Cuando la primera línea tiene miedo

Ante la Pandemia del COVID-19 trabajadores y trabajadoras de la Salud son gran parte de los contagiados por la falta de garantías en materia de bioseguridad y medidas de protección.
Por Julia Giuliani
Ante la Pandemia por el Coronavirus que nos tiene en vilo hace ya más de un mes, la sociedad comenzó a valorar en su justa dimensión el rol del Estado -tantas veces menospreciado por el discurso neoliberal- como garante de derechos colectivos.
Hasta los seguidores del libre mercado, los militantes en defensa de los privilegios de unos pocos, los propagandistas del capitalismo occidental y cristiano, los profetas del odio, han comenzado a exigir una mayor presencia del Estado. El mismo Estado que, cada vez que pueden, sea con un gobierno civil o una dictadura militar, se encargan de desmantelar.
Claro está que este viraje impensado en la posición de los “librepensadores de derecha” no es graciosa. Se da en un contexto de caída vertical de la actividad económica y de una crisis del sistema a nivel mundial con un final imprevisible. De manual: Cuando es época de vacas gordas a las minorías ni se les ocurre socializar sus ganancias, pero cuando cambia la mano y se pone el viento en contra, quieren socializar las pérdidas con el resto de la población. Salen corriendo a pedirle al Estado que los compense por lo que dejan de ganar. Y se enfurecen -apoyados por sus voceros mediáticos- si se propone que paguen un impuesto a sus fortunas.
Aquí y ahora la crisis es sanitaria, social, alimentaria y económica. En este marco, los dueños del poder reclaman un Estado fuerte, exigiendo que los trabajadores de la Salud estén disponibles para la faena, pero ¿a qué costo?
Delegados y delegadas de ATE (Asociación Trabajadores del Estado) que cumplen funciones en diferentes hospitales provinciales y municipales de la provincia de Córdoba, tienen miedo: “A mí lo de la primera línea me da miedo. Si hay una primera línea quiere decir que hay una segunda y hasta una tercera. Y eso demuestra una vez más que quienes laburamos en Salud somos material descartable para el Gobierno Provincial”, señala una delegada.
Razones para protestar contra del Gobierno no le faltan: Se acaba de conocer que el 30% del personal sanitario provincial es temporario, porcentaje que duplica a promedio de la planta de empleados. De poco más de 11 mil trabajadores de hospitales, casi 3.500 no están efectivos. Precarización laboral al mango.
Guillermo, médico en el Hospital Pasteur de Villa María expresa su angustia:”Muchos colegas vamos a ser contagiados. No están garantizadas las medidas de seguridad ni nos dan los insumos básicos para protegernos ante algún caso que se nos presente de Coronavirus”.
La situación es angustiante. Al margen de no tener la seguridad que el personal médico tenga las medidas de higiene y seguridad laboral adecuadas, el Gobierno de Córdoba ya anunció la impresión de una cuasi moneda, bonos con los que va a pagar a sus trabajadores.
Seguramente con ese papel pintado se les abonará sus magros salarios a quienes aplaudimos todos los días a las 21 horas en punto.
Fuente: www.retruco.com.ar