Por Jesús Chirino*
Trabajadores y trabajadoras tienen propuestas para discutir
Luis Campos es abogado, con una maestría en Economía y un doctorado en Ciencias Sociales. Docente universitario e investigador del Instituto de Estudios y Formación de la Central de los Trabajadores Argentinos, Autónoma (CTA A), también es autor de libros acerca de legislación laboral y sindicatos.
La suya es una voz autorizada y respetada en la temática que nos ocupa, de allí la importancia de requerir su opinión acerca de la discusión abierta por el Gobierno.
-Primero, le pregunto si, frente a la profundización de la reforma que plantea el Gobierno, los trabajadores y trabajadoras solo se oponen o también proponen otras cosas.
-Las organizaciones sindicales, obviamente, frente a este tipo de propuestas de reformas, van a plantear una resistencia abierta. Ahora, al mismo tiempo, hay muchas iniciativas que llevamos adelante desde las organizaciones sindicales, que tienen que ver con reformar aspectos de la legislación laboral que, necesariamente, tienen que ser modificadas. Por ejemplo, en el caso del empleo de plataforma hace falta algún tipo de legislación que les reconozca explícitamente el carácter de trabajadores a las personas que trabajan a través de plataformas; hace falta una legislación que compatibilice las tareas de cuidado con las obligaciones laborales. Hoy en día, por ejemplo, los trabajadores y trabajadoras que adoptan un niño o una niña no tienen ningún tipo de licencia laboral; la licencia por paternidad sigue establecida en dos días, esto responde a un esquema de familia que, si alguna vez existió, hoy claramente no existe. En ese sentido, habría que impulsar reformas significativas, sustanciales, a estas dos dimensiones. Podríamos ir más allá: todas las discusiones sobre la soberanía, sobre el tiempo de trabajo, la discusión sobre mejorar los marcos de protección en materia de prevención de accidentes y enfermedades laborales… Es decir, hay numerosas dimensiones de la legislación laboral que deberían ser mejoradas, reformadas y, en ese sentido, las organizaciones sindicales están llevando adelante iniciativas para impulsar este tipo de modificaciones. Muy difícilmente tendrán buena receptividad en el marco de esta gestión gubernamental, pero sí iniciativas que me parecen muy importantes de cara a hablar o dirigirse a la opinión pública y a otros trabajadores y trabajadoras, en tanto y en cuanto no es solo resistencia, sino también plantear curso de acción para mejorar su situación.
Sin proyecto oficial concreto
-No son pocos los dichos de funcionarios acerca de la visión que este Gobierno tiene sobre los derechos laborales. Desde algún legislador oficialista hablando a favor del trabajo infantil, hasta el secretario de Trabajo preguntándose para qué los trabajadores quieren tiempo fuera de su empleo. Pero, ¿hay un proyecto de reforma oficial?
-Por ahora no hay un proyecto de reforma laboral oficial que pueda ser analizado, que permita ver la letra chica de las iniciativas que estaría impulsando el Gobierno nacional. De hecho, todo parece indicar que es más una estrategia de agotamiento, donde todos estamos hablando de un proyecto que no tenemos y que solo podemos hacer conjeturas. Es decir, nos vamos a agotar durante más de un mes hablando de algo que no existe aún o que, por lo menos, no existe en versión oficial, y cuando se presente el proyecto ya vamos a estar todos cansados. Va un poco por ahí la mano. Si nos atenemos a las iniciativas que el Gobierno ya intentó impulsar, puntualmente el capítulo laboral del decreto de necesidad y urgencia 70, de diciembre de 2023, todo indicaría que la iniciativa del Gobierno que, ya anunció, va a ser presentada recién en el mes de diciembre, va a incluir una nueva flexibilización de las relaciones individuales del trabajo, es decir: daría más poderes a los empleadores en su relación cara a cara con los trabajadores; una restricción, muy fuerte, del ejercicio del derecho de huelga, fundamentalmente a través de la reglamentación abusiva de los servicios esenciales; un debilitamiento de las organizaciones sindicales, fundamentalmente a partir de ponerle obstáculos al financiamiento de la actividad sindical y, posiblemente, un avance en la descentralización de los convenios colectivos de trabajo; es decir, establecer que los convenios de ámbito menor, por empresa o por provincia, prevalecerán por sobre los convenios de ámbito mayor. Pero, de vuelta, todo esto es conjetura, a la espera del proyecto oficial que hasta el mes de diciembre todo indica que no va a ser presentado.
Menos derechos no generan más empleo
-Desde el oficialismo se ha argumentado que la reforma de la legislación laboral es necesaria para generar nuevos puestos de trabajo. No parece ser un argumento que posea mucha lógica. Igual le pedí su opinión a Campos, a quien también solicité que refiriera qué pasó en otro período en el cual se redujeron derechos de los trabajadores.
-La legislación laboral por sí sola ni crea ni destruye empleo; en todo caso, opera en el margen y sirve para generar mejores condiciones o peores condiciones para los puestos laborales que ya existen en una economía. En ese sentido, las reformas laborales, ya sean de tipo progresistas o regresivas, no van a influir en el proceso de creación o destrucción de empleo, eso está más ligado al comportamiento de la actividad económica. Si la actividad económica permanece estancada (y en nuestro país lo está desde el año 2012), no hay chance de que haya un crecimiento sostenido del empleo por más que se flexibilice la legislación laboral. Por lo contrario, si crece la actividad económica, lo más factible es que eso pueda ser acompañado de un proceso de crecimiento del empleo. Digo puede ser acompañado y no es automático porque va a depender mucho de cuáles sean los sectores que lideren ese crecimiento económico. Si son sectores que no demandan mucha fuerza de trabajo, puede darse el caso de que crezca la economía pero no el empleo. Lo que seguro no va a pasar, con una economía estancada, es que crezca el empleo, por más que se flexibilice la legislación laboral al extremo. De hecho, en ese sentido, en nuestro país tenemos antecedentes de momentos en los cuales se flexibilizó mucho la legislación laboral, en los años ´90, y ese proceso coincidió con el crecimiento de la tasa de desocupación hasta los niveles más altos de la historia de nuestro país. Por lo contrario, con legislación, si se quiere, más progresiva (es decir, más rígida), en los términos del discurso sobre la flexibilización laboral, se dieron crecimientos muy fuertes del empleo, sobre todo en la primera década de este siglo, y eso tuvo mucho que ver con lo que pasaba en el ciclo de la actividad económica y no con el tipo de legislación laboral que se impulsara en uno u otro período.
Las reformas que ya hicieron no generaron empleo formal
-El actual Gobierno ya avanzó sobre los derechos de los trabajadores. Si las teorías del oficialismo tuvieran lógica, deberían poder observarse mejoras en el mercado del trabajo. Campos, como investigador del Instituto de Estudios que elabora informes acerca de la temática, puede hablar con fundamento acerca de esto.
-El Gobierno de la Libertad Avanza ya impulsó una reforma laboral que fue el capítulo laboral de la Ley Bases, esto ya se sancionó en julio de 2024; es decir, ya tiene más de un año de implementación y los resultados en el mercado de la fuerza laboral fueron totalmente insignificantes: el empleo no creció nada en este último año y medio y lo que sí creció fue el empleo informal y, fundamentalmente, el empleo por cuenta propia, y esto tiene que ver con lo que pasó con la actividad económica, que está parada desde principio de este año y eso se vio reflejado en la evolución del empleo. De vuelta, es un buen ejemplo de cómo una legislación que precariza los derechos de los trabajadores y las trabajadoras. Una legislación más flexible que, por ejemplo, eliminó todas las multas por el empleo no registrado, no redundó en un crecimiento del empleo formal en lo más mínimo. Los datos oficiales muestran que el empleo registrado, en nuestro país, está en los mismos niveles de septiembre del año pasado. Es decir, no hubo un crecimiento del empleo a pesar de que hubo una legislación laboral mucho más flexible en el capítulo laboral de la Ley Bases.
Campos deja en claro que una reforma de la legislación laboral no genera empleo formal. Los datos así lo corroboran. El país tiene experiencias exteriores que van en el mismo sentido. La generación de empleo no es algo que surja por acción de discursos, sino por dinámicas económicas concretas.
*Docente. Periodista. Secretario Gremial de la CTA Autónoma Regional Villa María
Ilustración: Raúl Olcelli
Fuente: www.eldiariocba.com.ar