Manifiesto para el alimento y la furia

Por Santiago Rodríguez*

Hablamos desde los espacios más arrinconados.

Desde los lugares que los marcaron de peligro.

Del alimento que es tan rotativo como la responsabilidad política.

Que palabras han rotado en un sistema que excluye constantemente a les que cotidianamente tratamos de agrietar unas estructuras históricas que nos oprimen.

De la solidaridad, de la ayuda y del amor romantizado que nos vendieron como un lugar tranquilo donde estar.

Las historias continúan, una historia de compañeras que no están, pero que dejaron puertas abiertas para que las caminemos, con mucha capacidad de proyección.

Como protones y neutrones que constantemente están en movimiento y se separan en algún momento para alimentar a otres, permitirles el recorrido y alzar esas banderas ahuecadas de tanto dolor.

Sabemos que existe un privilegio que no quieren soltar, que sienten la comodidad de estar sentados al frente de una computadora y calefacción definiendo el futuro que nos toca, tanto económico, como cultural. De la maternidad será deseada o no escupen llenos de privilegios, pero cuando revuelven la olla lo “maternar” no les importa mucho, porque nos mueve algo más grande que el deseo y es la presencia de une otre al lado, que al mismo tiempo crece en esas calles de tierra y acuerpan una historia que incluso a muches les cuesta la vida.

Elegimos este lado de la historia, el de habitar (nos) desde esos lugares, el de cortar la ruta, servir él té, escuchar una cumbia y no solo hablar, sino que accionar cuando la furia nos invade la sangre. Elegimos este camino y dentro de todas las justificaciones que escupen con total impunidad gritamos con la garganta destrozada que estamos haciendo justicia, que hay un pacto social que rompieron cuando dispararon la primera bala de la injusticia, el hambre y la desigualdad.

Siempre en caminos de tierra nos acompañó, la vivimos todos los días y veíamos que no había respuestas en lugares que estaban llenos de preguntas.

Sabemos que no queremos el dolor, ni el amor, ni la solidaridad y que nos interpelamos en cada olor de goma quemada para hacerles sentir que estamos agrietando sus estructuras de poder, para el que venga, para el que este adentro o afuera y que es lo que dejamos en claro. Hacer justicia, el hambre es un crimen.

*Militante de la FeNaT-CTA Regional Río Cuarto

Foto: Camila Petenatti

Dedicado a la Federación Nacional Territorial (FeNaT-CTA) de la provincia de Córdoba en sus 3 años de recorrido. ¡Arriba los que luchan!