Una caída histórica: Las jubilaciones mínimas no frenan la baja desde 2013 hasta la actualidad

La falta de un mecanismo de recomposición genuino de los haberes jubilatorios, luego de haberse vetado la ley que contemplaba una leve mejora en los ingresos de los adultos mayores en Argentina, quedó fuera del debate político.

Si bien en un proceso de escalada inflacionaria las jubilaciones pierden aceleradamente su poder adquisitivo, en estos últimos meses se pudo comprobar que también pierden en un contexto como el actual, que se caracteriza por la recesión y la reducción de los incrementos en los precios generales de la economía. Esta caída generalizada de las jubilaciones no es reciente. Por el contrario, forma parte de un proceso que viene desarrollándose desde hace 12 años.

Si se mira a valores constantes de julio de 2025, la máxima jubilación promedio liquidada por el Poder Ejecutivo se dio en 2013 y representaría actualmente $538.820. Desde ese momento comenzó una caída pronunciada que llegó a su mínimo histórico en 2024, que coloca a la jubilación mínima promedio en torno a los $273.931.

En apenas 12 años, la jubilación mínima promedio perdió aproximadamente el 50% de su valor real. Solo en 2017 se registró una leve recuperación que llevó al haber mínimo promedio en torno a los $523.559. A partir de entonces, las jubilaciones mínimas no volvieron a experimentar ningún tipo de mejora en términos reales.

Por ello, en 2019 se decidió implementar el pago de un bono extraordinario, que continúa vigente. Aun así, la incorporación del plus a las jubilaciones mínimas no logró recuperar los niveles de 2013, pero tampoco detener la caída. A julio de 2025, la jubilación mínima promedio más el bono de $70.000 (congelado desde marzo de 2024) llegó a $379.807, 13% menor a los niveles de 2023.

Otra forma de ver lo ocurrido en los últimos 12 años es comparar los promedios de las jubilaciones mínimas de los distintos gobiernos. Este valor expresa lo que cada uno pagó en promedio y la capacidad del sistema de sostener el nivel de ingresos de los haberes mínimos en un período de tiempo determinado.

Entre 2007 y 2011, la jubilación mínima promedio fue de $405.026. Desde este piso inicial, en los siguientes cuatro años hubo un incremento de 26,8%, llevando la mínima media a $513.791, lo que indica el valor más alto que se pagó desde ANSES a los jubilados y jubiladas.

Desde diciembre de 2015 hasta la actualidad comenzó una tendencia de caída persistente, pero con diferentes momentos de aceleración y estabilización. El Gobierno que condujo las riendas del país desde 2015 a 2019 mostró una jubilación promedio de $485.555. A partir de la gestión de gobierno iniciada en 2019, se observó que las jubilaciones mínimas promedio sin bonos liquidadas cayeron 16% ($407.657). Si se suman los bonos, comprobamos que aun así no se pudo revertir la tendencia a la baja. Entre 2019 y 2023, las jubilaciones mínimas promedio a las que se sumaron los bonos retrocedieron un 6% ($453.989).

Con el inicio de la nueva gestión de gobierno en diciembre de 2023, no solo se confirmó, sino que se agudizó la tendencia decreciente de las jubilaciones abonadas. Precisamente a julio de 2025 el Gobierno liquidó en sus dos primeros años un haber mínimo promedio de $285.963 ($376.855 si se contempla el bono). La caída respecto de la gestión anterior ronda 30% (sin bono) y 16% (con bono).

¿Cuál sería la jubilación mínima si no se hubiera vetado el paquete de medidas previsionales?

La ley aprobada y luego vetada establecía un aumento de jubilaciones y pensiones del 7,2% (excepto los regímenes especiales), así como el incremento del bono de $70.000 a $110.000, actualizable por inflación. En esa sesión también fue aprobada la restitución por dos años de la moratoria previsional (Ley 27.705) y la ampliación de la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM). Adicionalmente, se preveía un esquema de anticipos mensuales en concepto de compensaciones por parte del Estado nacional para atender el déficit de las cajas previsionales provinciales no transferidas.

La jubilación mínima de septiembre, que contempla la inflación del 1,9% informada por el INDEC a través del Índice de Precios al Consumidor (IPC) de agosto, quedó ubicada en $326.298 y asciende a $396.298 con el pago del bono de $70.000. Solo la combinación de la jubilación mínima más el bono ubica a los jubilados apenas por encima de la línea de pobreza: en mayo, según la Canasta Básica Total (CBT) publicada por el Indec, fue de $375.657. En lo que va del año, el IPC acumulado es de 33,6%.

Si un jubilado que cobra la mínima tuviera como único consumo una CBT, solo le sobrarían $20.641 al recibir el bono. Este nivel de ingreso coloca a más de la mitad de los beneficiarios de la ANSES cerca de la línea de pobreza. El Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) cuenta en la actualidad con aproximadamente 10,9 millones de trabajadores aportantes (activos) y otorga 6,8 millones de beneficios. De ese total, alrededor del 50% de los beneficiarios percibe una jubilación mínima.

De haberse aprobado el paquete de medidas previsionales en su totalidad, la jubilación mínima habría pasado a $349.791 que, sumados al bono de $110.000, daban un total de $459.791. En definitiva, el aumento del 7,2% y el incremento del bono representaban una mejora de $63.493.

La actual fórmula de movilidad previsional, establecida por el Decreto 274/2024, impide mejoras reales en el poder adquisitivo de los jubilados. De seguir aplicándose, los adultos mayores que perciben la mínima vivirán ajustados al límite de la línea de pobreza, sin margen para afrontar otros gastos ni mejorar su calidad de vida.

La columna fue publicada originalmente en El Auditor

Fuente: www.eleconomista.com.ar