 1073. Se designó secretario a Laurentino Serrano y tesorero a  Julián García”.

El mismo historiador marcó que el 15 de septiembre, bajo la convocatoria de la Agrupación Libertaria, en las instalaciones del Cine Capitol (actual Teatro Verdi) se constituyó el Comité de Ayuda al Pueblo Español (CAPE), “corriente que expresaba el pensamiento político de los anarquistas, partidarios de la agitación social, que contaba aquí con una biblioteca El Porvenir,  en calle Catamarca al 700, y estaban organizados a través de un Comité de Relaciones presidido por Aureliano J. López e integrado, entre otros, por Julio Juvel, José M. Carrillo y Alberto Munch”.

Los anarquistas, con apoyo efectivo

Documentando estos datos, encuentro información publicada en el número 21 de la revista “Acción Libertaria”,  publicación de circulación nacional de la Federación Anarco-Comunista Argentina, fechada el 6 de octubre de 1936. En una nota de tapa de esa revista se refiere a la acción libertaria en Villa María. El artículo se titula “Una labor que es eficaz: El Comité de Ayuda al Pueblo Español (CAPE) de Villa María”. En el cuerpo de la nota, los anarquistas describen cómo fue aquel acto en esta ciudad. Sostienen que, “a iniciativa de los compañeros de dicha localidad de Córdoba, se convocó a una asamblea popular para constituir un organismo de ayuda al pueblo español en lucha contra el fascismo. La asamblea, que contaba con más de 300 personas, fue entusiasta y fructífera. Nuestros camaradas exigieron que la ayuda se traduzca en hechos y no en charlas estériles, como se estila en varios sectores que intervenían en esa oportunidad. En la primera sesión, siendo ya a última hora, cuando más de la mitad de los concurrentes se había ausentado, se recolectó sin ninguna dificultad la suma de $ 92,40”.

En la revista Acción Libertaria también se habla de la segunda reunión del Comité, donde los anarquistas aportaron “una tonelada de maíz, un sobretodo, dinero y jornales donados por obreros. Como decíamos, la solidaridad que los trabajadores de Villa María demuestran es realmente admirable. Hay obreros que no trabajan 12 días al mes y, sin embargo, han sido los primeros que han donado sus jornales. Las manifestaciones populares de simpatía al proletariado español se intensificarán a medida que el Comité desarrolle su labor. Para eso se están distribuyendo planillas de control en las que figurarán todas las donaciones”.

Sin Acción Católica ni el Partido Demócrata

En la revista, los anarquistas critican “la actitud ambigua de comunistas y socialistas, quienes a toda costa pretenden desvirtuar el origen netamente popular y proletario del Comité. Propusieron que se invitara a la Acción Católica  y al Partido Demócrata Nacional a integrar la campaña pro pueblo español”. Posición que no tuvo posibilidades de avanzar frente a la enérgica oposición de los anarquistas villamarienses. Cuestión que, al decir de Acción Libertaria, revelaba “a las claras el estado de descomposición y desorientación que están sufriendo los partidos del marxismo científico. Ello es lógico, después de apoyar a Sabattini, el flamante gobernador cordobés, que ya ha tenido tiempo para demostrar su pelaje reaccionario, solo falta que vayan a comulgar a la iglesia y se inscriban en el Frente Nacional”. Aquí debemos recordar que la Iglesia Católica de España legitimaba el accionar de Franco y sus seguidores.

El anarquismo no es cualquier cosa

Por esa época, los anarquistas villamarienses estaban bastante bien organizados y no solo hablaban desde las tribunas, sino que también desarrollaban acciones en solidaridad, por ejemplo, con los presos de Bragado. No solo entendían la importancia de la solidaridad de clase, también la practicaban.

La solidaridad del año 36 no fue algo aislado. Tiempo después, en mayo de 1938, en el número 33 de Acción Libertaria, fechada el 1 de mayo, vuelve a mencionarse a Villa María como uno de los lugares de la provincia donde se realizan actos solidarios con España. Entonces se menciona la participación del “camarada José M. Lanazzi, recientemente llegado de la península ibérica”.

La historia local no ha rescatado mucho al movimiento anarquista en Villa María, aunque su presencia ha sido muy importante en la ciudad. Es probable que esto esté relacionado con algunas ideas equivocadas que se han difundido acerca del anarquismo. En este mismo sentido, Acción Libertaria, en uno de sus números, denunciaba que “tanto se ha difundido la leyenda del anarquismo catastrófico, simplemente destructor. Refractario a toda organización, que ha llegado a ser un artículo de fe, aun para aquellos que debían estar informados sobre el contenido social, constructivo, de las ideas anarquistas… Es bueno, pues, que se disipe esa estúpida leyenda del anarquismo refractario a la organización que, si alguna vez pudo justificarse ante ciertos casos de individualismo anarquista, que tampoco autorizaba a generalizar, hace tiempo que tal justificación perdió validez. El anarquismo militante, el que ha creado y mantiene las más combativas organizaciones obreras, el que ha estado presente en todas las luchas sociales, ha tendido siempre a construir, a crear valores, a suscitar la capacidad transformadora en el proletariado”.

Muchas de estas ideas equivocadas, acerca de qué significa anarquismo, aún persisten y es así que se usa su nombre para dar una lavada de cara al tradicional o a los nuevos liberalismos que van contra los derechos de los trabajadores.

*Docente. Periodista. Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María

Fuente: www.eldiariocba.com.ar