El desafío de los movimientos sociales hoy desde la óptica del MST de Brasil

ATE Córdoba entrevistó a Ceres Hadich, integrante de la dirección nacional del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) de Brasil. Hadich analiza las posiciones del campo popular ante la crisis estructural del sistema capitalista y el panorama político tras las elecciones que llevaron nuevamente al PT al Gobierno del vecino país.

El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (en portugués, Movimento dos Trabalhadores Rurais Sem Terra), abreviado MST, es un movimiento político-social brasileño que nuclea a unos 500 mil campesinos y campesinas con tierra y otros 80 mil sin tierra -distribuidos en asentamientos y tomas de tierra- a lo largo y ancho de todo el territorio brasileño.

El hoy considerado como uno de los movimientos sociales más grandes del mundo, “surge a fines de los años 70 como una herramienta de lucha por la democratización de nuestro país que se encontraba en una Dictadura que finalmente ocupó poco más de 20 años -desde 1964 a 1985-“, rememoró este martes por la tarde en el programa radial “Entre Todos y Todas” de ATE Córdoba, Ceres Hadich, miembro de la dirección nacional del MST de Brasil. “Nacemos peleando por la democracia en el campo que no es más que la lucha por la tierra, por la Reforma Agraria y la transformación social. Nos consideramos una pieza más en la historia de la lucha por la tierra a lo largo de los siglos que han dado nuestros pueblos”, expresó Hadich.

-Desde la conquista y luego con el desarrollo del capitalismo, nuestro sur global ha sido desarrollado por los países centrales de manera casi exclusiva como productor de materias primas y productos primarios, con las consabidas consecuencias en las poblaciones rurales, en el ambiente. Esa es una tendencia que se ha mantenido -e incluso profundizado- con la llegada de los gobiernos progresistas a los cuales hemos acompañado los movimientos populares de las últimas dos décadas en nuestros países. ¿Cómo analizan desde el MST esta historia política y económica reciente desde el punto de vista de los objetivos de la organización?

-Nacimos como herederos de una concepción de desarrollo para nuestro pais contraria a la de la producción orientada a la exportación. La “vocación agrícola” de Brasil que sigue las necesidades del mercado global de las commodities es una mixtura entre ese latifundio retrasado de la época colonial y la incorporación del paquete tecnológico de última generación para los cultivos industriales, que vienen de la mano del capital financiero y todas las fuerzas del capital en el campo. La hegemonía del agronegocio en nuestro campo se explica desde allí. La cuestión es que ni el latifundio retrasado ni el modelo del agro moderno son capaces de resolver las problemáticas fundamentales de nuestra sociedad: el combate al hambre, la democratización del campo, el fin de las violencias que ejerce este modelo de producción, etc. Seguimos afirmando nuestra lucha alrededor de la Reforma Agraria Popular como modelo que se opone al del agronegocio y que sí tiene la potencia capaz de resolver los verdaderos problemas de la humanidad.

¿Cuál es el programa de alianzas sociales (más allá de las alianzas políticas) que plantea el MST para construir el poder real que le permita ir hacia esa Reforma Agraria Popular de la que hablan?

-Hace muchos años ya que nosotros comprendimos que la Reforma Agraria no podía ser solo una lucha de los sin tierra o de los campesinos y sus familias. Para que esta Reforma pueda hacerse con resultados satisfactorios tanto en lo económico, productivo y en los político y social de las comunidades, necesita hacerse vinculada a la lucha, a la vida, de todas las expresiones de la clase trabajadora en lucha. Así, cuando profundizamos el análisis de las transformaciones estructurales en el campo -hoy signadas por el agronegocio, como dijimos-, empezamos a plantear un concepto de Reforma Agraria Popular que más que luchar por la democratización y acceso a la tierra, lo que necesitamos es un proyecto social que incluya al campo brasileño y que sea capaz de acumular fuerzas con todos los sujetos de la clase trabajadora, no solo de los campesinos. Hoy, por las transformaciones que dijimos, es solo una pequeña parte de nuestra clase la que sigue en el campo, la gran parte del Pueblo hoy está en las ciudades.
Además, las perspectivas de la Reforma Agraria hoy van más allá del acceso de la tierra: los frutos reales de esta alcanzan masivamente a toda la sociedad brasilera. El objetivo de nuestra Reforma Agraria es producir comida de verdad para todos y para todas, por eso alcanza al conjunto del pueblo, no a una parte, las alianzas.
Necesitamos producir relaciones sociales, económicas, culturales distintas para poder producir, también, una humanidad distinta. Y el camino de construcción de la Reforma Agraria Popular es el camino de la construcción de poder popular.

-La relación con los gobiernos progresistas y las alianzas policlasistas de las cuales formamos parte en estas últimas décadas los movimientos sociales, ha sido un punto de debate fuerte de nuestras organizaciones, sobre todo porque en estas alianzas nuestros objetivos no son, muchas veces, los que conducen los procesos. En ese marco, ¿cuál es el análisis de la participación en el proceso electoral por parte del MST en apoyo a Lula y al PT?

-Cuando surgimos a finales de los años 70´, también surgieron otros frentes de construcción de acción popular en nuestro país como la Central Única de Trabajadores (CUT) y el propio Partido de los Trabajadores (PT). Buscamos siempre sostener nuestra autonomía política frente a los gobiernos, pero tampoco nos aislamos o dejamos de trabajar en el debate político a lo largo de estos años de construcción. De hecho, a lo largo de los años de gobierno tanto de Lula como de Dilma, tuvimos muchas discusiones con el PT, pero siempre con el ánimo de construir y fortalecer la posición popular.

Tras el impeachment a la ex-presidenta Dilma Roussef, nuestro movimiento vivió fuertemente las consecuencias de vivir sin democracia, primero con el gobierno golpista de Temer y luego con el neofascista de Bolsonaro. Durante nuestras 4 décadas de trabajo, la democracia ha sido una condición básica para nuestro trabajo de construcción de poder popular.

Con mucha más claridad el año pasado especialmente, con nuestro trabajo de base y en las poblaciones y comités populares, organizamos el debate e incluso las candidaturas propias en el escenario electoral. Teníamos que derrotar el golpe también en las urnas, demostrar que la mayor parte de nuestra sociedad no pacta con el fascismo, la violencia, la muerte. Nuestro apoyo a Lula fue en el marco e una iniciativa de reconstrucción y fortalecimiento de la democracia, con posiciones propias y en alianza con otros actores con los que coincidimos en este objetivo fundamental.

Tras lograr la clara victoria electoral y política, el paso gigante ahora es hacer de este gobierno un gobierno popular, a la izquierda, que venga al encuentro de las necesidades y sueños de nuestra gente que tanto ha sufrido en los últimos años producto de la miseria, el desempleo, la violencia, el hambre y que ya no puede más. Hay una esperanza muy grande en nuestro país y como MST estamos dispuestos a fortalecer este gobierno para que pueda aumentar sus fuerzas y tomar posiciones populares en favor de la clase trabajadora como un todo.

-Es innegable que el imperio yanqui ha vuelto nuevamente su mirada hacia su “patio trasero” que es latinoamérica. También es innegable que hay una disputa interimperialista a nivel global que podemos resumir en el enfrentamiento del unipolarismo yanqui -con su proyecto neoliberal continentalista comandado por el Comando Sur y los capitales retrasados de asiento norteamericano- versus el bloque globalista comandado fundamentalmente por China y sus iniciativas de desarrollo como la Ruta de la Seda. Pareciera ser que ambos polos del enfrentamiento orientan a nuestro subcontinente a la primarización de nuestras economías. En ese marco, ¿cómo analizan la cuestión geopolítica desde el MST?¿qué posición debemos tomar los pueblos?

-En este marco de crisis estructural -que no debe confundirse con terminal- del sistema capitalista lo que está en disputa es cuál será la potencia que dictará las reglas para el próximo período. Es verdad que no queremos que el imperialismo de los Estados Unidos, su capitalismo, que nos está llevando a una crisis civilizatoria profunda, rija nuestros destinos. En esta lógica el capitalismo no puede seguir: En esta lógica de desarrollo sabemos que vamos inevitablemente hacia el fin del mundo.

Pero tampoco vemos claro que China nos esté proponiendo un proyecto de desarrollo de liberación. Somos países subdesarrollados y es en esa lógica que los países desarrollados nos necesitan. Hay que reconocer que en los Gobiernos del PT el BRICS cumplió un papel muy importante construyendo otros marcos de acuerdos para las propuestas de integración de los países centrales con los países menos desarrollados.

La discusión del poder popular, sin desonocer este otro marco de cosas, debe pasar, sin embargo por que nuestros pueblos latinoamericanos luchen integralmente y en unidad en todo el continente. Construyan ese continentalismo popular que nos coloque no en una condición de disputa sino en una condición de autonomía de proyectos, respetando nuestra gran diversidad.

Debemos enfrentar y derrotar al imperialismo y al imperialismo y, al mismo tiempo que hacemos estas luchas de autodeterminación territorial y cultural en nuestros países, pero a la vez no perder la capacidad de soñar y construir el proyecto latinoamericanista que es donde está nuestra fuerza ancestral de resistencia y nuestro pase al futuro.

Fuente: www.atecordoba.org