Después de la pandemia, el ajuste

A un sistema de salud diezmado y luego golpeado por el COVID-19, se le suma el recorte de $10.000 millones de presupuesto. Las medidas anunciadas por Sergio Massa cayeron como balde de agua fría sobre los trabajadores que contuvieron la crisis sanitaria en estos dos años.

La semana pasada, Sergio Massa anunció una serie de recortes en áreas sensibles como Educación, Transporte y Salud. Sobre ésta última, el Gobierno redujo el presupuesto para el Ministerio en $10.000 millones, una partida que -según explicaron- estaba destinada a la compra de productos farmacéuticos y medicinales, bajo el programa de Prevención y Control de Enfermedades Transmisibles e Inmunoprevenibles.

Tras estas medidas de ajuste, lejos quedan de ser concretadas la reforma del sistema sanitario, o el establecimiento de la paritaria nacional para la Salud Pública.

Al respecto, Rodolfo Arrechea, Coordinador Nacional de ATE Salud, sostuvo: “Nosotros nos reunimos el año pasado con el presidente Alberto Fernández, donde se comprometió a dar curso a la existencia de una paritaria nacional de salud pública”.

Y agregó: “Rechazamos este ajuste, después de todo el esfuerzo que el colectivo de los trabajadores de la salud hemos realizado a lo largo y ancho del país, que les costó la vida a 1384 enfermeros, técnicos y médicos porque hemos entregado absolutamente todo. Para nosotros no hubo aislamiento. Desde el 20 de marzo de 2020, las 24 horas estuvimos funcionando. Por eso es insólito que el ajuste del acuerdo –que también rechazamos- con el FMI se haga en la salud”.

En este sentido, añadió: “Tiene que ser lo contrario, en salud hay que poner mayor inversión, porque desde la renuncia de Carrillo en el 54 a la fecha hay entre un 11% y un 12% menos de camas en hospitales públicos. Nosotros tenemos que poner de pie a la salud, porque ante las crisis, ante la pandemia es el sector público el que da las respuestas”.

Al mismo tiempo, señaló dónde se sienten más las consecuencias de restar recursos al sector: “El ajuste se nota en menos camas, en achicamiento de las consultas externas, que es donde la mayor cantidad de la población transita los hospitales públicos. Y ha quedado demostrado en la pandemia que hay que trabajar coordinadamente, porque desde los sanatorios y clínicas privadas de la Ciudad de Buenos Aires hubo 200.000 derivaciones a los hospitales públicos de la Provincia. Y también hubo derivaciones de pacientes del interior a hospitales públicos de la Provincia”.

Arrechea también destacó: “El pueblo se apoyó en los efectores públicos durante esta pandemia mundial. Esa discusión no se puede resolver recortando más de $10.000 millones a la salud pública. Lo rechazamos y llamamos a la reflexión, a que hay que ajustar a aquellos que sostienen todo el tiempo los aumentos de precios, a las farmacéuticas que todos los días aumentan los medicamentos. Los perjudicados son los sectores más vulnerables, la población”.

En cuanto a la situación particular de la Ciudad de Buenos Aires, el coordinador de ATE Salud señaló: “Cuando el macrismo se hizo cargo de la Ciudad se encontró con un presupuesto destinado a la salud de los hospitales porteños del 21,6%. Hoy el presupuesto es el mismo que cuando estaba de Intendente Osvaldo Cacciatore durante la dictadura militar, del 15,6%. Es una baja impresionante, porque si uno lo mide en plata, hay mayor cantidad que el año pasado pero por la inflación. Entonces hay que tener cuidado, porque en la Ciudad de Buenos Aires atendemos en un año 9.137.000 consultas solamente externas, más de 1.100.000 operaciones programadas, y lo que no para nunca, las 24 horas, son las áreas de emergencias y las guardias de los hospitales donde se atienden tanto los que tienen cobertura como los que no”.

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