“Siento orgullo de defender los derechos de los obreros panaderos”

Entrevista con Marcelo Rodríguez, Secretario General del Sindicato Regional Unión del Personal de Panadería de Villa María (SRUPP-CTAA) 

El líder gremial habló de todo, en agosto del año pasado, a pocos días del fallecimiento de su hermano Claudio Rodríguez, con quien a la par desde 1986 han llevado las riendas de un sindicato que tiene casi 120 años de haber sido fundado en Villa María y la región.

Por Juan Manuel Orbea

Marcelo Rodríguez es alguien que desde chico vivió dentro del mundo panadero. Él y su hermano Claudio comenzaron a jugar dentro de una panadería, donde su papá trabajó desde siempre, primero en Villa María, luego en Buenos Aires a donde se fue a vivir y a trabajar en el rubro, allí conoció a su esposa,  madre de dos chicos inquietos, para luego regresar a la ciudad y continuar en el noble trabajo de hacer pan. Ambos niños, inevitablemente, aprendieron a hacer pan desde muy chicos, además de descubrir la importancia de defender los derechos de los trabajadores panaderos, ya que su padre, desde sus tiempos en la capital del país, comenzó a militar sindicalmente, algo que ellos heredaron casi de manera natural, y que desde principios de los 80 protagonizan.

El 4 de agosto se celebra el Día del Panadero. Hay que recordar que el Sindicato Regional Unión de Personal de Panadería de Villa María (SRUPP-CTAA) se fundó el 25 de mayo de 1905, y es uno de lo más antiguos no solo de Villa María sino de todo el país. La celebración al obrero del pan tiene un particular derrotero, ya que el 4 de agosto de 1887, se creó Buenos Aires la Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocación de Obreros Panaderos, el primer sindicato de este empleo en la Argentina. Sin embargo, fue hasta 1957, cuando el Congreso Nacional declaró oficialmente esta fecha como el Día Nacional del Panadero. Ese fue el pretexto para charlar con Marcelo, en medio de una grave crisis económica, y que afecta a un grupo de trabajadores que siempre han sufrido mucho su labor.

-Antes de comenzar, sé que acabás de sufrir la pérdida de tu hermano que además fue tu amigo y gran compañero dentro del gremio de SRUPP, ambos incansables luchadores por los derechos del obrero panaderos ¿cómo estás?

-Bueno, tratando de llevar esto de la mejor manera. Ha sido un golpe fuerte. Claudio estaba un poco excedido de peso, y se internó para hacer unos tratamientos coronarios, no estaba bien del corazón. Lamentablemente, justo ahí le dieron tres paros cardíacos y no pudo salir. Esto pasó en el mes de junio. Ha sido un dolor muy grande, porque aparte de ser mi hermano siempre estuvimos a la par en la lucha sindical. Y éramos muy amigos.

-Marcelo, contarme un poco cómo empezó tu actividad gremial.

-Nosotros somos de una familia panadera. Mi papá, Antonio Rodríguez, era panadero. En un momento se fue a Buenos Aires a trabajar en una panadería y entró en una Comisión Directiva sindical del rubro. Allí conoce a mi mamá y después regresa a Villa María con una propuesta laboral en otra panadería, en la Pérez Borgui. Acá nacemos nosotros. Y por los valores de nuestros padres, o estudiabas o trabajabas. Así que, como éramos vagos para el estudio, comenzamos a trabajar en panadería. En el año 86 empezamos a participar en el gremio y reuniones de la SRUPP local, y entramos en la Comisión Directiva.

-¿Entiendo que fue tu hermano el primero en participar en una elección para ser Secretario General del sindicato?

-Sí, fue en el 86 u 87. Justo había fallecido el Secretario General que estaba, Leandro Rivera. Había quedado un interino que llamó a elecciones y nosotros nos presentamos con una lista y ganamos. La verdad que nosotros veíamos una necesidad de tratar de inculcar más la defensa del compañero. Nosotros podíamos hacer una inspección, sobre las condiciones en que trabajamos los obreros panaderos, pero luego quedaban solos. Y la patronal, que se portaba muy bien en esas inspecciones, agredía y maltrataba cuando ya nos íbamos a los compañeros y compañeras. Siempre intentamos preparar a los miembros del sindicato a luchar por sus derechos. Lamentablemente, en lugar de mejorar, creo que hemos retrocedido. Antes las inspecciones a talleres de pan clandestinos se hacían con los inspectores de la Secretaría de Trabajo de la Nación, no había de la Provincia. Teníamos más facultades para representar mejor, hoy tristemente entre los gobiernos y cambios de leyes siento que hemos retrocedido 50 años.

-¿Así que los talleres de pan clandestinos siguen existiendo?

-Tal cual, en la actualidad sigue habiendo clandestinidad. Tenemos empresas que producen y venden barato el pan, que no es una competencia nuestra. Lo que pasa es que utilizan mano de obra a la que se explota, y nos complica hacer inspecciones porque trabajan en horarios muy complicados, a la madrugada, encerrados. Creíamos que con el tiempo iban a cambiar las cosas. Imaginate que en el mundo se habla de laburar una hora menos, incluso de un día menos en la semana, y acá quieren sumar horas, quieren la esclavitud para el compañero, y estamos perdiendo todos los derechos laborales.

-Entiendo que al comienzo fue complicado llevar las riendas del sindicato, porque pensar  que es uno de los gremios más antiguos, tardaron varios años para tener la personalidad jurídica.

-Durante todos estos años de lucha fuimos intercalando la Secretaría General del gremio con mi hermano. El tema es que agarramos una organización que en esa época no tenía inscripción, no era oficial.  Cuando se compró la sede con el aporte de los compañeros, cuando aún estaba Rivera, en lugar de poner una cláusula en la escritura de que era con dinero de los trabajadores afiliados, pero no se hizo así. Al fallecer Leandro su familia pidió que se le indemnice por lo laboral, que no correspondía porque él tenía un cargo gremial. Y reclamó un 33% de la propiedad de la sede, que en ese entonces quedaba en la calle de Salta y México. Ahí, el interino puso un abogado y no se hicieron las cosas bien, no se pagaron los impuestos hasta que no saliera el fallo del juicio, que se perdió y perdimos el vehículo, la sede, todo. Así que nosotros comenzamos prácticamente de cero.

-¿Y cómo lograron la inscripción oficial del gremio? Sé que fueron años de mucha insistencia y trabajo.

-Recuerdo que tuvimos una pelea fuerte con nuestra entidad rectora, la Federación Argentina Unión Personal de Panaderías y Afinas (FAUPPA), planteando cosas que no nos gustaron y mejoras para los compañeros. Entonces ellos en castigo quisieron borrar el gremio de Villa María, eso fue en 2000 o 2001. Nosotros ya estábamos reconocidos porque ya habíamos iniciado el trámite de inscripción gremial. Que fue muy difícil, a pesar de que tuvimos gobiernos peronistas que hubiera sido más fácil. Nos llevó años. Y en 2004 sale la inscripción al gremio. A los seis meses finalmente la personalidad gremial se pudo solicitar, mucho gracias a la ayuda de la CTA, y lo logramos. Y prácticamente este año cumplimos 20 años con la personalidad jurídica. Este gremio nació el 25 de mayo de 1905, fundado por el español radicado en Villa María, Antonio López, siendo uno de los más antiguos en la ciudad, y es el mismo que de hecho fundó la FAUPPA, recorriendo todo el país.

-¿Y qué sentís de todos estos años de lucha defendiendo a los trabajadores del pan?

-Nosotros nacimos detrás del mostrador, como todos ellos. Siento, junto con mi hermano siempre sentimos, mucho orgullo de defender y velar por los derechos de los obreros panaderos. Por eso me duele tanto su fallecimiento. Porque juntos pasamos muchas alegrías y también amarguras. La vida te quita más de lo que te da. Y para mí,  mi hermano era con el que siempre compartí todo, fue un gran apoyo, tratando de hacer lo mejor, siempre ayudando a los compañeros, éramos un gran equipo. Juntos teníamos muchos planes de mejorar el gremio. Si había que discutir discutíamos, no siempre estábamos de acuerdo. Pero en casa éramos hermanos, y dejábamos de lado lo gremial.

-Respecto al tema de la lucha por el aumento de salario, ¿cómo viene?, ¿desde cuándo viene empujando por mejorarlo?

-En el año 1999 se firmó un Convenio de Trabajo provincial, en Córdoba, y como nosotros no podíamos participar porque aún no teníamos el registro gremial junto con la Federación y los otros tres gremios provinciales, San Francisco, Río Cuarto y Córdoba Capital firmamos un Convenio Colectivo de Trabajo mediante sistema horarios y fue avalado. Desde ese entonces no se consiguió nunca más un aumento de salario por convenio. Pero nosotros siempre planteamos un reclamo ante la FAUPPA. Entonces, en 2006, se hace un Convenio Colectivo de Trabajo, el 47.806, que regula el sueldo. Que significa que un trabajador panadero puede ganar más de lo que dice el Convenio Marco Nacional. Pero qué pasa, tuvimos una lucha muy grande con el Centro de Industriales Panaderos de Córdoba (CIPAC) donde querías desobedecer esto, ignorarlo, porque decían que no estábamos nucleados con la Federación Argentina de Industriales Panaderos (FAIPA). Ahí la lucha fue muy grande, pero a través del Ministerio de Trabajo, ya de la Provincia, logramos que la patronal aplicara esto con el aval oficial.

-¿Qué pensás sobre lo que pasa con este Gobierno que va directamente por los derechos de todos los trabajadores, incluyendo a los obreros panaderos obviamente?

-A pesar del Gobierno antiderechos de la actualidad, hace unos tres años presentamos un anteproyecto de un convenio colectivo de trabajo que no se firmó por la pandemia, mismo que presentamos en un congreso de nuestra Federación y que fue aprobado. Pero se complicó todo. Ahora estoy trabajando en un proyecto que venía hablando con Claudio sobre la jubilación anticipada como tiene el gremio de la UOCRA, porque trabajar haciendo pan es muy insalubre. Hemos notado que la mayor cantidad de jubilaciones de los compañeros y las compañeras son por incapacidad, con várices en las piernas, problemas de rodillas, caderas, cintura, espalda y hombro, hasta de la vista. Terminan muy mal. Encima ahora este gobierno quiere subir la edad jubilatoria. Una locura.

-¿Cuántos miembros tiene el gremio en toda la provincia y como están viviendo la crisis?

-Cerca de 400. El tema es que cada panadería tiene entre 10 y 18 trabajadores, más o menos. Y en la ciudad de Villa María, tenemos 30 panaderías registradas, visibles, con 60 trabajadores visibilizados. Obviamente, los panaderos lo están viviendo mal, porque no somos obreros paritarios. Ojalá algún día podamos serlo y sentarnos a discutir el salario. Pero estamos muy muy atrás. Y no es que no pueda pagarlo el sector empresario. Algunos pagan bien, pero igual tenemos los que no y que incluso maltratan y explotan al compañero. El empresario no se queja tanto del sueldo, sino de carga social. Hoy veo que están pidiendo a diario trabajadores porque no los cuidan, y la gente se va, y se pierde la mano especializada. Y pasa que muchos llegan sin saber y se van sabiendo. Antes los llevaban a cursos, pero todo eso se ha perdido. En Córdoba hicieron una escuela de panadería, pero fue fomentar una fábrica de trabajadores para que trabajen por dos mangos. Yo a los trabajadores siempre les digo que se planten, porque sus patrones no es que no los necesitan, sino todo lo contrario. Porque si se van luego los empresarios tiene que cubrir ese puesto, pero con mano de obra que no sabe del trabajo.

-Y el gremio ¿cómo está en la actualidad? ¿Cómo lidia con la realidad patronal hoy?

-La relación no es buena. Hay algunos patrones que se pueden sentar a conversar, pero hay  otros con los que es imposible. Así que lamentablemente tenemos patrones que han salido del  barrio, y que han podido poner una panadería, y por ahí son peores que los patrones que viene de cuna. Y cuando un compañero hace un reclamo, nos ha tocado que muchos nos dicen que tiene un problema, pero que tienen miedo al despido, porque ahora es más difícil que en  2001 de conseguir algo una vez que te echan. Han echado a varios por reclamar y llamarnos. Y si parte de la patronal reacciona y soluciona los reclamos es porque ha aprendido por medido de cachetazos -se comparten mucho como el actual Gobierno nacional-, nunca por las buenas. Y mirá que la venta no ha bajado, o no se nota, igual los márgenes de ganancia no son los mismos, pero el empresario sigue ganando mucha plata. Y el trabajador es el que sale perdiendo siempre, el último que se beneficia. Igual seguiremos luchando por ellos, bajo las circunstancias que sean, y contra este gobierno que va por nuestros derechos.

-¿Qué significa el pan para vos, Marcelo?

-El pan es vida, es todo. El panadero labura con materia viva, no es como un empleado metalúrgico, sin desmerecer a los compañeros obviamente. Nuestra labor además es artesanal, por más que muchos empresarios piensen que somos máquinas. Si bien en nuestro sector ha avanzado mucho la tecnología, con amasadoras enormes y rápidas. Obvio, con esa maquinaria escupe mercadería a lo loco. Y un compañero puede hacerlo solo, pero también queda destruido. Pero en la época en que estaba mi padre y todavía con nosotros había que conocer. Uno metía la mano en un puñado de harina y sabía si era bueno o mala. El contacto con la materia prima, la sensibilidad, era vital, y aún lo es en ciertas panaderías. Ahora todas las harinas vienen con aditivos. Pero el pan es, en esencia, una sustancia noble, y para mí la panadería fue, es y ha sido mi vida.

-Por último, ¿qué pensás de la crisis que estamos viviendo y las políticas de Milei?

-Tengo mucho miedo de lo que estoy viendo. Yo viví los gobiernos de facto, me llegaron a parar los famosos Falcon en un viaje que hicimos a Buenos Aires. Yo creía que lo había visto todo. Pero nunca viví esto. Sé que la gente está muy cansada, la entiendo, yo también como dirigente lo estoy, pero por buscar un cambio se votó una cosa que realmente está destruyendo todo, el Estado, y todo lo bueno que había. No vino a solucionar nuestros problemas. Al contrario, está aumentándolos a un ritmo vertiginoso. No puede estar pegándole al pueblo como le está pegando. Es el único que paga el ajuste. Somos la casta.

Fuente: www.eldiariocba.com.ar