Derecho a la Educación o trabajo infantil

Por Laura García Tuñón*

Nuevamente un miembro de la Libertad Avanza, el diputado nacional, Alberto “Bertie” Benegas Lynch (foto), apuntó contra el Estado y contra la educación. En una entrevista radial el fin de semana dijo que está en contra de que la educación sea obligatoria, ya que como padres “libertad es también que si no querés, no mandás a tu hijo a la escuela para que te ayude en el taller”. Que puede pasar que en la estancia, no podés darte el lujo de mandar a tu hijo a la escuela cuando lo necesitás con el padre trabajando.

Estas declaraciones muestran un pensamiento de la más rancia oligarquía. Un pensamiento que no es ni siquiera libertario es conservador y que atrasa 140 años una discusión que se dio en el país cuando la ley 1420 declaró gratuita y obligatoria a la educación primaria en 1884.

En pleno Siglo 21, que un diputado hable de que en la estancia, al parecer en su estancia, hace falta que trabajen los niños y niñas es fomentar el trabajo infantil. Y el trabajo infantil no es un acto de libertad. Es simplemente un delito. UNICEF declaró que trabajar aleja a los chicos y chicas de su derecho a aprender, a jugar y a crecer felices.

El diputado desconoce que la Ley Nacional de Educación establece que la educación es un derecho social. Este derecho, se contrapone a la visión neoliberal que la considera como mercancía y como un gasto. Que resalta el derecho individual por sobre el social. Es desconocer al Estado como garante de la función formadora de una ciudadanía plena.

Plantea que para salir de la situación de pobreza, los chicos deben trabajar en lugar de ir a la escuela. Piensa a la población, a los trabajadores del campo como esclavos a su servicio. Y no como sujetos de derechos que el Estado debe garantizar.

Además piensa que los hijos e hijas son propiedad de los padres. Y que como tales, pueden hacer lo que quieran con ellos y decidir sobre todo en su vida. No sabe nada de los derechos de las infancias.

Y la Ministra de Capital Humano, Sandra Pettovello, dijo que ella no acordaba con ese planteo, pero señaló que la educación obligatoria derivó muchas veces en el adoctrinamiento o en monopolio ideológico. Siguiendo con el latiguillo de desconocer que enseñar no es adoctrinar. La educación nunca es neutral aunque, no nos hagamos cargo de que estamos transmitiendo algún tipo de ideología con nuestras acciones. La propuesta de una educación neutra, ascéptica fue infinitamente superada por todas las corrientes de pensamiento. Pero ellos pretenden que solo su ideología es la válida y verdadera de ser enseñada.

Y enseñar el negacionismo y enseñar que no tenemos libertad para decidir sobre nuestros cuerpos, también es adoctrinamiento. Tienen miedo y quieren prohibir que los chicos y chicas, que la población piense y analice críticamente lo que pasa a su alrededor. Las infancias tienen derecho a una educación que les permita conocer, comprender y ejercer sus derechos humanos. Y ese es el papel de la escuela.

Nosotros y nosotras aspiramos a una educación que cuestione, que no naturalice la violencia, la desigualdad, la vida de miseria que nos quieren imponer. Sin estas prácticas no hay futuro distinto, no hay futuro mejor.

Pretendemos una educación donde los trabajadores de la educación, la comunidad, los especialistas y los estudiantes, puedan definir democráticamente, con fundamentos científicos, políticos, sociales, solidarios, qué es necesario enseñar y qué es importante aprender. Una educación que reivindique y entienda que la crítica, el cuestionamiento y el debate han permitido los más grandes avances de la humanidad.

La educación es necesaria para que todo ciudadano participe soberanamente en la esfera de lo público; una educación garantizada como derecho social. Y ese es el principio y la condición de igualdad y libertad que sustentan la obligatoriedad en la educación.

*Encuentro Latinoamericano entre Docentes y Educadores Populares (ENDyEP)