Julio Acosta: “La inflación es un mecanismo de disciplinamiento social”

Julio Acosta, secretario General de la Federación de Trabajadores de la Energía (FeTERA-CTAA) y del Sindicato de Luz y Fuerza La Pampa, analizó la actualidad de los salarios en un contexto fuertemente inflacionario luego de conocerse el último Índice de Precios al Consumidor (IPC) del INDEC de abril que arrojó un 6%, luego del 6,7% de marzo. En diálogo con Prensa FeTERA, subrayó que la inflación “se utiliza para disciplinar al movimiento obrero y popular” y que, además, “es un mecanismo de distribución regresiva del ingreso. El Salario Mínimo Vital y Móvil actúa como ancla y referencia para el resto, condicionando una tendencia a la disminución del conjunto de los ingresos populares”.

Sobre los acuerdos salariales que se están cerrando estas últimas semanas, el dirigente expresó que “acordar paritarias por un período anual es un error. Nadie puede estimar cual será la inflación de 2022. El camino es otro, fijar un salario mínimo que garantice la canasta básica total, luchar para que ningún trabajador o trabajadora tenga ingresos menores”.

-El último índice de inflación de abril marcó 6%, en marzo había sido de 6,7%. ¿Cuál es tu visión de lo que está pasando en este sentido en el país?

-Hace medio siglo, desde el “Rodrigazo” (1975) y la dictadura genocida (1976-1983) que se desarrolla una ofensiva del capital en contra del trabajo, de la naturaleza y de la sociedad. Esa es la razón (ofensiva del capital contra el trabajo) de los índices intolerables de pobreza, indigencia, desocupación, trabajo precario, explotación exacerbada de la fuerza de trabajo, saqueo de los bienes comunes y consumismo irracional.

Una de las aristas de esa ofensiva es la transferencia de ingresos del bolsillo de la clase trabajadora hacia los grandes grupos económicos transnacionales. Por eso la extraordinaria concentración de la riqueza en pocas manos y la extensión de la pobreza y la miseria. Así, la pobreza “oficial” alcanza al 38% y en rigor, la sufre la mitad de la población, agravada entre los menores, que en ciertos territorios alcanza al 70%. Son referencias preocupantes del presente y del futuro.

Varios han sido los métodos utilizados para deteriorar el poder adquisitivo de los salarios y los ingresos populares ubicados en el más bajo nivel histórico de compra. La inflación es cuento largo y se utilizó para disciplinar al movimiento obrero y popular. Ocurrió hacia 1975 en el gobierno peronista, durante la dictadura genocida, y en los 80 bajo gobierno radical. La elevada inflación a comienzos de los 90 fue la excusa para que la clase dominante avanzara con una política de shock: la convertibilidad, acompañada de privatizaciones, apertura económica y extranjerización de la economía. Esa política nefasta para el movimiento popular se llevó adelante con los dos partidos de la tradición política argentina, el peronismo (Menem) y el radicalismo (De la Rúa).

La rebelión popular del 2001 le puso fin a esa historia y habilitó un nuevo tiempo en el país, con recomposición de las propuestas políticas, tanto en el poder y gobierno del Estado, como en el ámbito popular. Desde la gobernabilidad del capitalismo local se consolidaron en veinte años dos coaliciones que hoy disputan la gestión del Estado. En el movimiento popular, la búsqueda de un nuevo agrupamiento social para orientar una propuesta política alternativa sigue siendo, en el marco de innumerables luchas y formas organizativas, sindicales y territoriales, una asignatura pendiente.

Por eso, sostenemos que la inflación es un mecanismo de distribución regresiva del ingreso. Es un mecanismo de disciplinamiento social. El Salario Mínimo Vital y Móvil (SMVyM) actúa como ancla y referencia para el resto, condicionando una tendencia a la disminución del conjunto de los ingresos populares, salarios, jubilaciones y planes sociales. La precariedad laboral lleva a una fragmentación entre trabajadores bajo convenio colectivo y aquellos que viven de planes y/o changas, dificultando estrategias comunes de confrontación con la lógica del capital.

-¿Cuál es tu visión de las distintas paritarias que se están dando ahora y con porcentajes muy dispares?

-No alcanza con las actualizaciones de convenio, salarios o jubilaciones mínimas. Los elevados índices del 2022 profundizan el chantaje sobre la mayoría trabajadora de la población para inducir reformas reaccionarias a la legislación laboral y previsional. Es algo que empuja la lógica del acuerdo ajustador con el FMI. En estas décadas el salario siempre creció por debajo de la inflación. Se suele decir que los salarios suben por la escalera y los precios por el ascensor. En los pocos años de crecimiento del PBI, la distribución del excedente favoreció a las ganancias por encima de los salarios, algo verificable en las estadísticas oficiales.

La normalidad es el ajuste permanente y los sindicatos mayoritarios conducidos por una burocracia sindical han operado como cómplices de las patronales, aceptando permanentemente las razones del capital para ajustar. Las crisis siempre la pagaron lxs trabajadores, siempre se descargó sobre nuestras espaldas, sean crisis financieras, económicas o políticas a pesar de las esforzadas y sacrificadas resistencias de los que trabajan, de los auténticos generadores de riqueza.

Existe absoluta certidumbre que la clase trabajadora deberá pagar la ilegitima, ilegal, odiosa, inmoral y fraudulenta deuda externa contraída por Macri y convalidada, reconocida, por la mayoría parlamentaria, del oficialismo y la oposición, según las negociaciones del gobierno de Alberto Fernández con los acreedores, especialmente el FMI. De hecho, el acuerdo conlleva intenciones y políticas de carácter inflacionario que profundizan la redistribución regresiva, la mayor explotación y el saqueo. No hay razones para creer que se controlará la inflación con aumentos en los combustibles y en las tarifas de energía y los servicios esenciales. Esos aumentos se trasladarán automáticamente a precios y aportará a más deterioro de los salarios e ingresos populares.

Acordar paritarias por un periodo anual es un error. Nadie puede estimar cual será la inflación de 2022. El camino es otro, fijar un salario mínimo que garantice la canasta básica total, luchar para que ningún trabajador o trabajadora tenga ingresos menores. Y por supuesto, cambiar el modelo productivo, recuperar soberanía energética, alimentaria, financiera y de nuestros puertos y vías navegables que permita cambiar el rumbo y pensar en una sociedad en contra y más allá del capitalismo. Una organización económica y social que se proponga redistribuir la riqueza generada socialmente y respetando a la naturaleza, contra la explotación, el saqueo y el patriarcalismo.

-Y en ese escenario, ¿Cuáles son las acciones principales de la FeTERA de cara a este año?

La política salarial de la FeTERA implica construir unidad, luchar, reagrupar al movimiento obrero clasista, para recuperar poder adquisitivo de los salarios, al tiempo que se construye poder político para otra sociedad. Nuestros esfuerzos están puestos en construir una ofensiva de los trabajadores por la justicia social y superar la etapa de resistencia a las políticas del capitalismo de estos tiempos. Aspiramos a la lucha por un país sin explotación y saqueo.

Fuente: www.fetera.org.ar