La experiencia de CODECA: Lucha por la identidad en Guatemala y refuerzo de los vínculos con Sudamérica

“Si los colonizadores nos llamaron indios, eso tuvo un sentido ideológico de sometimiento y anulación como sujetos, de esa misma manera surgieron los nombres que refieren a los lugares, definiendo los territorios. Por eso decidimos como originarios no llamarnos más con las denominaciones que nos impusieron, fuimos redescubriendo poco a poco la forma de llamarnos de manera autóctona”, explica Ollantay Itzamná (foto de portada), del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA) de Guatemala.

La charla se realizó en el marco del programa radial “Entre Todos y Todas”, que la Secretaría de Prensa de ATE Córdoba emite cada martes por GENFM 107.5. Conducido por Franco Ayesa y con la participación de la Secretaria de Prensa y Comunicación, Julia Giuliani, el espacio ofrece una mirada diferente de la realidad de la región, con actores originales y comprometidos con la Patria Grande y el respeto por la Madre Tierra, como es el caso de Ollantay.

-¿Qué es CODECA? 

Ollantay Itzamná: Aquí están ocurriendo muchos procesos, desafíos teñidos de esperanza, pero también de dolor y sufrimiento. Soy integrante del Comité de Desarrollo Campesino (CODECA), fundado hace 30 años en épocas de guerrilla, en un conflicto que se extendió por tres décadas. Parte de esa población alzada en armas junto a CODECA construyó este movimiento nacional, extendiéndose a zonas urbanas y nuestro horizonte es el buen vivir, aspiramos a hacer cambios estructurales, a nivel jurídico e institucional, aspirando a que esto sucede en el continente y hasta a nivel mundial, teniendo en cuenta la dignidad y los derechos de la madre tierra.

-¿Qué es la Hayallala?

O.I.: Es un término que utilizan nuestros hermanos mayores, como los Gunas, pueblo originario de Panamá, para referirse al continente americano. En el idioma Guna quiere decir tierra viva, tierra fecunda o fértil.  Nosotros tomamos el término y lo utilizamos porque entendemos que una forma de descolonizar es recuperando nuestro propio lenguaje y el sentido que tiene.

Si los colonizadores nos llamaron indios, eso tuvo un sentido ideológico de sometimiento y anulación como sujetos, de esa misma manera surgieron los nombres que refieren a los lugares, definiendo los territorios. Por eso decidimos como originarios no llamarnos más con las denominaciones que nos impusieron, fuimos redescubriendo poco a poco la forma de llamarnos de manera autóctona. Mi nombre de pila no es Ollantay sino Juvenal, que viene del calendario grecorromano, pero también en esta emancipación interna que debemos vivir vamos buscando nuestros nombres propios, originarios, y nos autodenominamos de esa manera.

En este momento el continente está surgiendo el pensamiento político, de la vida, va a emergiendo a pesar de la colonialidad. La liberación no solo debe ser política y social sino identitaria, necesitamos una liberación interior.

-¿Qué rol cumple EEUU en Centroamérica en la actualidad?

O.I.: Tras el fin de las guerras internas en toda Centroamérica, la ayuda internacional europea desapareció de la región y el gobierno norteamericano impuso su fluyo financiero por medio de la USAID y aquí nada ocurre si no es con la venia del gobierno de EEUU, ellos tienen su sistema de corrupción que castiga otros subsistemas de corrupción que pretenda competir. Y ese es el eterno teatro en que vivimos.

Fue interesante lo que sucedió en 2015 cuando uno de los corruptos se levantó contra el sistema corrupto hegemónico y los norteamericanos lo mandaron a la cárcel para luego levantar la mano EEUU y atacar a los gobiernos progresistas con el cuento de la lucha contra la corrupción, que sería ya legitimada en Centroamérica. Lo mismo que sucedió en el sur, en caos como el ecuatoriano, el brasilero, etc. Pero la corrupción aquí siguió y la lucha anticorrupción ya no fue de interés para los norteamericanos, los jueces que presuntamente combatieron la corrupción ahora se han tenido que ir del país. Es todo un teatro donde el principal actor es Estados Unidos y su presencia perversa. Felizmente estamos los movimientos que nos levantamos contra eso.

-En el encuentro realizado noviembre del año pasado, había gente de varios países y llamó la atención el nivel de persecución y hostigamiento, judicial y mediático, sino también el peligro físico por los asesinatos políticos. Cómo hacen 30 años después para seguir luchando contra un gobierno que además de corrupto es genocida.

O.I.: Nuestros padres vieron con dolor la situación en que nosotros hemos crecido. Nos toca ver a nuestros hijos que crezcan en una situación de mal en peor. Por eso no queda más remedio que luchar, con la certeza que tu vida está ofrendada de antemano en este caminar. Por lo tanto tus aspiraciones y sueños individuales quedan supeditados a lo que pueda generar esa lucha colectiva.

Eso es la conciencia de lo que vamos viviendo y nos obliga a tener esta actitud de ofrenda permanente. Sabemos que de rodillas igual nos van a liquidar así que eso nos obliga a estar de pie y hacerles frente en estas situaciones.

-Qué rol cumple la región en su conjunto para construir redes con otros pueblos.

O.I.: Lamentablemente nosotros nos encontramos geográficamente en el punto donde se debate una civilidad de la muerte, para decirlo de forma poética, y una civilidad de la vida. Ésta última emerge desde el sur y en ese sentido América del Sur es fundamental porque procesos como el boliviano, el ecuatoriano o la resistencia inédita que están ofrendando los pueblos de Perú en este momento, no inyecta esperanzas y nos da la certeza que nuestro norte siempre será el sur. No es el norte modernizante y colonial.

El vínculo con compañeros como ustedes es fundamental ahora mismo.

Fuente: www.atecordoba.org